Capitulo 5 segunda parte

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Capitulo 5 .. Segunda parte

{Narra Harry}

¿Cómo diablos vió la braga? ¡Maldita Caroline! Bueno, yo no era un gran santo que podamos decir, me gustaba divertirme. Y eso implicaba una chica diferente cada noche. Nunca me habría importado que alguna viera ropa interior de mujer en el piso, pues la mayoría de las mujeres con las que me acostaba eran unas zorras. Pero con Cecilia era diferente. Su cuerpo me volvía loco, y su personalidad... esa dulzura ocurrente y su sarcásmo inteligente, firme y decidida. Me encantaba.

La quería en mi cama esa noche, y no iba a dejar pasar la oportunidad.

Cecilia salió de la habitación luego de plantar un beso en mi mejilla, muy cerca de mis labios, que me dejó estúpido literalmente.

Cerré la puerta por cinco minutos para recorrer toda la habitación con la mirada y buscar alguna otra prenda perdida en el piso, o en la cama. Me sorprendí al encontrar otras prendas. ¿Es qué acaso a las mujeres no les importa salir por ahí sin ropa interior? Menudas putas con las que me acostaba.

Tiré toda la ropa interior femenina por la ventana de mi casa. "Muy maduro, Harry" atacó mi conciencia.

Abrí la puerta y fui hasta la habitación en la que se quedaba Cecilia, pero no estaba.

Caminé al comedor, y tampoco.

Finalmente llegué al living, y la ví semi-sentada, semi-acostada sobre el sillón.

Estaba profundamente dormida. ¿Cuánto habían pasado? ¿quince minutos? ¿veinte, quizás?

Bien, había perdido la oportunidad de acostarme con ella y de hecho,.. no me importaba. Era tan linda cuando dormía. Su mejilla estaba apoyada contra un almohadón, y la leve presión causaba un adorable sonrojo en su pómulo. Un mechón de cabello rebelde caía sobre su rostro, y tenía la boca ligeramente abierta. No pude evitar no darme el lujo de mirar sus pechos, y luego sus piernas.

Un momento... ¿moretones? me acerqué un poco y noté que tenía moretones en las piernas y algunos rasguños sobre el cuello.

¡Su padre! Maldito hombre, me daban ganas de salir a buscarlo y arrancarle cada puta membrana que cubría su cuerpo. ¡¿Cómo podía hacerle eso a su hija?!

Cecilia se removió incómoda. Suspiró afligida y un breve llanto sordo salió de su garganta.

Me acerqué rápidamente para ver que le ocurría. Toqué su hombro.

-¿Ceci?- pregunté preocupado. Estaba teniendo pesadillas.

Su respiración se volvió agitada y lágrimas caían por su rostro. Empezó a temblar

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