Capitulo 9 🌧

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Candela /Cande

Lentamente quito el pantalón que estaba sobre mis talones, arrastrándolo por el suelo y quedándome completamente desnuda.

Mis pasos son sigilosos,no quiero hacer ni un poco de ruido para que Dani no note que estoy yendo hacia él.

Su antebrazo se encuentra tapando sus ojos, su pecho sube y baja lentamente, y me atrevo entonces a observar cada parte de su piel, concentrándome en el bulto que su pantalón negro de dormir tapa.

Me pongo de rodillas al lado de la cama,suspiro unas cuantas veces con miedo, tomando grandes bocanadas de aire hasta que, decidida, toco con la palma de mi mano su miembro duro, haciéndolo sobresaltar, Dani apoya sus codos en el colchón, mirándome con sus ojos marrones bien abiertos.

Le sonrió tímidamente, su miembro se endurece mucho más cada vez que subo y bajo mi mano, hasta que decido lentamente arrodillarme en el hueco de sus piernas y bajar su pantalón y su ropa interior, dejándolos a la altura de sus rodillas.

Dani me mira sin saber que voy a hacer, por lo que cuando noto su miembro que estaba comenzando a erectarse, pues poco a poco hago que crezca mucho más, tomándolo con mi mano, enrrollandolo.

Dani quita de un tirón su playera, haciéndome notar su trabajado abdomen, como también a esos fuertes brazos que rodean cada parte de su cuerpo.

Su abdomen tiembla al sentir mi lengua sobre la punta de su miembro, por lo cual, cuando lo meto poco a poco en mi boca, él ahoga un sonoro gemido sensual que se pierde en la habitación, colocando sus manos en mi cabeza, obligándome a sentirlo por completo. Lo hago, claramente no del todo, pero puedo sentir como su punta toca en las paredes de mi garganta, dejándome sin ningún tipo de respiración.

Mis manos aprietan fuertemente sus muslos, y él entiende al instante lo que me sucede, por lo cual separa sus manos de mi y yo quito su miembro de mi boca. Lo miro sonriendo tímidamente y él toma a su miembro, comenzando a masturbarse, mirando todo mi cuerpo, intimidandome.

Quiero tocarlo otra vez, pero él no me lo permite ya que se las ingenia bastante rápido poniéndose de rodillas al igual que yo en la cama, empujando mi cuerpo con fuerza, dejándome boca abajo. Su lengua lame cada parte de mi piel, subiendo por mis muslos, besando mis glúteos y terminando en la línea de mi espina dorsal.

Sus dientes se clavan en mi hombro, haciéndome sentir su duro miembro rozando mi entrada.

— Joder Dani....Por favor. - le suplico, respirando agitadamente.

Me toma con una mano del rostro y un beso fugaz y bastante salvaje me toma desprevenida, con su lengua insaciable buscando a la mía.

Se estira al cajón de su mesa de noche, abriéndolo y quitando de allí un pequeño paquete azul metálico.

Luego de unos segundos, Dani me embistió de una manera tan fuerte que me hizo temblar por dentro y por fuera. Uno de sus brazos me rodearon por mi pecho, con él hundiéndose más dentro de mi, y su abdomen y torso apoyados sobre mi espalda. Embestía duramente, gemia en mi oído en cada penetración.

No podía pensar, estaba en el mismísimo cielo repleto de éxtasis, ni mi ex me había despedazado de esta forma, nunca, y este extraño hombre que a penas conozco me demostraba ser un experto en la cama con sus duros choques de su pelvis contra mi cuerpo. Sus embestidas fueron más rápidas y sentía que me iba a desmayar en cualquier momento. Cerré mis ojos con fuerza, gemí fuerte su nombre, y le entregué mi primer orgasmo, quedándome quieta y con todo mi cuerpo sobre la cama, descansando y recuperándome, para un segundo orgasmo que, sin dudas, él iba a venir a buscar.

Dani se puso de pie y río, negando con su cabeza, mirándome de arriba hacia abajo, mordiendo su labio inferior con sensualidad. Mi cuerpo volvió a tener una descarga de corriente eléctrica, mi corazón latía fuerte, y aún jadeando, logré ponerme de pie a su lado, cruzándome de brazos, frunciendo mi ceño.

— ¿De que te ries? - le pregunto con mi voz entrecortada.

— No duraste ni cinco minutos, Cande. - me dice y niega con su cabeza, sentándose en el borde de su cama.

Ofendida y resignada por su comentario, rápidamente me aferro a sus hombros, apretando de ellos con las yemas de mis dedos, rozando mi sexo con su miembro. Mi boca mordió fuerte su cuello, un gemido resonó en mi oreja, y fue por ese entonces que con ayuda de su mano, otra vez su miembro volvió a meterse dentro de mi, ahora moviéndose con intensidad y lentitud por la posición en la que estábamos.

Pasee mis brazos por sus hombros, me abracé a él y nos ilimitabamos a mirarnos con excitación mientras nos moviamos al mismo tiempo. Sus dedos estrujaban mi trasero, acariciaba de él y me aprisionaba mucho más a su cuerpo para así sentirlo por completo. Sentí algo sobre su espalda, como una textura rara, como si fuesen cicatrices lo que él tenía. Quise saber que eran, pero al parecer él logro darse cuenta, por lo cual me tomó fuertemente de mis dos muñecas, las colocó a la altura de mi espalda y empezó a moverse con gran velocidad sobre mi, apretandome con una mano mi trasero.

Mi cabeza estaba dando miles de vueltas, el éxtasis me confundía todos los sentidos, y sus besos sobre mi cuello eran una mezcla del paraíso y el infierno, porque me encantaban, pero a su vez eran una dulce tortura que me gustaba sufrir.

— A la mierda. - exclamó roncamente él, soltando mis muñecas y recostandome sobre la cama.

Obligó a mis piernas a rodear su cintura , me embistió duramente y con gran velocidad, sus manos se sostenían del colchón y sus dientes tiraban de mi pezón izquierdo, endurenciendolo rápidamente. Grité sonoramente, mezclando aquello con un gemido, rasguñé su espalda mientras dejaba que acabara conmigo, y tal como lo esperaba, un segundo orgasmo vino hacia mi, con el suyo a los pocos segundos, sintiendo como terminaba empujando su pelvis sobre la mía, con su caliente miembro aún dentro de mi profundamente, palpitando los dos por igual.

Dani recuesta sobre mi pecho, jadeando, respirando con dificultad y aún moviéndose lentamente. Yo trago en seco, relamiendo mis labios hinchados por sus besos, acariciando y jalando suavemente de su cabello que se enredaba en mis dedos.

Levanto su cabeza, me miró con detenimiento a mis ojos verdes y me besó, sin cerrar los ojos como yo también hacía.

Se levanto y camino con tanta naturalidad por su habitación, yendo hacia el pequeño cesto color negro de basura, tirando el condón usado que utilizo conmigo. Note unas cuantas marcas que eran más bien cicatrices viejas sobre su espalda, junto a dos tatuajes en su hombro derecho. Él se dió cuenta que lo estaba observando, por lo cual tomó una de sus camisetas del suelo, colocándosela, al igual que sus boxers y sus pantalones.

— ¿A donde irás? - pregunto, evitando el tema de sus cicatrices.

— A fumar y pasear por ahí. - me responde fríamente. - Duérmete. Será la única vez que estarás en mi cama.

- Pero,Dani... Es tarde para pasear.

— Candela, ¿puedes cerrar por una maldita y puta vez tu boca y dormirte? No tengo que porque darte putas explicaciones en mi puta casa. — dice, insultandome exasperadamente.

Su puerta se cierra fuertemente y me deja a mi sola en su propia habitación, aún agitada por todo lo que vivimos segundos antes, y flipando por la actitud que tuvo conmigo ahora. ¿Por qué tiene que ser así siempre? ¿Por qué no puede comportarse como una persona normal y tratarme como se debe? Era claro que fui solo un polvo más, y no por eso tenía que cambiar su forma de ser en cuanto a su trato.

Suspiré cansada mientras me envolvía en las sabanas con su aroma tan varonil que logró llegar en corto tiempo a mi nariz. Estaba agotada a decir verdad, en realidad, nadie me hizo todo lo que él sí. Nadie logró hacerme llegar en tan corto tiempo al orgasmo, ni como tampoco nunca nadie me encendió con los besos en el cuello.Dani había sido la excepción, y me gustaba, y sin dudas iba a esperar con ansias una segunda vez, pero... ¿Merece la pena?

———

¡Siento la tardanza!
Espero que les guste y lo disfruten.

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Por casualidad niña tontaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora