CAPÍTULO 4: EL PANTANO DE LOS TROLLS

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El grupo iba caminado muy lentamente chapoteando por aguas turbias. El lodo hacia que el avance fuese muy dificultoso. A demás los mosquitos los estaban hinchando y el fétido olor no ayudaba a que la travesía mejorara. A demás los pocos árboles que había tenían copas muy grandes que ocultaban la luz. Puede que hubiera cinco metros o más entre árbol y árbol, pero sus copas se juntaban con unas ramas muy finas y flexibles.

- ¿De quien ha sido la horrible idea de ir por este hediondo lugar?- Dice Turkin, al cual le llega el lodo por el cuello y tiene que llevar su hacha por encima de su cabeza y andar abriéndose paso con su cadera.

- ¿Y yo que se?- Responde Prunk.- Supongo que ha sido la situación, no estábamos en condiciones de enfrentar-nos a eso.

- Puede, recochorlis.- Dice el enano escupiendo lodo que le había entrado por la boca.- Pero ya me hubierais podido dar un flotador.

- ¿Quieres que haga un hechizo que te permita caminar mejor?- Dice Zanna.

- ¿Cómo? Ni pensarlo. Prefiero ser un enano ahogado a que me hechices con tu magia. A saber que me haces.

Algunos pájaros descendían de las copas para comer los gusanos que pululaban por el lodo. A veces ciempiés gigantes pasaban por su lado, ignorándolos, buscando a sus presas. La vegetación escaseaba y la que había era de colores marrones u oscuros y emitían un olor poco recomendable.

- Arg, vaya mierda de sitio.- Sigue diciendo el enano.- Se estaría mejor en una bañera llena de enanos sudados.

- ¿Alguien puede hacer el favor de hacer callar al enano?- Dice Eledaila.- Me está poniendo nerviosa.

- Encima que tengo que aguantar esta pocilga los jóvenes de hoy en día no respetan a sus mayores. Jovencita en mi tierra ¿sabes que les hacen a los mal hablados? Les van cortando trozos de la lengua a cada falta de respeto. Si se sigue con esa actitud al final no queda lengua con la cual hablar.

- Lastima que no te la cortaran a ti de pequeño.- Responde Eledaila.- Nos habrían ahorrado mucho dolor de cabeza.

- Abrase visto.- Dice el enano indignado.

- Xist, calla.- Dice Eledaila.

- ¡A mí no me mandes callar renacuaja!- Grita el enano furibundo.

- Que, no, que he escuchado algo.- Dice Eledaiala.

- Tus pedos has oído, a mí no me cambies de tema.- Insiste el enano.

- No Turkin, yo también escucho algo. –Dice Zanna.

- Como no, las elfas contradiciendo a los enanos.- Sigue murmurando Turkin.

- Yo también oigo algo.- Dice Línkolas.

- Al igual que los elfos.- Sentencia Turkin.

- Turkin, tranquilízate, yo también escucho algo.- Dice Prunk.

- Lo que faltaba hasta el humano que no me cae mal. Estáis en contra del enano, claro, como soy el más bajito. – Sigue diciendo el enano.

En ese momento de un matorral situado cerca de Turkin sale un brazo de color verde pálido lleno de musgo intentando coger al enano. Este lo ve, da un grito y corta el brazo con el hacha.

- Así aprenderás a no meterte con los enanos.- Dice satisfecho Turkin.

El trozo de brazo cortado a la altura del codo, se mueve convulsionándose. Poco a poco le salen unas fibras del brazo cortado formando otra figura.

- ¡Trolls!- Grita Prunk.- ¡Son trolls del pantano!

- ¿Cómo puede ser?- Dice Zanna.- Según mis saberes en esta zona no hay trolls de los pantanos.

EL NEKOMANTEWhere stories live. Discover now