Capitulo 12 🌧

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C A N D E L A/
C A N D E

Traté de vestirme casualmente sin exagerar mucho, pero logré arreglarme un poco a comparación de las anteriores veces, con un tranquilo y no tan llamativo maquillaje que hacía resaltar aún más mis ojos verdes.

Al salir del baño ví como Dani acomodaba las mangas de su camisa, abrochándolas en sus muñecas, concentrando en aquello. Arreglé mi ropa rápidamente, disimulando los nervios absurdos que tenía por dentro. Simplemente vestía con unos jeans negros ajustados, una camiseta blanca que me llegaba hasta el ombligo y mi preciada chaqueta de cuero, y también mis vans negras.

Dani levantó su cabeza indiferente, pero me miró con sus ojos marrones, recorriendo mi cuerpo con su mirada.

— E-estoy lista.— le digo titubeando realmente nerviosa.

— Me doy cuenta. — responde dándose la vuelta y tomando del llavero de la pared las llaves de su moto.— Vamos.

— ¿Y tu hermano?

— Debe estar allí.— me responde cuando salimos de su cabaña.— Nunca vamos juntos.

No respondo, me concentro en mirarlo atentamente, contemplando como los músculos de su espalda se contraen al sentarse en su moto, sosteniendo fuertemente el manubrio de ésta.

Me atrapa mirándolo, me hace una señal con su mirada para que me suba detrás y sin decir nada lo hago, sujetándome de sus hombros, deslizando lentamente por su espalda mis manos que se enganchan en su cintura.

Es increíble la sensación que ahora mismo siento en mi cuerpo, es como que la adrenalina corre desde mis talones hasta mi cabeza, con su colonia chocando y entrando en mi nariz, con el calor que desprende de su camisa sobre mis sudorosas manos que se sostienen fuertes de su agarre. La noche es un buen escenario que nos complementa a los dos, es increíble que me haya invitado a un bar que va siempre, pero el recuerdo de lo que Jesús me contó me invade por completo y sé que quizás no soy la primera en todo ésto.

Cómo quizás tampoco soy la primera en montar en su moto, con él manejando. Pero nada importa.

Pues no somos nada, nos estamos conociendo y apenas sabemos sobre nosotros dos, pero de todas formas sé que todo es imprescindible en la vida y mañana, pasado o dentro de días podré llegar a irme de su lado, porque se cansará de mi, digamos que estoy de paso y que no soy importante, pues una follada no significa nada para un hombre que acostumbra acostarse con mujeres cada vez que puede.

Mi respiración se acelera cuando bajamos de la moto en el pequeño estacionamiento que el bar tiene en su entrada, con luces de neón rojas y azules, ambientando todo el lugar que estaba en el medio del bosque.

Dani apoya una de sus manos en mi espalda y me obliga a entrar con él al bar que tenía una fuerte música rockera.

Miro a todos los que están allí. A decir verdad, para estar en medio del bosque no está nada mal. Hay demasiada gente, los billares están todos ocupados, las mesas están repletas de cervezas, pizzas, whiskys y demás bebidas alcohólicas, como también mujeres en los regazos de los hombres que juegan al poker.

— ¡Oviedo! - grita un hombre de unos cincuenta años del otro lado de la barra.— ¡Miren muchachos, ha venido con una dama con el!

Me sonrojo al escuchar eso y Dani simplemente pone sus ojos en blanco, indicándome con su mano que me siente en uno de los taburetes de la barra. El hombre me sonríe mientras toma dos botellas de cerveza, y se las extiende rápidamente a Dani.

— Es invitación de la casa por traer a la primer muchacha.

— No seas idiota,
Seb.— le dice él riendo, acomodándose a mi lado en el taburete. — Él es Sebastián, ella Cande, una amiga. ¿Que quieres comer?— me pregunta mirándome atento.

Por casualidad niña tontaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora