—Con que la reina le dio a su hija un objeto importante, que historia más interesante, me gusta mucho —interrumpe los pensamientos de Prunk.
—¿Eh, ¿qué? —dice Prunk, el cual ha estado absorto en su historia.
En ese momento se da cuenta de que igual ha hablado demasiado y al parecer el paladín se da cuenta de los pensamientos de Prunk.
—No importa, ese dato es importante, luego os explicaré a todos que ese esa misteriosa gema —lo tranquiliza el viejo—. Estamos llegando al final ¿no?, todo lo que nos cuentas es importante para entender. Por favor continua.
———————————————————————————————————
Era de día, pero la luz del sol no era cálida ni alegre, sino más bien mortecina. No encontrábamos a escasos metros de lo que una década atrás eran los muros de la capital del reino de los humanos, Cristalnivis. La que otra hora brillaba con luz propia llena de vida y fervor, estaba inerte y en silencio, con la mayoría de los edificios semiderruidos por la larga guerra.
Habíamos planeado atacar unas cuantas horas después de que saliera el sol, cuando las tropas del falso rey eran más débiles, en parte porque una sección de su ejército solo era efectivo por la noche, como los vampiros o los hombres lobo. También habíamos detectado que el nigromante solía aprovechar las horas diurnas para descansar y reponer su poder, ya que aún necesitaba del reposo, aunque según los rumores de los exploradores poco le faltaba para ser iniciar el ritual que lo convertiría en un liche.
Éramos cinco valientes enviados como última esperanza para el reino. Si enviábamos a un ejército las alertas enemigas saltarían, pero si un grupo reducido se colaba en el antiguo palacio, hallaba al falso rey y le daba muerte, su ejército se desmoronaría y ganaríamos, si por el contrario fallásemos, probablemente la rabia acapararía todo el ser del nigromante y enviaría todo lo que tenia para erradicar de una vez por todas los pocos rebeldes que quedábamos defendiendo el reino.
Junto a mí se encontraban: Zack experto en abrir cerraduras y antiguo bribón de Cristalnivis, se sabía cada una de las callejuelas de la ciudad, nos podía guiar y abrir paso hasta palacio, Roderick jefe de los paladines de la reina, Trufok el druida, experto en magia blanca que nos podría ayudar a menguar la defensa de nuestros enemigos y Tarsia, una de las mejores exploradoras que quedaban en el reino, aunque no llegaba a la pericia de Eliana era bastante buena.
Habíamos viajado lo más rápido que podíamos durante el día y por las noches no escondíamos en los lugares más recónditos que encontrábamos. La travesía fue dura y a veces teníamos que esperar horas, sino días, para avanzar unos cuantos kilómetros sin ser detectados. A todo eso hay que sumarle que la nieve limita nuestro avance. Pero finalmente allí nos encontrábamos.
No nos fue difícil traspasar por los escombros de la, antaño noble, primera muralla, que daba a la zona residencial y de comercio de Cristalnivis. Todo estaba cubierto del telón blanco de la nieve.
Probablemente el falso rey tendría vigilada la ruta por la cual habíamos escapado, hacia seis años en ese momento. Unos años en que los humanos del reino nos refugiamos en la zona Oeste más alejada de Cristalnivis. También hubo mucha gente que huyó por el reino de los enanos hacia tierras más pacificas como el reino sureño.
El ansia me comía vivo por ir a por mi familia, peor aún tenia asuntos que atender. Me convertí en el tutor de la en aquel entonces ya reina Hielin, a demás fui designado general de los ejércitos y me dedicaba a organizar las defensas para mantener a raya al falso rey. Al parecer de momento no estaba interesado en conquistar nuevas zonas y se había aposentado en el trono. Pero aún así los muertos nos atacaban sin cesar, supongo que para mantenernos a raya y no le quitásemos el trono usurpado.
YOU ARE READING
EL NEKOMANTE
FantasyUn pueblo donde conviven elfos, enanos y humanos es atacado en plena noche por una orda de no muertos. ¿Quien los comanda? Que quieren de ese pueblo ubicado en el extremo de uno de los 4 reinos? Adentrate en la historia y lo descubrirás.