Capítulo 5

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Meses después.

Narra Pablo.

Llevo meses saliendo lo justo y hace unos días, he venido con mis amigos a Ibiza.

Después de la charla y la confesión de Ari, me costó mucho seguir. Me sentía culpable por lo que pasó y aún me siento así.

Manuel: Va, tío -me saca de mis pensamientos- Yo sé que amabas a esa mujer con toda tu alma pero, el destino a veces juega y nos hace estas cosas. Ya verás como esta noche encuentras a una mujer que logre que se te quiten las penas, aunque sea por un rato -ríe-

Sé que, tanto él como el resto de mis amigos, intentan animarme pero, no lo están consiguiendo.

Pablo: Tú no sabes Manuel lo que ella era y es para mí.

No, ninguno sabe que íbamos a ser padres ni que estaba por casarme con ella y así va a seguir siendo.

Manuel: No, tienes razón -se para a mi lado- No sé lo que ella es para ti, lo que sí sé es que eres mi amigo y odio verte así de mal. Así que por favor, anima esa cara y sonríe, aunque sea solo esta noche.

Bea: Sí, Pablo -interviene mi amiga, que es su novia- Hazlo por ti, por volver a ser feliz.

No lo conseguiré sin ella...

Pablo: Lo intentaré -saco una sonrisa fingida-

Entramos al restaurante y, la verdad, es que me encanta este sitio. Las mesas están por todo el local y justo en el medio hay una pasarela, supongo que será porque ahí algún tipo de espectáculo.

Bego: Creo que después hay bailarines.

Pablo: Tía, que miedo -río- Parece que me has leído la mente porque no tenía ni idea de porqué estaba eso ahí.

Ella ríe también.

Bego: Para algo soy como tu hermana.

Tiene razón, prácticamente hemos crecido juntos.

Bego: Me encanta que sonrías, Pablito. Hazlo más y deja de pensar en el pasado -la pego a mí y la doy un leve abrazo-

Pablo: No todo es tan fácil pero, tengo que intentarlo.

Bego: Yo sé... -el camarero nos interrumpe para llevarnos a nuestra mesa-

Los cuatro lo seguimos hasta nuestra mesa.

Desde aquí hay una visión perfecta de la pasarela. Estamos justo a pie de ella.

Manuel: Dame la carta que me muero de hambre -dice cogiendo una de las cartas del centro de la mesa y todos reímos-

Pablo: Luego dicen que soy yo el que se pasa el día comiendo...

Bea: No, si aquí tu amigo no se queda atrás, ¿verdad que no, amor? -mi amigo niega y ella lo besa suavemente-

Dejo de mirarlos.

Quiero tener aquí a la mujer de mi vida y no puedo. Estoy intentando dejar todo atrás pero, con escenas así, se me hace muy difícil sacármela de la cabeza.

Por lo menos intentaré no pensar esta noche, aunque sea.

[...]

Narra Ari.

Carlota: Vamos, niña -dice detrás de mí- Hoy es tu día, tienes que salir ahí y demostrar lo que vales -sonríe-

Ari: Tengo muchísimas ganas pero, estoy tan nerviosa... -ríe-

Carlota: Lo sé, a mí la primera vez me pasó lo mismo. Tú relájate y todo irá genial.

Me vine hace dos semanas a Ibiza a trabajar con Carlota. Ella bailaba aquí en la temporada de verano pasada y este año la han vuelto a contratar. Me dijo que necesitaban otra bailarina y aquí estoy.

He de decir que me costó un poco decidirme en venir o no porque he venido sola, Max se ha quedado en Madrid. Y sí, reconozco que separarme de él no me hace mucha ilusión pero, hemos quedado en que nos veremos varias veces al mes. Además, este trabajo es solo la temporada de verano.

Felipe: Ari, nos toca -dice mi compañero sonriente entrando a la sala-

Carlota: Todo va a ir super bien -me alienta y yo le sonrío-

Me quito el albornoz de seda y se lo doy a Carlota.

Salimos de allí directos a la pasarela.

Comenzamos a hacer nuestro número. Todo va bien hasta que mi mirada se cruza con la suya. ¿En serio? ¿No puede haber más sitios en el mundo ni más restaurantes en Ibiza que tiene que venir aquí?

Sinceramente, el último sitio en el que esperaba encontrarlo era aquí.

Nuestro número termina y yo prácticamente corro hacia el camerino.

Carlota: ¿Qué tal? ¿Cómo ha ido?

Ari: Me tengo que ir, Pablo está aquí -le digo nerviosa-

Carlota: Ni de coña te vas, estás en tu lugar de trabajo y además, no puedes estar huyendo siempre de él.

Me quedo callada.

Por una parte tiene razón pero, por la otra quiero ignorar lo que me ha dicho y salir corriendo de aquí.

Ari: Creía que tenía todo superado pero, no es así Carlo... -me siento en el sofá-

Ella me da mi albornoz y me lo pongo.

Carlota: Mira, te conozco desde que éramos unas adolescentes y siempre te he admirado por lo valiente que eres -se sienta a mi lado- ¿Me vas a decir que ahora vas a ser una cobarde y vas a salir corriendo? Perdona que te diga pero, no.

Me ha abierto los ojos. No puedo salir huyendo de los problemas.

Ari: Gracias Carlota -la abrazo-

Carlota: Todo hablado, ¿no? -asiento- Pues vámonos que ya hemos acabado nuestra noche, tu número era el último.

Ari: Ve yendo tú, aún me tengo que cambiar -asiente y se va después de haberme dado un beso en la mejilla-

Estoy cambiándome cuando siento la puerta abrirse y rápidamente me cubro, no sé quién puede ser.

Al ver que es Pablo me alma da un vuelco.

Ari: ¡¿Estás loco?! ¡Tú no puedes estar aquí! -le grito y él cierra la puerta con llave tras él-

Pablo: Sí, estoy loco de amor por ti -se acerca a mí-

Pablo... No me hagas esto.

Todo juega en mi contra. Yo estoy semidesnuda frente a él, y él cada vez está más pegado a mí y con esas palabras... Nada de esto me ayuda a que lo quiera tener lejos.

No quiero ni pensar que será lo que puede salir de aquí.



Vamos a volvernos eternos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora