Quiero que todo vuelva a empezar,
que todo vuelva a girar,
que todo venga de cero... De cero.Y quiero que todo vuelva a sonar,
que todo vuelva a brillar,
que todo venga de cero... De cero.Narra Ari.
No me puedo creer que lo haya hecho, no me puedo creer que él haya sido capaz de irrumpir en medio de mi boda para impedir que me case con Max y, sobre todo, no me puedo creer que yo haya aceptado irme con él.
El silencio en este coche es eterno, ninguno de los dos habla por miedo, por vergüenza... No lo sé.
Como leyéndome la mente, toma mi mano con su mano libre y la aprieta suavemente, después deja un tierno beso en ella.
Sonrío.
Pablo: No podía tener mejor regalo de cumpleaños que este -dice mirando a la carretera pero, sin soltar mi mano-
¡Mierda! Lo había olvidado por completo. Olvidé que hoy cumplía años.
Pablo: Créeme que tenerte aquí ahora mismo es mi mejor regalo, después de todo lo que he sufrido estos meses...
Aprieto su mano.
Ari: Feliz cumpleaños, Pablo -beso su mejilla-
Pablo: ¿Pablo? -pregunta extrañado- Pocas veces me llamas así, ¿por qué ahora?
Ni siquiera me atrevo a tocarlo o besarlo.
¿Será que no estoy segura de haberme fugado con él? ¿Será que no lo amo suficiente?
Ari: No lo sé... -me encojo de hombros-
No dice nada, sólo se desvía por una calle solitaria y apaga el motor del coche cuando estamos en medio de la nada.
Sus ojos café se clavan en mí, brillantes, con amor.
Pablo: ¿Ya no me amas? -coge mis manos-
Sí, lo amo. Sino no me hubiera fugado con él el día de mi boda con Max.
Sonrío y, soltándome de su agarre, acaricio su mejilla.
Ari: Sí que te amo, por supuesto que lo hago -sonríe- Sino no me hubiera fugado contigo, créeme. Estaba por casarme con él, sin embargo, estoy aquí contigo.
Besa mi frente.
Pablo: Y no hay nada que me haga más feliz que eso.
Ari: Pero aún así, tenemos muchas cosas de que hablar.
Vuelve a poner en marcha el coche.
Pablo: Sí y lo sé pero, primero, vámonos de aquí.
No entiendo de qué habla.
Ari: ¿Irnos? ¿Dónde?
Pablo: Sí, mi amor, irnos.
Escucharlo llamarme mi amor hace que un escalofrío recorra mi columna vertebral de arriba a abajo y esa es la señal de que aún sigo enamorada de él como el primer día. Hacía mucho tiempo que no lo escuchaba de su boca y, sinceramente, pensé que jamás lo volvería a escuchar de él.
Pablo: No pretenderás que nos quedemos aquí, ¿no?
Ari: Bueno... Eh... Sinceramente no contaba con esto. Se suponía que hoy sería el día más feliz de mi vida, se suponía que esta noche estaría yéndome de la ciudad, sí. Pero, para irme de luna de miel, no para huir porque me he fugado con mi ex de mi boda.
Su cara cambia por completo y creo que he sido demasiado dura con él.
Pablo: Aún estás a tiempo, no hace falta que vengas conmigo a ningún lado si no quieres -sus ojos se vuelven vidriosos-
No quita la vista de la carretera y no puedo verlo bien pero, sé muy bien cuando algo le ha dolido. Y esto, lo ha hecho.
[...]
El viaje se me ha hecho eterno, el silencio en el coche después de mis duras palabras con él ha sido desolador y yo me arrepiento de haberlo tratado así.
Aparca el coche en la puerta de una pequeña casa a las afueras de Madrid. Estamos entre montañas y me encanta el aire que se respira. Aquí hay paz.
Justo lo que necesito.
Baja las maletas y entramos.
¿De dónde ha sacado mis maletas? ¿Y cuándo lo ha hecho? Bueno, eso es lo que menos me importa ahora mismo. Lo único que quiero ahora es pedirle perdón por lo de antes y quitarme ya este vestido de novia que siento que ya me estorba.
Pablo: Este será nuestro escondite durante una semana.
Sonrío.
Ari: Me encanta -digo mirando a mi alrededor-
Me siento en el sofá del salón que hay.
Ari: Ven.
Se sienta a mi lado, en silencio.
Ari: Cariño, antes... No quería sonar tan dura.
Me apoyo en su hombro y beso su cuello.
Ari: Es sólo que estoy nerviosa porque nunca había hecho esto y...
Pablo: Amas a Max -sentencia-
No digo nada.
Pablo: Tu silencio lo dice todo -su voz es de frustración- Soy un idiota por haber irrumpido así en vuestra boda. Perdóname.
Se levanta del sofá y yo tras él.
Pablo: Aún puedo llevarte, tienes tiempo para casarte con él -informa después de haber mirado el reloj de su muñeca-
Ya no puedo más, no quiero que siga pensando así.
Avanzo hasta él y lo beso como si llevara cincuenta años sin hacerlo.
Ari: Nunca lo amé porque nunca pude sacarte de mí -le digo con nuestras frentes pegadas-
Pablo: Y si no le amas, ¿por qué llevas tantos años con él?
¡Mierda! Ahí me ha dado.
No sé porqué me da que aún no me cree.
Ari: Porque pensé que podría llegar a hacerlo en algún momento -se separa de mí-
Pablo: ¿Tanto que te ibas a casar con él? -dice enfadado-
Ari: ¿Hasta dónde quieres llegar?
Su actitud realmente me está cansando. No le entiendo.
Ari: ¿No te vale que esté aquí contigo y que haya dejado a mi prometido en el altar por ti? -hago una pausa- Sí, puede que haya sido una idiota al haber aceptado casarme con él sin amarlo pero, la única realidad es que jamás pude amar a Max porque tú te metiste muy dentro de mí desde que te conocí en Los Ángeles.
Suelto todo lo que tenía guardado, siento que no me lo podía quedar más tiempo. Necesitaba soltarlo.
Él me acerca a mí y me abraza con fuerza.
Pablo: Yo nunca dejé de amarte -lo miro a los ojos con mis brazos rodeando su cintura- Nunca dejé de buscarte, ni de luchar por ti.
Sonrío. Ahora sé que todo esto que me está diciendo es verdad.
Besa mis labios con dulzura.
Pablo: Empecemos de nuevo, una vez más.
Ari: Sí pero, que esta vez sea la última -asiente- Por favor.
Pablo: Dejemos las estupideces que cometimos a un lado, el pasado atrás... Volvamos a empezar de cero, juntos.
Ari: Hagámoslo.
Y sin perder más tiempo, nos besamos como si el mundo se fuera a acabar.
¿A quién quiero engañar? Lo echaba de menos y lo necesitaba.
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Vamos a volvernos eternos.
FanficPablo y Ari, dos personas separadas por segunda vez pero, esta vez no hubo terceras personas ni amantes. Esta vez hubo algo más doloroso, la pérdida de un hijo. Él no estuvo cuando ella más lo necesitaba, ella no pudo con todo sola y se marchó. ¿Se...