Epílogo

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"Te conocí vida mía y me entregaste tu amor y la hoguera de mi vida que permaneció apagada de repente se encendió... y con tu calor y tu belleza, tu sonrisa angelical te apareciste en mi vida,para sanar mis heridas y calmar mi soledad."

Layla se encuentra muy mal, ya es una loba vieja, está cansada, y ha cumplido su misión, fundó una familia, con el cual nunca se imagino que iba a ser el amor de su vida, aquel que la defendería ante los peligros, ante las adversidades, pero ella también siempre estuvo ahí, al borde del cañón, por su familia, por su linaje, un linaje que hoy en día es una exitosa manada, que domina el rió de Slough Creek.

"Y hoy me dices que te vas, te vas, y aunque mucho me quisiste, respeto tu desición y guardo en mi corazón, la ternura que me diste."

A Layla le ha llegado la hora de partir, la gracia de un amor verdadero, Steans, el lobo blanco,  quién la vida le cambió, la apoya mientras padece, recostada al lado de un árbol.

"Y aunque ya no te veré jamás, y te vas como viniste, yo le suplico al creador, que te dé su bendición aunque voy a estar muy triste..."

El fruto de la unión que la madre naturaleza bendijo, como dijo el creador al primer hombre, cuando se creó la primera mujer:


Layla y Steans ya tuvieron su hora, sirvieron a la tierra con fervor y dedicación, ahora, las crías que con tanto amor criaron, van a hacer lo mismo, a formar su propia manada, y poder finalmente, en el firmamento, formar una bella noche de luna.  

"Y luego cuando ellos se van, 

algunos sin decir adiós, el frío de la soledad golpea nuestro corazón, es por eso amor mio que te digo por una y otra vez... si llego a la vejez... que estés conmigo."

Una noche de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora