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Jennie trataba de zafarse de mi agarre mientras yo dormía, pero cómo soy de sueño ligero, me despertaba con cada movimiento. Estuvimos así hasta que se cansó e igualmente se durmió.

Al despertar, vi que Jennie seguía a mi lado. Se veía muy hermosa mientras dormía. Si no fuera porque trato de tomar venganza, ya la habría hecho mi novia. También exceptuando que es una prostituta, claro.

- Buenos días, hermosa.– Le dije de manera coqueta, al percatarme de que se estaba despertando. Ella me miró confundida, y luego rodó los ojos.

- Me voy.– Se levantó y se vistió.

- Te espero esta noche, de nuevo.– Le sonreí mientras la observaba. Tiene un lindo trasero.

- ¿No estás satisfecha ya?.– Frunció el ceño.– El contrato duraba una sola noche. Es cómo el sexo que me pagaste y yo no te dí, así simplemente. Ya no hay más.– Comencé a reír a carcajadas. Ella frunció aún más el ceño.

- ¿Crees que te voy a dejar ir, así sin más?.– Me levanté y me acerqué a ella. Pude notar en cómo sus ojos se posaron en mi miembro erecto, pero era normal de las mañanas.– Eres muy hermosa, Nini.– Decidí darle un apodo lindo, para que se vuelva aún más tierna la frase. Ella volvió a mirar mis ojos, pero se encontraba sonrojada. Justo la reacción que esperaba ver.– Me gustas...– Sonreí. Ella me miraba espectante, sin saber que hacer. La besé de manera tierna.– Quiero ganarme tu corazón, así que no es necesario que sigamos teniendo sexo. Sólo quiero que vengas a divertirte.– Le sonreí mientras acariciaba su mejilla. Obviamente mentía, si quería cogermela hasta quedar sin energía.

- ¿Cómo puedo creerte?.– Alzó una ceja, desconfiando. Reí.

- Comprobándolo.– Besé su mejilla.– Te espero ésta noche.– Volví a sonreirle. Ella no dijo nada, simplemente se dirigió a la salida.– ¿Te llevo?.– Dije.

- ¿Y qué gano yo con eso?.– Dijo mirándome seriamente.

- Un transporte, y la certeza de que no te descuente los minutos atrasados.– Sonreí.

- Bien.– Aceptó mientras se sentaba en el sofá. Sonreí y me dirigí al baño. Me duché y me vestí. Me maquillé un poco y me fuí nuevamente a la sala.

- ¿Nos vamos?.– Dije ofreciendo una mano para que ella la tome, pero pasó de mí, y se adelantó.

- Vamos.– Dijo. Reí por su comportamiento, que no duraría mucho tiempo.

Nos subimos a la camioneta y manejé hasta el trabajo.

- ¿Hoy te toca sesión?.– Pregunté para romper el silencio que se había formado.

- Sí.– Dijo sin más.

- ¿Estará Rosé contigo?.– Hice otra pregunta. Al parecer le atiné, ya que ella sonrió.

- Sí.– Contestó.– Se ve muy contenta con éste trabajo. Ella ha dejado la carta de renuncia. Me avisaron en la madrugada.

- Eso es genial.– Sonreí sinceramente. La chica no pertenecía a ese lugar.– ¿Y tú?.– Decidí preguntar.

- ¿Yo qué?.– Dijo confundida.

- ¿Cuándo lo dejarás?.– Pregunté.

- ¿Qué te hace pensar que lo dejaré?.– Rió.– Es mi trabajo.

- Tienes uno mejor, ahora.– Dije. Por alguna razón me molestaba un poco que ella siguiera trabajando ahí.

- No gano lo mismo. Éste trabajo de modelo, lo hago sólo por capricho.

- Ya veo.– Dije rodando los ojos, sin que ella se percatara.– Si quieres puedo subirte el sueldo.– Dije sin pensar.

- ¿Qué dices?. Estás loca.– Rió. Miró mi cara de seriedad y paró de reír.– ¿Es enserio?.– Preguntó incrédula.

- Claro.– Dije.– No me agrada que trabajes en eso. Se que no debo de meterme, pero si puedo ayudarte estaré encantada.– No era por ayudarla, al menos no del todo.

- Ya...– Dijo sin creerselo aún.– ¿Y las chicas?. No puedo despedirlas así si más. Tienen problemas de dinero.

- Venden su cuerpo, Jennie, eso no es agradable para ellas.– Obvié.

- ¿Tú que sabes?.– Se enfadó.

- ¿Te gusta acostarte con esas personas habrientas de carne fresca?.– Dije alzando una ceja, sin despegar mis ojos del camino.

- No es muy diferente que acostarme contigo.– Dijo por lo bajo, pero pude escucharla. Realmente si tenía razón.– Claro que no me gusta.– Dijo en voz alta.

- ¿No prefieres abrir un hotel?.– Pregunté.– O un casino. No sé, ahí tu puedes decidir. Te daría los mismos ingresos que te da el pros--club.– Corregí.

- A estas alturas es un poco difícil.– Dijo. Me dí cuenta de que estábamos a punto de llegar.

- Yo puedo ayudarte.– Ésto no era parte del plan que tenía, pero siento la necesidad de ayudarla.

Me estacioné afuera del edificio, esperando alguna respuesta de su parte que nunca llegó, ya que se bajó y entró. Ella es difícil, y eso me atrae cómo polilla a la luz.

Sonreí, y fuí tras de ella. Una chica me detuvo en la entrada y me sonrió coquetamente.

- Buenos días, señorita Manoban.– Puso una mano en mi hombro. Le sonreí de manera lujuriosa, y sentí cómo jalaban mi mano hacia atrás.

- Tienes razón, Lisa. Necesito tu ayuda para abrir otro local.– Dijo Jennie. Sentí un pequeño momento de tensión, y pude comprobar mis sospechas al ver cómo miraba a la chica. Está celosa.

- Que bien.– Le sonreí. Todo iba tal cual lo planeaba.

- Señorita Manoban.– La chica llamó mi atención. Es muy hermosa, y realmente deseable. La miré de arriba  a abajo, sin pudor alguno.– Me gustaría trabajar aquí.– Sonrió.

- Muy bien.– Dije soltándome del agarre de Jennie.– Sígueme a mi oficina.– Le sonreí de manera coqueta. Ella me guiñó un ojo y me siguió. Sentí un pequeño grito ahogado de frustración por parte de Jennie, lo que me hizo sonreír aún más.

Al llegar a mi oficina, me senté y la chica se quedó observando la sala.

- Bueno.– Dijo sentándose en la silla de enfrente.– Quiero el empleo de modelo.– Sonrió.

- ¿Ya habías modelado antes?.– Pregunté. Ella asintió.– ¿En qué revista?.

- ELLE.– Respondió.

- Bien.– Anoté en una hoja.– ¿En qué trabajabas antes?.

- Una cafetería.– Respondió.

- Bien. ¿Trajiste tu currículum?.– Pregunté. Ella asintió y me entregó el documento, y al pasármelo, tocó mi mano se manera coqueta con sus largos y lindos dedos.– Señorita...Sooyoung.– Dije leyendo su nombre en la hoja.– Le digo desde ahora que coquetearme, no hará que la contrate.– Le sonreí. La chica se sonrojó al darse cuenta de que la había descubierto.

- Lo siento.– Se disculpó de manera tierna.

- Bueno, yo la llamaré si llega a ser contratada.– Sonreí.– Ahora debe dirigirse a la sala en dónde la señorita Irene le indicará. Es para ver qué tal es para el modelaje. Después de eso, puede retirarse tranquilamente a su hogar.– Ella asintió. Tocaron la puerta y entró Irene. La chica le sonrió e Irene a ella, lo cual me pareció un poco raro, porque Irene no suele ser tan simpática. La guió hasta su salón correspondiente.

Me puse a ver nuevamente las fotos de Jennie, de su primer día de modelaje. Ella es muy sexy, y hasta ahora lo sigo pensando. Siento cómo mi miembro se levanta poco a poco.

Tocaron nuevamente la puerta, y me tapé la obvia erección que tengo.

- Lisa, soy Jennie.– Dijo del otro lado de la puerta. Sonreí de manera lujuriosa.

Prostituta.- Jenlisa [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora