— ¿Dónde? ¿Dónde? — volteé mi mochila sacando todas las cosas que habían dentro y nada — ¿¡Dónde!?
Me senté en la cama y respiré profundo. Piensa, piensa KyuWon ¡Ah! Salí de mi habitación y fui a la de mi hermano.
— ¡Jimin! — lo llamé, estaba tendido sobre la cama con la boca abierta mientras dormía plácidamente.
Miré el reloj. Mal, no se puede dormir tanto. Quité la colcha de su cuerpo y le hice cosquillas.
— ¿Qué haces? — preguntó entre risas — Déjame dormir — se volteó boca abajo para seguir durmiendo.
Hice puchero y me crucé de brazos esperando a que abriera los ojos y me preguntara que necesitaba. No se movió en dos minutos, ni yo tampoco, pero al final se dio por vencido y me miró con sus ojos entreabiertos.
— ¿Qué pasa? — bostezó de la manera más estruendorosa posible.
— Mamá irá hoy al Hospital, le compré un regalo a Anyi y no lo encuentro, ¿podrías ayudarme a buscarlo?
Suspiró y se levantó.
— ¿Ya buscaste en tu mochila?
— Sí.
— ¿En el closet?
— Sí.
— ¿Debajo de la cama?
Abrí mucho mis ojos y corrí a mi cuarto, me puse de rodillas y asomé la cabeza debajo de la cama.
— ¡Lo encontré! — grité para que me escuchara — Gracias.
Lo tomé y lo guardé en mi mochila. Bajé las escaleras y me apresuré a alcanzar a mamá que ya estaba subiendo al auto. Entré y me puse el cinturón.
— Me ibas a dejar — lloriquié.
— Ya te tardabas, dije que temprano cariño — sonrió y encendió el auto.
— Es que no encontraba el regalo de Anyi — abracé mi mochila contra mi pecho — Se lo prometí.
Me miró con una sonrisa.
— Bien, vamos.
Asentí.
Todos los sábados iba al Hospital SeoGhan con mamá. Ella iba por cuestiones de trabajo y yo porque me gustaba jugar con los niños que estaban internados allí. Les leía cuentos de vez en cuando. Anyi es una pequeña de seis años que conocí hace dos años. Tuvo un accidente y sus ojitos se dañaron, no puede ver. Pero está bien, que es lo importante y pronto podrá volver ver. Para eso está mi mamá. Ella la ayudará.
Llegamos y bajé en cuanto mamá estacionó el auto, me puse mi mochila y corrí al elevador.
— Ten cuidado, y no salgas del Hospital sin avisar.
— Vale — respondí ya dentro del elevador. Este cerró sus puertas y comenzó a subir.
Inflé mis mejillas viendo los números ascender.
De repente se paró en el segundo piso y la puerta se abrió dejando ver del otro lado a un chico, un chico lindo. Sus ojos son pequeños, me recuerdan a algún animalito ¡Ah! Un gato, sonreí y me corrí hacia un lado cuando entró.
— Disculpa — me habló, tiene una voz bastante agradable.
— ¿Sí? — lo miré.
— ¿De casualidad sabes donde está la sala de operaciones? — preguntó y asentí.
— Lo sé, si quieres te puedo llevar.
— No hace falta, solo dime — oh, yo quería llevarlo. Me gusta ayudar.
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Liar; myg
FanfictionÉl siempre mentía y ella siempre caía en sus mentiras. #Ganadora de los BiasAwards2021