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Al abrir la puerta, me encontré con Irene, quien me miraba con preocupación.

- He dicho que no me molestasen.– Dije seria. Sentí cómo Jennie se ganó detrás de mí.

- L-lo siento.– De disculpó.– La señorita Sooyoung quiere hablar con usted.– Me quedé pensando en eso. Le debo una disculpa, así que prefiero dejarla pasar.

- Bien. Dile que venga.– Dije. Irene hizo una reverencia y se fue.

- Lisa.– Dijo Jennie detrás de mí. Se ve  un poco molesta.– Me voy.– Dijo tomando sus cosas.

- N-no te vayas.– Le dije. Quizás si me había puesto un poco nerviosa.

- Hablarás con esa chica, ¿No?. No es necesario que yo esté.– Dijo seria.

- Pero yo si te necesito.– Dije.

- Ya.– Rodó los ojos.

- Es enserio.– Aseguré. Tocaron la puerta y abrí. Era Sooyoung.

- Señorita Manoban, yo--

- Siento lo de antes, Sooyoung.– Me disculpé antes de que dijera algo. Ella me miró con sus ojos muy abiertos y luego sonrió.

- Está bien...– Dijo amablemente.– Vine porque...Quiero pedirle un favor.– Agachó la cabeza avergonzada.

- Bien...Toma asiento.– Le dije. Miré a Jennie y ella a mí. Le pedí con la mirada que no se fuera, y ella accedió. Me senté al lado de Sooyoung, y Jennie a mi otro lado.– ¿Qué necesitas?.– Pregunté.

- Y-yo...Quiero saber si...Yo...Quiero saber si estoy contratada.– Es cierto...No le he dicho nada.

- Eh...Sí, claro.– Dije con una sonrisa.– ¿Era eso?.– Ella negó y yo fruncí el ceño.

- Venía porque quería pedir...Quería pedir un avance...– Dijo totalmente sonrojada. Miré a Jennie y ella se encogió de hombros.

- Okey.– Dije restándole importancia. Saqué mi chequera del escritorio y ella me dijo la suma.– Aquí tienes.– Se lo entregué.– Ella me miró cómo pidiendo disculpas por tanta molestia.– ¿Para qué necesitas el dinero?. Si es que se puede saber.– Pregunté.

- M-mi madre está enferma, y necesito pagar la hospitalización y los medicamentos.– Dijo. Se notaba la tristeza en sus ojos, y eso me llegó al corazón.

- Ella estará bien.– Le sonreí.– Preocúpate de los medicamentos y yo le costearé la hospitalización. Mientras estés en ésta empresa, voy a cuidar de tí.– Es lo que tengo. Soy demasiado amable con la gente. Mis trabajadores me aman por eso.– Ahora, puedes retirarte.– Ella asintió y me abrazó. Estaba llorando de la emoción.

- Gracias.– Dijo con una sonrisa y se fue. Me quedé en mi lugar y luego miré a Jennie.

- Bueno...¿Seguimos en lo que estábamos?.– Pregunté nerviosa. Aún no entiendo mucho el por qué siempre me pongo nerviosa.

- ¿Qué mierda fue eso?.– Dijo con una ceja alzada.

- ¿Qué cosa?.– Ya me había acostumbrado un poco a su vocabulario vulgar en algunas ocasiones.

- ¿Le haz dado un avance así sin más?.– Me miraba rara. Yo asentí y me encogí de hombros.– Eres demasiado amable, Lisa. La gente podría aprovecharse de tí.– Me miró con el ceño un poco fruncido.

- Eso ya lo sé. Las personas son así, pero cuando tengo la oportunidad de ayudar, lo hago.– Dije sonriendo.– Ya me han estafado a antes.– Reí con burla. Ella rió conmigo, cosa que me sorprendió.

- Yo no te he estafado.– Me miró sonriendo.– Recuerdo que sí pasé la noche contigo.– Dijo mirándome de forma triunfante.

- No es algo muy agradable, diría yo.– Rodé los ojos.– Sabes perfectamente para lo que te contraté ese día.

- Para lo mismo que me extorsionas ahora.– Sonrió. Por alguna razón me hizo sentir mal. No sé si fue la sorpresa de que ella sepa lo que yo estaba haciendo realmente, o porque ya no tengo la más mínima intención de hacerle daño.

- ¡No te extorisiono!.– Dije fingiendo estar ofendida.

- Ya.– Rió.– No me interesa lo que hagas. Ya estoy acostumbrada.– Me sonrió. Me quedé estática en mi lugar. No me esperaba para nada una reacción cómo esa.

- Vamos...– Dije con una mirada triste.– No quiero hacerte daño, Jen. Al menos no ahora.– Dije avergonzada. ¿Cuándo se me pasó por la cabeza herir a una mujer así?.

- Deja de ser tan sensible. Me asqueas.– Fingió repulsión. Aunque ella no podía notar que yo había visto su sonrisa y ojos brillosos.

- Ya.– Reí. La abracé y besé su mejilla.– Lo que tú necesitas es amor.– Sonreí. Ella me miró a los ojos, y sentí cómo mi corazón se volvió loco. Sus ojos felinos eran tan hermosos, y su mirada profunda era tan atrayente...

- Lisa...– Dijo mientras nos íbamos acercando poco a poco. Cerré los ojos, esperando el contacto de nuestros labios. Al sentirlos sobre los míos, solté un suspiro. Es un beso tan...Mágico. No sé cómo explicar lo que siento. Es cómo un montón de sentimientos mezclados, puestos en un mismo envase, y se han vuelto locos por salir de él. Siento cómo que me doliera el corazón, de tantos latidos.

Puse mis manos en su cintura, buscando la misma sensación, pero más fuerte. Ella posó sus brazos al rededor de mi cuello, creando un ambiente más intenso. La recosté en el sofá, y yo me posicioné sobre ella. No quería sexo, ni nada de eso. Sólo quería permanecer así por siempre.

Por falta de aire, nos tuvimos que separar. Nos miramos por unos segundos, y sus pupilas estaban dilatadas, y supongo que igual las mías. No duramos mucho así, ya que volvímos a besarnos. Estuvimos besándonos por horas...Nunca era suficiente.

Tocaron nuevamente la puerta, haciendo que despertáramos de nuestro ensueño. Miré a Jennie fijamente, y ella estaba sonrojada. Tocaron la puerta otra vez, y yo me levanté.

- ¿Sí?.– Dije, después de abrir la puerta.

- Señorita.– Me miraba Irene asustada.

- ¿Qué pasa?.– Pregunté.

- Margot está aquí.– Sentí cómo el pánico entró en mi cuerpo al escuchar su nombre.– Apresurese a arreglarse porque viene en el pasillo.– Dijo y se fue lo más rápido posible.

Me miré al espejo que estaba en el baño de mi oficina. Comencé a sudar de repente.

- Jennie, necesito que te vayas.– La miré con miedo.

- ¿Por qué?.– Preguntó con el ceño fruncido.

- ¡Es por tu bien!.– Dije con pánico.

- Hola, hermanita.– Escuché la voz de Margot. Ahora estoy muerta.

Prostituta.- Jenlisa [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora