Capitulo 31

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Me quedé helada.

-¿Tiene algo de malo si lo fuera?- pregunté sarcástica.

-Tienes casi diecinueve años, y a la mitad de los muchachos del pueblo detrás de ti, sin descontar que eres ardiente, ¿cómo es que sigues siéndolo?-.

-No lo soy- admití intentando evitar el rubor.

-¿Con quién fue?- preguntó curioso mientras yo lo observaba con los ojos como platos- oh vamos, eres como mi hermana, ¿no vas a contármelo?

-Ni en sueños-.

-¿Fue con alguien del pueblo verdad? ¿del instituto?- cuestionó- ¿con Paul?- me miró y no contesté- oh... ¡sabía que había sido con él!

-¡No! No fue con él, ni con ningún chico del instituto, Zayn- gruñí.

-¿Fue con una chica?- abrió los ojos sorprendido, y noté una leve pizca de excitación-.

Comencé a reírme a carcajadas tras su expresión.

-No fue con una chica- comenté entre risas.

De ninguna manera me haría confesarle que mi primera vez había sido con Harry.

El se me quedó observando, no se quedaría sin una respuesta.

-Fue con un chico del instituto al que iba en Doncaster, unos meses antes de cumplir dieciocho- maldita y descarada mentirosa, eran mis nombres.

-¿Y qué tal? ¿te dolió? He de decir que los hombres salimos en gran ventaja de esto ya que...- volví a interrumpirlo.

-¡Callate! ¡No quiero escucharte!- tapé mis oídos, ahogando su risa.

Habían pasado más de diez minutos y el profesor no aparecía, cuando estaba a punto de recordárselo a Zayn, un hombre joven, de unos veintiséis años entró por la puerta.

Me quedé impactada.

Era realmente guapo. ¿Sería un estudiante nuevo? Ojos color chocolate, y pelo castaño. Fuertes bíceps debajo de una camisa blanca al cuerpo. Rostro perfecto y aniñado.

Parecía un modelo salido de una revista adolescente.

-Hola clase- anunció parándose frente a todos y casi se me disloca la mandíbula al escuchar lo que dijo- soy su nuevo profesor, Liam Payne.

¡Dios me bendiga! ¡¿Ese era nuestro profesor?! A partir de ahora jamás volvería a llegar tarde a la clase.

-Se te caerá la baba- susurró Zayn riéndose.

Golpeé su codo disimuladamente y el se quejó.

-Seré su nuevo profesor el resto del año, ya que el profesor Slaviñi, se ha jubilado, como deben haberse enterado- dijo observando a todos en general.

Su voz era fuerte, clara, y masculina. Aunque su ápice era jovial. No parecía ser un tipo exigente, se expresaba con amabilidad y casi con dulzura.

No pude quitar mi mirada de él en toda la clase, y Zayn se la pasaba haciéndome bromas.

Era la primera vez que no quería que acabasen las dos horas de literatura desde que había entrado a la universidad.

Todo en él era tan perfecto.

Al terminar las horas, y de mala gana, junté mis cosas y me dirigí a su escritorio mientras procuraba que mis pies se movieran luego de estar tan cerca de él.

-El ensayo- anuncié dejando mis dos hojas sobre su escritorio y él levantó su mirada.

El corazón me dio un vuelco.

-Mañana sabrás tu nota- sonrió y me sonrojé.

Zayn me tomó del brazo mientras salíamos, estaba embobada.

-Me haz ignorado toda la clase- se quejó haciendo una mueca- me siento desvalorizado- agregó dramatizando.

Me reí.

-No exageres, sólo hacía el ensayo.

-¿Notas qué tan estúpido suena eso verdad, _____________? Haz estado toda la clase atontada por el profesor nuevo.

No iba a mentir, no tenía opción.

-Es demasiado guapo- suspiré y Zayn hizo una mueca.

-No tanto como yo-.

-No claro que no- me reí mientras lo tomaba del brazo.

Dani estaba apoyada sobre su auto esperándome en el aparcamiento.

-¿Qué sucede con esa sonrisa? ¿algo nuevo?- preguntó mientras nos subíamos y yo me despedía de Zayn con la mano que se subía a su lujoso auto.

-Un profesor- suspiré sonrojada.

{Narra Harry}

-Oh cielos- gemía Alison debajo de mi y arañaba mi espalda.

Hacia quince minutos que habíamos entrado al cuarto, y ya la tenía gritando.

Me moví rápidamente en su interior, quería acabar con eso de una vez.

Su cuerpo se retorcía y gritaba con el éxtasis a flor de piel.

La azotó un orgasmo, y luego de unas embestidas más llegó el mío.

Grité con júbilo.

No podía vivir sin el sexo.

Por más que quisiera que fuera __________ la que estuviera entre mis brazos, y me rogase que no me detenga, ése deseo no se iba a dar a mi favor.

Hacía seis meses que no había vuelto a tocarla, ni a darle indicios de algo más. Ella se comportaba de la misma manera.

Pero fui yo realmente el culpable. Una de las tardes en las que habíamos comenzado todo de nuevo, tuvimos una charla profunda.

Ella me dijo que yo la había lastimado, y desde ése día no me permití volver a acercarme como algo más que un amigo.

Sin embargo, me moría de rabia cada vez que algún chico en el campus se le acercaba.

La amaba. Y cada maldito día de mi existencia me enamoraba más de ella, siendo consciente que nunca la iba a tener.

Si bien ya no tenía sexo con cada chica del instituto, aun no perdía la rutina.

Dos chicas por semana, eran mi "permitido" personal.

La cosa consistía en ligarme a una cualquiera, llevarla al cuarto, follarla mientras pensaba condenadamente en ___________, y a la mierda.

Era cruel y muy poco hombre de mi parte, pero una mano no servía para desquitarme de la excitación que sentía cada vez que la tenía cerca.

Estaba sumido en una depresión interna, que jamás aceptaría frente a ella.

Éramos realmente amigos, pero no me conformaba con esa relación.

¿Ella habría salido con alguien luego de nuestra noche?

Era obvio que sí, con todos los babosos detrás de ella, era obvio que lo haría.

Se me partía el corazón y me llenaba de rabia cada vez que pensaba en que alguien más podría haberla tocado.

Me levanté de la cama, me puse el pantalón, la camisa y dejé a la morena sola sobre mi cama.

-Siéntete como en tu casa- dije cortante y frío antes de salir de la habitación.

¿Quien te crees que eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora