El chico malo [primera parte]

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Dawn y Brandon, compañeros del instituto, se encontraban tumbados en la pequeña cabaña que pertenecía a Dawn, a unos pocos metros de su casa. Brandon era mayor que ella, y desde que se conocían se había metido con su físico fuera y dentro del instituto, pero hacía tan solo unas semanas que empezaban a llevarse bien, y Brandon había dejado de meterse con ella, y le había confesado de manera discreta que le gustaba. 

Era de noche, y estaban en silencio mirando hacia arriba, mientras escuchaban música de los noventa. 

Ninguno habría imaginado estar en aquella situación, ya que Brandon y sus otros amigos eran los chicos malos del colegio, y se metían constantemente con ella por no estar desarrollada como las otras chicas. Dawn ya estaba acostumbrada a los motes e insultos que les soltaban, e incluso cuando llegaba a casa sus padres les mostraban desprecio, y solo tenían ojos para su hermana, la hija pequeña y guapa. 

-Siento lo de tu taquilla -habló Brandon en voz baja. 

Unas horas atrás en el instituto, él se había cabreado por no ser invitado a una fiesta. Dawn lo observaba desde su taquilla mientras él le pedía a una de las chicas populares ir a su fiesta. Esta y sus amigas lo habían rechazado riendo, y él al ver a Dawn se acercó y dio un golpe a su taquilla, con sus ojos verdes clavados en los de ella. 

Brandon era un chico de barrio, y por eso muchas veces era excluido. No encajaba bien con la gente de su alrededor, y eso más los problemas en casa habían terminado por volverle en un chico frío y cabreado. 

-No pasa nada -susurró ella con voz dulce- no es del todo mía, es del instituto. 

Él se incorporó y se apoyó en un codo.

-De todos modos odio ese tipo de fiestas -habló negando con la cabeza -te tratan como a críos, y seguramente tenían un jodido mago. 

Dawn también se incorporó, por lo que sus rostros quedaron bastante cerca. 

-Yo también odio ese tipo de fiestas. 

Se quedaron en silencio, y ella recorrió con la mirada la cabaña. Llevaba años allí, y sus padres la iban a quitar al día siguiente. 

-Mis padres van a derribar esto mañana -le comentó. 

Brandon la miró molesto. 

-Joder, ¿porqué? 

-Por su boda de casados, querrán más espacio para la celebración o algo así -se encogió de hombros de manera indiferente, aunque en el fondo le dolía aquello. Estiró el brazo y apagó la grabadora, quitando la música y dejando todo en silencio. 

Brandon se acercó a ella y cogió su rostro con una mano, para después juntar sus labios en un cálido beso. 

-Brandon, no puedo ser tu novia -le dijo, ya que él le comentó ser novios hacía poco. 

Él soltó una risa irónica. 

-Quisiera serlo, pero me gusta otro -confesó. 

Ella sabía que su amor con Steve -el chico que le gustaba- era casi del todo imposible, pero mantenía esperanza. Él tenía veinte años, y Dawn apenas once, pero ella aseguraba quererlo. 

Brandon se separó arqueando una ceja y preguntó:

-¿De quién?

-No lo conoces. 

-¿Cómo se llama? -insistió Brandon alterado. 

Ella volvió a negar. 

-No es nadie que conozcas. 

-¿Cómo se llama? -volvió a repetir, pero esta vez más fuerte. 

-Es mas grande -le dijo ella para que lo olvidara. 

-¿Cual es su puto nombre? -gritó entonces. 

-Steve Rodgers -dijo bajando la mirada- está en el último año. 

Brandon se levantó bruscamente y se dirigió a la pequeña puerta. Dawn lo llamó. Tenía miedo de que se enfadara y no volvieran a hablar, y puede que Brandon decidiera molestarla de nuevo.

-¡Brandon, espera! 

Él salió disparado, y ella se levantó corriendo en su busca. Brandon caminaba rápido, y con el rostro serio. Tensaba la mandíbula y apretaba los puños. La ropa que llevaba era muy grande, pero él iba demasiado cómodo como para pensar en qué aspecto daba a la gente superficial. Sus botas resonaban por el suelo a cada paso que daba. Y segundos después se escucharon los apresurados de Dawn, que corrió y se colocó a su lado.

Todo estaba oscuro, y los ojos de ella solo lo podían ver a él, que estaba demasiado cabreado como para dirigirle la palabra. 

-Brandon -le llamó- no te vayas, ¡espera!

Su mano se posó en su brazo, y él la cogió y la empujó, de manera que cayó al suelo. Ni siquiera se molestó en detenerse por si le había hecho daño, siguió su camino con la mirada fría y la dejó allí tirada. 

Ella lloró pensando que lo había perdido. 



No pondré el nombre de esta película, ya que podría contener spoiler. Si a alguien le interesa puede mandarme un mensaje preguntando por ella y le daré el nombre encantada. 

Esta es la primera parte, y pronto subiré la segunda. 

Espero que os haya gustado, besos. 




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