"Nunca me olvides"-(TaeKook)

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-¿Por qué no contestas mis llamadas?-sollozaba silencioso debajo de sus mantas-¿Acaso ya no me quieres como antes?-ahogó un chillido en la almoada -¿O simplemente ya no me recuerdas?-eran unos de los tantos pensamientos que lo volvía loco.

Desde que su mejor amigo de la infancia y primer amor se mudó junto a sus padres a China, todo su mundo se derrumbó, despues de perder contacto alguno con Kim Taehyung, lo sabe, ahora más que nada, Jeon Jungkook sabía que no podría volverlo a ver.

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Pasaron los días, los meses, los años y el castaño aún no puede dejar de pensar en él. Ahora, con dieciséis años sabe que no lo volverá a ver.

Un bulto se encontraba en la cama descansando, hasta que una voz familiar lo despierta de su sueño.

-Jungkookie~-la voz de su madre, la mujer que lo apoyó en todo momento de su corta vida, lo llamaba-Arriba bebé, si no te levantás llegaras tarde a tu primer día de clases.

-Omma~-gruñe por debajo de las sabanas-No quiero ir, es el primer día, no harán nada interesante, por favor, déjame dormir ¿Si? -el menor no quería moverse de su cómoda cama, estaba demasiado cómodo y caliente como para moverse de ahí.

-Jeon Jungkook-habló su madre con voz de autoridad que hizo erizar los escasos bellos del muchacho y le dijo- Más vale que te levantes en éste instante, de lo contrario te castigaré por un mes completo-su madre aveces podía ser una mujer dulce y amable si te comportabas como corresponde, pero si la hacías enfadar se convertiría en alguién quien no tendra duda alguna de castigarte de la peor manera posible Jungkook lo sabía más que nadie en el mundo.

-Está bién-respondió enojado-Pero sólo me levantaré porque tengo miedo a que me castigues por más tiempo-y se levantó.

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Al llegar a su colegio, fue recibido por varias muchachas que descaradamente se acercaban revoloteando sus largas, y en su mayoría, postizas pestañas, con la intención de intercambiar uno que otro dato con el menor.

-Jungkookie Oppa~-dijo una de ellas, que notoriamente era mayor que el castaño, sus cabellos eran negros y largos. Se le acercó meneando sus caderas al mismo tiempo que abrazaba el brazo izquierdo del menor- ¿Podrías darme tu número?- la muchacha tenía rasgos finos, labios delgados, pintados de un rojo exageradamente fuerte, cosa que al menor no le atraía en lo absoluto-Se un buen niño- dijo mientras le lanzaba un coqueto guiño.

-No soy tu Oppa-respondió el menor con una notoria incomodidad en su dulce voz, generando en sus labios una mueca de invomodidad -Yo... no puedo estar aquí-se excusó- Además, no tengo teléfono- mintió, y esque no le quedaban muchas alternativas, era eso, o comenzar a recibir mensajes de chicas, que el no conocía, ni mucho menos sabía de su existencia-Lo siento, debo irme-y se marchó, no importandole escuchar los llamados y lloriqueos de las mujeres que estaban con él.

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Se adentro en su nueva aula, observó a sus antiguos compañeros de clase, al parecer no habría nadie nuevo en ella, pero decidió no darle importancia. Vió a lo lejos, a alguien que lo esperaba, y ahí estaba él, con su sonrisa radiante, y sus cabellos anaranjados.

-¡Kookie!, me alegro tanto de alfin poder verte, hace mucho tiempo que no te veia-dijo mientras se acercaba a él más que emocionado.

-Nos vimos hace dos días Hobi hyung-respondió Jung Kook, aveses su amigo podía ser muy exagerado-También te extrañe.