Capítulo 34

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Narra Pablo.

Me despierto por el dolor de cuello que tengo. He dormido solo dos horas y sentado en esta silla pero, con la cabeza en la cama de ella mientras sujetaba su mano.

Estaba muy nerviosa y hace a penas dos horas se durmió.

Me levanto y me estiro intentando que deje de dolerme todo el cuerpo pero, lo que más me duele es verla así de destruida y de rota.

Ahora duerme plácidamente y me encantaría que pudiera tener siempre esa paz que tiene ahora mismo.

Toda su tranquilidad parece haberse esfumado porque comienza a revolverse nerviosa entre estas sábanas de hospital, diciendo mi nombre una y otra vez.

Me acerco rápidamente a ella y me pongo a su lado.

Pablo: Shh... Tranquila, mi amor -cojo su mano y beso su frente- Estoy aquí, tranquila -sus ojos se abren por completo-

Su mirada refleja tristeza y cansancio, están rojos e hinchados por todo lo que ha llorado en las últimas horas.

Ari: Dime que todo está bien, por favor... -me dice en lo que es casi una súplica-

Pablo: Cariño... -acaricio su pelo, mientras tengo su mano cogida- Me encantaría decirte que sí pero, la realidad es que aún el doctor no ha pasado con los resultados. Lo que sí sé es que pase lo que pase no te dejaré sola como hace años. Esta vez pase lo que pase, estaré contigo hasta el último día.

Las lágrimas comienzan a escaparse de sus preciosos ojos y mi alma se rompe aún más.

Ari: Yo lo único que quiero es que mi bebé esté bien.

Pablo: Yo tengo el presentimiento de que este pequeñín o esta pequeñina -pongo mi mano sobre su vientre- Está perfectamente.

Acto seguido, el doctor llama a la puerta y entra.

Mi novia se incorpora rápidamente en la cama y seca sus lágrimas.

Ari: ¿Cómo está mi bebé, doctor? ¿Tiene ya los resultados? ¿Han salido bien? -dice rápido y casi sin respirar-

Yo, personalmente, no logro descifrar la cara del doctor y me voy a morir de los nervios.

Ari aprieta mi mano nerviosa y yo la sujeto con más fuerza aún.

Doctor: Tranquilos, vuestro bebé está perfectamente -dice con una sonrisa-

La abrazo y ella se aferra a mí como si yo fuera su salvavidas en medio del océano.

Ari: ¿Y por qué me ha pasado esto? -le pregunta preocupada-

Doctor: Ha sido una amenaza de aborto. ¿Has tenido últimamente alguna situación de estrés o nervios por algo?

Ambos nos miramos.

Ari: Sí, estamos organizando un viaje y esta mañana mismo estábamos en Málaga... ¿Es por eso?

Doctor: Es muy posible que sí, también influye que no hayas tenido unas horas de sueño y unas comidas adecuadas. Debes cuidarte mucho si quieres que tu bebé nazca -le dice serio-

Ari: Yo le prometo que así será, doctor. No hay nada en el mundo que más quiera que a mi bebé -lleva sus manos a su vientre-

Pablo: No se preocupe doctor, yo me encargaré de que siga todas las dietas y horarios de sueño al pie de la letra.

No me perdonaría que nada malo le sucediese a ella o a nuestro bebé.

Ari: Y todo eso, ¿quiere decir que no podré viajar?

Doctor: Sí pero, siempre y cuando lleves unas medidas estrictas a seguir en tu embarazo. Nada de estrés ni de emociones fuerte, no hagas esfuerzos físicos en los próximos dos meses y lleva una buena alimentación -le dice- Con eso a raja tabla, podrás viajar.

Ella sonríe.

Su rostro ya no refleja angustia ni dolor, ahora refleja paz y felicidad.

Ari: Así será doctor, todo sea porque él o ella nazca sano y fuerte -acaricia a nuestro bebé-

El médico asiente.

Doctor: Entonces iré a preparte el alta -nos dice sonriendo-

Aprieto su mano levemente y beso el dorso de ésta.

[...]

Entramos en casa y tomo su mano, haciendo que se detenga.

Ari: ¿Qué pasa? -pregunta confundida-

No sé cómo le voy a decir esto que le quiero decir... No quiero que piense cosas que no son realmente.

Pablo: No sé si es buena idea que vengas conmigo a Miami -le digo de una-

Ari: ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! -exclama confundida y hace que suelte su mano-

Pablo: Amor... Ya has oído al doctor, nada de estrés ni de emociones fuerte, entre otras cosas -intento acariciar su cara pero se aparta- Y este viaje no será un viaje relajado, precisamente...

Ari: ¿Es eso? ¿O es que si voy arruinaría tus planes con quién sabe quién?

No me puedo creer que me esté insinuando que no quiero que venga conmigo a Miami porque allí tengo a otra.

Pablo: No me lo creo... Estás insinuando que tengo a otra mujer en Miami, antes de valorar el hecho de que me esté preocupando por tu salud y la vida de nuestro bebé -espeto molesto y dolido-

Y sí, realmente me molesta y me duele que esté desconfiando de mí. Pero más me duele que dude de mi preocupación por ella y, sobre todo, por nuestro bebé.

Ari: Es la segunda vez que me insistes para que yo no vaya. Pero, está bien, no iré -va hacia la habitación y le sigo- Puedes estar tranquilo que no interrumpiré tus planes con tú sabrás quién.

Cierra de un portazo la habitación, dejándome con la palabra en la boca y con mil ganas de decirle que a la única mujer que amo es a ella y que daría mi vida por ella y por nuestro bebé.

Pero no, no iré detrás de ella como siempre hago. Si de verdad me ama y confía en mí, sabrá que ella es la única mujer en mi vida y si no lo sabe... Tenemos un problema porque si después de tantos años y de tantos momentos juntos no confía en mí... No sé a dónde podemos llegar.

Vamos a volvernos eternos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora