Érase una vez un sueño (Larry Stylinson) - Traducción

Capítulo 1

La alarma de su teléfono suena a las 9:00 PM. El agudo pitido junto a su oído hace que Louis tire la almohada sobre su cabeza con un gemido y golpee el teléfono de la cama al suelo en el proceso. Cae contra la madera con un golpe sordo y sigue vibrando y sonando hasta que Louis saca un brazo de debajo de las cobijas para buscar el teléfono a tientas, barriéndolo con su pulgar en un movimiento practicado una vez que lo agarra.

Se pone de espaldas y se araña el cuello para desenredarse de los cables de los auriculares. El sonido metálico de Chopin que sale de los auriculares se interrumpe cuando encuentra su iPod entre las sábanas y lo apaga. Después de otro minuto, se sienta y enciende la luz, entrecerrando los ojos en el lecho de su habitación: ropa y zapatos esparcidos en el suelo, una pila de libros que se habían caído de la cómoda y que nunca se había molestado en recoger. La mesita de noche está llena de frascos de pastillas vacíos y manchas de anillos superpuestos de su última copa.

Él balancea sus piernas fuera del lado de la cama justo cuando suena la alarma nuevamente: 9:10 PM.

Ha estado siguiendo la misma rutina por cerca de tres años. Se suponía que la rutina era buena para él, pero en este punto es como vivir en el corredor de la muerte.

A Louis le gusta pensar que fué normal, una vez. No puede recordarlo, pero le gusta pensar que debe haber habido un tiempo, hace mucho, cuando no era así. Cuando podía tocar a las personas sin tener miedo de lo que iba a descubrir. Cuando no se perdía por segundos u minutos u horas. Cuando sus sueños no lo llenaban de horror y miedo. Sus sueños que no son sueños, sino vívidas impresiones de momentos en vidas que no son la suya. En sus sueños no es él mismo; Ve a través de los ojos de otras personas y siente a través de un cuerpo diferente. Sueña con personas cuyos rostros ve más tarde en la televisión o en los periódicos cuando puede obligarse a mirarlos. A veces se reconoce a sí mismo en las imágenes escogidas por familias en duelo que buscan respuestas, justicia o venganza. Y a veces reconoce la cara en la foto policial. Otras veces sabe cuando lee el relato de su muerte y para él es un recuerdo y no una historia.

Podría haber sido normal una vez, pero no lo ha sido durante mucho tiempo. Durante el mismo tiempo que ha estado tratando de hacer que se detenga. No lo ha logrado, pero se ha dado cuenta de que tres pastillas para dormir antes de ir a la cama por lo general significa un sueño sin sueños, o un sueño reparador. Encontró que seguir las pastillas con un poco de alcohol funciona incluso mejor. Sin embargo, todavía sueña lo suficiente como para pensar, de vez en cuando, sobre tomar más de tres píldoras. Ocho lo noqueará por un día entero, él lo sabe. Treinta y seis píldoras lo llevarán al hospital, pero no lo matarán ... también lo ha descubierto.

La desventaja de las pastillas para dormir es la somnolencia, que persiste incluso mientras conduce al trabajo. Pero las carreteras están prácticamente vacías a esa hora y está cómodo detrás del volante, luchando contra el sueño con un cigarrillo y un termo de café. Trabaja las noches porque los sueños son menos intensos cuando duerme durante el día. Y porque se siente más fácil ignorar el mundo cuando duerme mientras todos los demás están despiertos. Todo parece menos real por la noche, un poco como un sueño. Puedes despertarte de los sueños, y Louis conserva todas las esperanzas, por pequeñas que sean.

La estación de servicio en la carretera se destaca en medio de la oscuridad circundante. El espacio de estacionamiento para empleados está en la parte de atrás del edificio de la tienda de 24 horas, fuera de la luz dura y fría. Louis deja que suenen las últimas notas de la sonata para violín de Brahm antes de apagar el motor. Enciende la luz del techo para mirar por el espejo retrovisor, frotándose el sueño y metiendo su flequillo debajo de su gorro en un bostezo.

Se sobresalta con un golpe en la ventanilla del coche y hace estallar su cuello mientras gira la cabeza. Perrie le sonríe, golpeando sus nudillos contra el cristal de nuevo.