Capítulo 22

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Narra Pablo.

Tengo la vista en la carretera pero, la veo de reojo y sé que está nerviosa.

Pablo: Amor -tomo su mano y la miro por un segundo- Tranquilízate, que todo va a ir bien. Lo peor ya ha pasado, créeme.

Ella sonríe y acaricia mi cara con la mano que tiene libre.

Ari: Yo sé... y sé que es mi familia pero, no puedo evitar sentir este miedo de que puedan creer que les he fallado -dice angustiada-

Me parte en dos verla así.

Pablo: Ellos te aman y van a respetar cualquier decisión que tomes en la vida, créeme -aprieto su mano- Eres su sangre y contra eso no hay nada. Ellos siempre van a querer verte feliz.

Ari: Gracias por acompañarme, esto es muy importante para mí.

Aprovecho que estamos llegando a casa de su madre y que justo he pillado un semáforo en rojo.

Me giro y la miro a los ojos.

Pablo: Te amo -la beso- No me des las gracias porque daría mi vida por ti, lo sabes -vuelvo a besarla-

Ella va a decirme algo pero, el claxon del coche de atrás para que me mueva, me hace volver a la realidad.

[...]

Estamos frente a la casa de su madre. Ella parece temblar más por segundos y yo ya no sé qué hacer para tranquilizarla.

Pablo: Todo estará bien, tú sólo confía en mí -la abrazo contra mí, antes de que llame al timbre-

Ari: Confío en ti ciegamente -me da un corto beso antes de llamar-

Llama al timbre y a los pocos segundos nos abre su madre.

Al verla, sus ojos se iluminan de una forma brutal. Está feliz de volver a verla.

Marina: ¡Hija mía! -la abraza fuerte- Te echábamos muchísimo de menos.

Mi novia le corresponde al abrazo y yo estoy muy feliz por contemplar esta imagen.

Se separan.

Ari: Y yo a vosotros.

Puedo ver como su rostro luce de otra manera. Está más relajada.

Su madre me mira, no baja la guardia conmigo y lo entiendo pero, tiene que entender también que amo a su hija y que por más cosas que hayan pasado entre nosotros, estamos juntos de nuevo porque nunca nos dejamos de amar.

Pablo: Hola Marina -decido romper el hielo-

Marina: Hola -me da dos besos-

Estoy seguro de que lo hace por su hija, sólo quiere verla feliz.

Marina: Pasad, no os quedéis en la puerta -se hace a un lado y pasamos dentro de la casa-

Al entrar está toda su familia, sus hermanos y parejas, y su sobrina Martina.

Ari saluda a todos. Parece que, al igual que su madre, no se crean que ha vuelto.

Martina: ¡Pablo! -salta del sofá y se lanza a mis brazos-

Llevo años sin verla y parece que no ha sido así porque sigue sintiendo este amor y este cariño por mí.

Ella no sabe todo lo que ha pasado en estos años entre su tía y yo. Me encantaría ser como ella y tener su inocencia.

Pablo: Pequeñaja... -la abrazo fuertemente-

Sí, yo también la he echado de menos.

Vamos a volvernos eternos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora