Capítulo 17

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Narra Pablo.

Sólo nos quedan dos días aquí y todo volverá a la normalidad. Su familia me querrá matar, salvo su hermana que me ayudó con todo esto, su ex también querrá mi cabeza a toda costa... Pero, a mí eso me da igual porque tengo a la mujer de mi vida vistiéndose frente a mí.

Ella es perfecta.

Ari: ¿Qué tanto me miras? -ríe mientras se coloca su vestido-

Se mira en el espejo una y otra vez, como queriendo encontrarse algún fallo.

Pablo: Podrás estar mil horas delante de ese espejo buscándote algún fallo -me levanto de la cama- Y te aseguro que jamás lo encontrarás.

Se voltea para verme y sonríe.

Ari: Eso eres tú porque me amas -pasa sus brazos por mis hombros-

Pablo: Puede ser... -entrelazo mis brazos en su cintura-

Ari: Pero, créeme que encontrarás mujeres mil veces más guapas que yo.

Pablo: Eso también puede ser... -ella se separa de mí-

Está claro que no se esperaba esa respuesta por mi parte.

La vuelvo a atraer hacia mí y río.

Pablo: No me has dejado acabar... Decía que puede ser que las haya más guapas, sí pero, es a ti a quien amo con todo mi corazón -sonríe y acaricia mi cara-

Ari: Idiota... -besa mis labios-

Y es que esa es toda mi verdad, sólo quiero vivir con ella, despertar con ella a mi lado y dormirme con ella de la misma forma, quiero que vivamos juntos, quiero que nos casemos y que tengamos hijos... Sólo tengo estos pensamientos con ella y sé que por muchos años que pasen, así seguirá siendo.

Sé que el dolor que nos provocó perder a nuestro bebé no se va a borrar jamás pero, tengo la confianza en que de aquí a un tiempo, podamos buscar ese angelito que amamos.

Ari: Entonces, ¿me dirás ya en que pensabas hace un rato? -insiste riendo y yo asiento-

Pablo: Pensaba que toda tu familia y amigos querrán matarme cuando volvamos.

Ella vuelve a colgarse de mi cuello.

Ari: Pues no volvemos y ya -me da un corto beso-

Río por su ocurrencia.

Pablo: Ojalá fuera tan fácil... -la abrazo contra mí- Pero, la realidad es que nos quedan sólo dos días aquí.

Ari: Lo sé y también sé todo lo que tengo que hacer cuando regresemos a la realidad. Pero, ahora... -deja besos húmedos por mi cuello- Sólo quiero disfrutar del amor de mi vida... -mete su mano en mi pantalón-

Pablo: Amor... -digo con la respiración entrecortada por la forma en la que me está tocando- Íbamos a salir, ¿lo recuerdas?

Ari: Ajá... Pero, antes prefiero comerte a ti completo...

No deja de besar mi boca y me vuelve loco.

Detiene sus movimientos en mi erección y me quita la camiseta.

Pasa sus suaves y perfectas manos por mi torso desnudo y siento que me quemo.

Mis manos no se quedan atrás y van hasta su culo y se cuelan por debajo de la tela del vestido que se acaba de poner.

Pablo: Siento decirte que te has vestido para nada -levanta los brazos y quito su vestido-

Tenerla así delante mía, solo en ropa interior, es un paisaje que por mucho tiempo que pase jamás olvidaré.

Desabrocho su sujetador y lo lanzo a algún lugar de esta habitación.

La tumbo en la cama debajo de mí.

Ari: Mmm... Pablo -gime mi nombre cuando mi boca juega con sus pechos-

Pablo: Como me gusta que gimas mi nombre... Me pones muchísimo más duro.

Ella suelta una sonrisa pícara.

Ari: Y a mí me gusta cuando me hablas así, sucio... -echa su cabeza hacia atrás de nuevo-

Sus piernas se abren para mí, dejándome ver el auténtico paraíso. No lo dudo y comienzo a jugar con mi boca en su lugar más sensible.

Mi lengua, traviesa, no deja de darle placer y a eso le acompañan mis dedos.

Ari: ¡Sí! -grita cuando siente mis dedos entrar en ella- ¡Pablo! Te quiero dentro de mí... ¡Ya! No aguanto más, me vas a matar de placer -la miro desde abajo y me pierdo en ella-

Su boca entre abierta, sus ojos cerrados y sus manos arañando el colchón.

Pablo: Tus deseos son órdenes... Mi amor.

Sin decir más, entro en ella.

Los gemidos inundan toda la habitación. Mis embestidas son cada vez más fuertes y ella parece querer cada vez más.

Ari: Quiero más... -muerde mi pezón y deliro-

Le doy más fuerte, más rápido, como ella me pide. Siento que no doy más y en un par de embestidas más, llego al paraíso y ella junto a mí.

Cae a mi lado en la cama y sin pensarlo, ella me abraza y pone mi cabeza entre sus pechos.

Pablo: Cada día me gusta más estar en ti, tenerte entre mis brazos... -paso mi brazo por su cintura-

Ari: ¿Sólo te gusta el sexo de mí? -se hace la enfadada y yo río-

Pablo: Pues claro que no -me incorporo para mirarla a los ojos- Me gusta cuando ríes, cuando te enfadas, cuando sacas tus miedos, tus manías... Me gusta cuando bailas sin saber que alguien te mira... Me gusta todo de ti.

Esta ultima frase me ha dado un idea para una canción.

Cojo el móvil de la mesilla y la apunto.

Ari: Ya sabía que no solo era sexo -ríe- Pero, quería oír todo eso de tu boca.

Vuelvo a acomodarme como estaba antes.

Ella besa mi pelo y enreda sus dedos en él.

Pablo: Eres mala... -muerdo su pezón suavemente, aprovechando que tengo mi cabeza entre sus pechos-

Ríe.

Ari: ¡Pablo! -ríe- No me hagas eso, sabes que me encanta y que me excita.

Se coloca sobre mí y me come la boca, literal.

Pablo: Mmm... Pero, que efusividad... -río cuando se separa de mí-

Ari: Lo que tú me haces sentir.

Pablo: Sabes que me encantaría volver a perder el control contigo esta cama, ¿no? -asiente- Pero, tengo una sorpresa preparada para ti que lleva esperando mucho tiempo por nuestra pasión repentina.

Ambos reímos y yo me quiero quedar a vivir en su risa.

Ari: Vamos a la ducha y nos vamos a tu sorpresa, ¿te parece?

Pablo: ¿Ducharnos? -asiente- ¿Juntos?

Ari: Ajá... -baja su mano por mi cuerpo hasta llegar a mi erección que con su forma de tocarme cada vez crece más-

Pablo: No encuentro mejor plan que ese -la beso antes de que nos levantemos para volver a perdernos bajo la lluvia artificial-

La veo caminar desnuda hasta el baño y siento que no hay mejor paisaje que ese.

Yo la amo.

Es mi hogar... Ella es mi refugio.




Vamos a volvernos eternos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora