Lovers who uncover [Adaptación] HYUCKHEI

Desarmando. I

"Desarmarte con una sonrisa

Y abandonarte como ellos me abandonaron aquí

A marchitarte en la negación.

La amargura de los que se quedan solos"

The Smashing Pumpikns – Disarm

Lucas vio con algo parecido al regocijo como el humo gris salía de su boca y su nariz convirtiéndose en figuras garigoleadas que se transformaban de acuerdo a los caprichos del viento que en cuestión de segundos lo arrastraba lejos de ahí.

Sentado en una desvencijada banca del parque con los pies arriba, su espalda recargada en la de Haechan el cual echaba su cabeza hacia atrás recargándola en su hombro también fumando, ambos miraban al cielo escuchando el crepitar del papel arroz al momento en que le daban una calada y la puntita incandescente se encendía todavía más quemando también la marihuana que guardaban en su garganta hasta después liberarla otra vez y repitiendo el proceso de ver las figuras del humo bailando frente a ellos; cada quien llevaba en uno de sus oídos un audífono conectado al reproductor de mp3 del menor.

El sonido del dubstep se mezclaba con el de la calle y los autos, el del cigarrillo siendo consumido, el de sus exhalaciones y el del viento revolviendo las ramas de los árboles que dejaban caer lastimosamente sus hojas amarillentas gracias al pasar del otoño.

-Así que te peleaste con tu hermanito otra vez- comenzó a decir Lucas conteniendo la respiración para no dejar salir el humo de la marihuana.

-Es un entrometido, no sé qué maldita necedad tiene de estar todo el tiempo tras de mi vigilándome hasta cuando voy al baño... es un dolor de culo- dijo enfadado apenas frunciendo el ceño poniéndose el cigarrillo entre los labios mientras escuchaba al mayor reír divertido.

-Hablas así de él, pero la verdad es que lo quieres- le contestó con tonito burlón viendo que la ceniza del cigarrillo casi alcanzaba a tocar sus dedos.

-Cállate, ese imbécil no me provoca más que puras nauseas- espetó quitándose una hoja que le había caído en la cabeza.

-Mentiroso- Le contradijo de inmediato aun riendo - ¿Por qué quieres convencerte siempre de que lo odias?

-No empieces con tus platicas terapéuticas por favor, intento drogarme como la gente normal- El humo escapaba por su boca moviéndose un poco para apoyarse mejor en la espalda del otro castaño que seguía mirando al cielo que se pintaba de gris.

-No son pláticas terapéuticas, solo me gusta escucharte hablar, así que dime ¿Por qué te empeñas tanto en pensar que odias a tu hermano? Quiero saber- insistió dejando su mirada perder en una nube que se movía de manera perezosa.

Haechan se quedó callado unos momentos, con la hoja que recién se había quitado de la cabeza en su mano, la puso contra luz viendo las pequeñas venitas que la recorrían y el color amarillo, anaranjado y rojizo que se difuminaban dándole una apariencia muy bonita y entrecerró los ojos.

-No entiendo por qué Jaemin es el que usa la corona de flores y yo siempre tengo que ser el que lleva la corona de espinas... ¿Entiendes? - hizo otra pausa para seguir admirando la hoja que en ese momento le parecía una de las cosas más bellas que hubiese visto en su vida. – Nana y yo a pesar de estar en el mismo vientre ni siquiera estuvimos en la misma "bolsa", a pesar de yo ser el mayor él fue el deseado, el amado. Toda la vida ha sido el chico bueno y al que todos quieren, ese tipo de niños que conquistan corazones, el que hace una travesura y solo le basta poner su sonrisa para que se le perdone todo y mierda como esa, pero yo he sido al que todos saludan por compromiso, el que rompe el jarrón y todos señalan con enojo o le hacen elogios por obligación porque si Nana hacía algo bueno todos siempre se lo aplaudían y luego me miraban a mi sintiéndose obligados a decirme algo que intentara hacerme sentir mejor... y entre más pasaba el tiempo y crecíamos esto se hacía más obvio... el hecho de que Nana siempre ha sido mejor que yo. Tiene la altura, el cuerpo, el carisma, la sonrisa, la piel perfecta, el cabello bonito, el porte de papá, la belleza de mamá, todo en él es mejor- decía con aire sobrio aun con el cigarro entre los labios hablando casi entre dientes.