Dolor II.

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Finalmente vio la fachada del club y notó sus paredes llenas de graffiti y su letrero neón junto con la bola de jóvenes que se apretujaban frente al cadenero para que los dejara entrar, la música en vivo alcanzaba a escucharse a pesar del barullo que la gente provocaba y finalmente vio ahí a su contacto, tan extravagante y ridículo como cuando lo conoció.

- Sunshine, sabía que me buscarías apenas salieras. Nadie vive sin mi después de conocerme- dijo de manera creída Ten, el pelinegro de ojos gatunos que vestía una chamarra de piel sumamente ajustada a su cuerpo junto con un short muy corto de mujer y unas botas militares con las agujetas amarradas solo hasta la mitad.

- ¿No te da vergüenza decir eso en voz alta? – preguntó viendo al mayor echándose a reír histéricamente como si aquello hubiera sido algo realmente gracioso lo que hacía suponer al pelirrojo que su nuevo conocido tenía el sistema atascado de algo que seguro se metió antes de haber ido a verlo, cosa que aumentó más su ansiedad.

-Entonces ¿Qué me das por esto? – dijo sacando los billetes arrugados de su pantalón extendiéndoselos a Ten que aun soltando risitas se pasó el dedo rápidamente por la lengua para contar el dinero billete por billete.

-Oh, solecito ósea ¿Tuviste que romper tu alcancía para comprar caramelos? - preguntó en un tonito infantil como si le estuviera hablando a un chiquillo riéndose despectivamente del menor que frunció el ceño reprimiéndose para no golpearle, metió el dinero en la bolsa de su chamarra y de la otra sacó una pequeñita bolsa con polvo blanco dentro.

-Te alcanza para esto cariño, si quieres más ve a pedirle dinero a tu mami y hacemos negocios como los chicos grandes- dijo viendo la cara de enfado con absoluta diversión.

- ¡No puedes darme solo esto! Es un maldito robo- dijo el indignado "Haechan" viendo lo que le parecieron escasos gramos de cocaína.

-Bueno, amor, si no te parece puedes devolverme mi mercancía e ir a mendigarle hierva a los indigentes de calle abajo- dijo arrebatándole la bolsita y sonriéndole de manera burlona pero apenas tomó la droga el moreno volvió a quitársela refunfuñado entre dientes.

-En serio este es un maldito fraude- dijo guardándose la bolsita para poder entrar al club.

-Es un placer hacer negocios contigo, espero me vuelvas a llamar para hacer cosas más divertidas- dijo acercándosele con intenciones de besarlo, pero lo empujó de manera violenta.

-No me toques travestido de mierda- le insultó casi escupiéndole.

-Agradécele a este travestido de mierda que ahora mismo no estés revolcándote en la habitación de tu casa rogando por una inhalada. Te quiero Haechannie. Bye~ - dijo mandándole un beso antes de que el otro pudiera replicar y se alejó de ahí contoneando sus caderas, de vez en cuando parecía irse de lado y trastabillar mientras reía perdiéndose lentamente en la obscuridad de la calle.

El muchacho se acercó al gentío que intentaba entrar al club y se hizo paso entre los chicos que reclamaban al cadenero para que los dejara entrar, para su buena suerte el enorme hombre de seguridad lo señaló junto con otro grupito de chicos pensando que iba con ellos así que pudo entrar en menos tiempo del pensado.

Tuvo que entrecerrar los ojos cuando las luces del lugar lo cegaron al darle directamente en las retinas, la música en vivo de los chicos que tocaban en un improvisado escenario no lo dejaban ni siquiera escuchar sus pensamientos y sus maldiciones, fue directamente hasta el baño en donde solo había tres jóvenes hablando tonterías acerca de cuál de las chicas que recién habían conocido se iban a llevar a la cama o de que tan borrachas tenían que ponerlas para que accedieran a irse con ellos sin poner protestas.

Lovers who uncover [Adaptación] HYUCKHEIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora