№O4

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Hablemos sobre la injusticia luego.



Jeongin salió del baño con una toalla envuelta a su delgada complexión.

Hyunjin se levantó de la cama de inmediato. Caminó hasta él y sonrió un poco nervioso mirándolo directo a los ojos obligándose a si mismo a no bajar la mirada.

Jeongin aferró sus grandes manos a la suave tela blanca mientras sus sentimientos revoloteaban en su interior como mariposas viajando de un lado a otro llenas de alegría.

En esas cuatro paredes sólo se llegaban a escuchar las respiraciones y latidos de ambos cuerpos. Ansiosos por la anticipación de lo que sucedería.

El menor podría estar así el resto del tiempo que le quedaba.

Con algo de torpeza jugó con sus pies cortando el contacto visual y dirigiendo su mirada al suelo.

Hyunjin lo observó vacilar y le arrebató la toalla con cuidado, dejándolo desnudo ante él.

Ahogó la sorpresa en su garganta por la delgadez del muchacho y sólo dejó a sus terminaciones nerviosas activarse por la bella imagen de su rostro sonrojado.

Lo tomó de la barbilla y abrazó sus suaves labios con los suyos. Una parte de él estaba fuertemente preocupada y otra solo quería derretirse ante su contacto y todas esas sensaciones que lo embargaban exquisitamente.

Descendió su boca hasta su cuello, empezando a absorber la delicada piel a la vez que sacaba gemidos en respuesta de Jeongin.

—Siempre hueles tan bien. ¿Cómo es eso posible? —murmuró.

El castaño se cubrió los labios, riendo y HyunJin se separó para descubrir su encantadora sonrisa y dejar un pequeño beso sobre esta.

Luego otro en su mandíbula.

Uno en su pómulo derecho.

Otro en el izquierdo.

Dos distribuidos sobre sus párpados.

Uno en su frente.

Y nuevamente otro en sus labios.

Y otro.

Y otro.

Y otro.

Sus bocas se fundieron en una danza de suaves y lentos movimientos, que cegaban sus mentes mientras retrocedían con sus manos recorríendo el cuerpo contrario desprendiendo anhelo y sus lenguas se enrollaban entre si hasta caer ambos sobre la enorme cama que compartían.

Hwang se alejó un poco de él y notó el sonrojo en sus mejillas junto con sus ojos tiernamente cerrados, dejando escapar suspiros por sus rojos labios entreabiertos. Se rió bajito, aprisionándolo todo lo posible contra él.

—Eres demasiado bello. —susurró y lo escuchó suspirar con una risa enternecida al tiempo que envolvía sus piernas en la cadera del mayor.

Esa noche se unieron enseguida, excluyendo todos los problemas para aislarse en su propio paraíso artificial.

—Me haces demasiado bello. —murmuró Jeongin al culminar la velada y luego cayó dormido sobre los brazos del rubio.

Hyunjin nunca había sido tan plenamente felíz como en ese momento, pero tenía la hiriente sensación de que nunca más volvería a serlo, por lo menos no en ese grado, con esa intensidad.

Acmé ⇔ HyunIn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora