Capítulo 12: Cazar

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Si Naruto tuviera que escoger entre volver a entrar a la cámara o estar un minuto más con Gaara, pensaba que cámara no era tan mala. Bueno, pensándolo mejor prefería seguir escuchando a Gaara. 

Apenas se había librado del azabache, fue encontrado por el pelirrojo mientras descansando en el árbol. Había saltado sobre él y al tocarlo se dio cuenta de que su temperatura estaba elevada. "sin mencionar lo mucho que dolió"

Nar – me tropecé y sin querer me Salí del bosque – esa fue la excusa que le dio (no le iba a decir que se encontró al azabache y se dejó atrapar.) sin embargo el pelirrojo no había tomado eso para nada bien.

Si había algo que extrañaba el rubio era un día en que no tuviera que escuchar los sermones de su familia "todo es culpa de ese teme" Después de eso, se quedo en casa, pues Yugito se había enojado por su escape (ella le daba más miedo que Gaara o Han) y le habían castigado con no salir al bosque, hasta nuevo aviso.

Al menos era un alivio que el líder decidiera salir del bosque por una temporada (aunque desconocía el motivo) si él o Han se entraban que se había salido del bosque volverían a castigarlo y ya había tenido suficiente por ahora.

Ya había anochecido, su cuerpo había vuelto a la normalidad. Estaba sentado a unos metros de una de las antorchas, pues la luz le permitía leer el contenido del libro. A pesar de que era su más preciado tesoro, rara vez lo sacaba de su escondite.

Por lo general, le gustaba estar con los demás, riendo y diciendo estupideces (siempre y cuando el líder no estaba presente) Pero en día como estos que perdía la voz, prefería sentarse a disfrutar de aquel libro.

Cuando dio la vuelta a la hoja, observó una pequeña ciudad rodeada por una gran cantidad de lagos alrededor del pueblo. En algunos de estos se podían observar pequeños botes de bambú y figuras que pescaban. El cielo estaba despejado y una que otra ave se contemplaba en el cielo.

-"la aldea del remolino "– leyó, era una de las pinturas que más le gustaba, acaricie la página, me imaginase hay, junto a todos. Recorriendo riendo, haciendo tonterías, la única familia que conoció estaba a su lado, pescaban y en la noche, encendían una fogata para cocinar lo que habían atrapado, mientras contemplaban el cielo nocturno. Un sueño tentador, que nunca se volvería realidad

Llamaron a su puerta y rápidamente guardó el libro bajo el cojín. Se levantó y abrió la puerta.

Yugito, estaba de pie con una charola en la mano, donde pudo distinguir una sopa de hongos y frutos del bosque, el menor dejó pasar a la mayor, quien dejo la comida en un pequeño mueble de madera.

Yug – asegúrate de comer todo – lo miro y saco un pequeño frasco de uno de los bolsillos del  pantalón – Karin me dio esto – se lo dio – es para contrarrestar los efectos del sello – el menor lo tomo y observo las pequeñas pastillas negras dentro del frasco.

la rubia noto lo apagado que estaba, por lo general es una persona inquieta y alegre, incluso después de entrar a la cámara, trataba de mostrar su mejores ánimos – Adivino – el rubio la miro –no pudiste escuchar a un viajero – el menor bajo la mirada, de forma un poco brusca.

"de no ser por ese teme, lo habría hecho" el único día en años que podía salir para hacer lo que le pegara la gana y se había arruinado por ese pelinegro.

Yug – sé que es estresante para ti estar de esta forma – el menor hizo un puchero – hagamos un trato, si descansas lo que quedas del día, podrás salir todo el día mañana – el menor le brillaron los ojitos y asintió.

La mayor sonrió, no podía castigar  mucho tiempo a ese pequeño zorro, le abrazo antes de salir del cuarto.  Y pedirle que descansara, lo cual el asintió.

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