El grupo se refugia en una pequeña cueva situada en un lateral de la falda del monte blanco. La cima del monte suele estar nevada todo el año, pero no así su falda. Utilizando una magia de ocultación de sonido y de lugar, el grupo puede descansar sin temor. Si alguien pasa por fuera no vería la cueva, solo vería piedra y si se acercara tocar esta estaría sólida. Zanna había utilizada este último hechizo que le quedaba, ahora ella estaba en un rincón de la cueva estudiando su libro de hechizo y preparando los conjuros que piensa que le serán útiles a la mañana siguiente con la ayuda de una pequeña vela.
Por su lado Eledaila está recostada mirando al techo mientras juega con el colgante que le regaló su maestro antes de partir de la aldea, al lado de una hoguera que han hecho en el centro de la cueva, pese a la insistencia de Zanna de no hacerlo, ya que su conjuro no consigue que el humo que salga por la entrada no se vea, pero el enano, Línkolas y Eledaila no querían pasar frio esa noche, y consideraban que el humo no se vería, ja que esa era una noche sin luna. Por su parte Prunk no dijo nada, él estaba sentado perdido en su pensamientos mirando fijamente al fuego, mientras Turkin asa un trozo de carne. En ese momento Línkolas saca su laúd y empieza a entonar una agradable melodía. El enano lo mira de reojo y refunfuña, pero sin decir nada más, está demasiado cansado como para discutir.
La noche dio paso al día, pese a haber dormido en una cueva han descansado lo suficiente y nada más entreverse la luz del amanecer recogen los bártulos y salen de la cueva dispuestos a enfrentarse a un nuevo día. Es una mañana fresca y el viento trae un olor mentolado que proviene de un cercano bosque, situado a unos centenares de metros de la entrada de la cueva. Turkin estira sus cortas articulaciones como si fuera un gato fofo, los elfos por su parte se estiran y dan un par de saltos, mientras que los dos humanos hacen sus rigurosos estiramientos mañaneros. Eledaila no deja de calentar y estirar sus músculos ni un solo día. Como dice su maestro "Una buena cazadora siempre debe de estar preparada para perseguir a su presa".
El grupo aún no ha decidido si ir primero al reino de los elfos o al de los enanos, de todas maneras hasta que no lleguen hasta la Encrucijada del Cañón, no deben tomar esa decisión. El reino Sureño está rodeado completamente por una cordillera, dividida en diverso montes o montañas de distintos nombres, como el Monte Blanco. Solo existe un paso abierto en ella, y ese es la Encrucijada del Cañón. Por la parte sud, este y oeste solo hay océano, por la parte norte se puede llegar al reino de los elfos o de los enanos dependiendo por donde estés, pero escalar esa cordillera es una locura, sus picos ascienden a desenas de kilómetros y fuertes vientos azotan esa zona. Por otro lado travesarla por dentro utilizando sus incontables grutas y cavernas también es un suicidio, criaturas maléficas viven en sus entrañas y si no te pierdes por el laberinto de grutas y mueras de hambre probablemente te mate alguna cosa que pulule por allí.
El grupo de momento avanza siguiendo el contorno de la montaña, considera que es demasiado peligroso exponerse aún, su ruta es seguir la montaña hasta llegar al Bosque Lila, un bosque que formado por incontables arboles de El lilo, que suelen medir entre 2 y 4 metros de altura. Son de tronco muy fino y los envuelve un agradable aroma que proviene de sus abundantes flores lilas. Des de allí el grupo pretende cruzar a gran velocidad la Explanada Mentolada, una extensión de unos 10 kilómetros cuadrados cubierta prácticamente toda ella de menta. Una vez hecho eso solo les quedaría travesar el Bosque Robloso y llegarían al Cañón, para finalmente alcanzar la Encrucijada del Cañón.
- Vamos muchachos no corráis tanto. - Dice Turkin resoplando, mientras se apoya en la pared de la montaña cerca de unas enredaderas.
- Vamos enano gruñón.- Rie Eledaila.- Pensaba que erais pura roca resistente.
- Escúchame jovencita, los enanos somos duros y aguantamos mucho, pero somos como rocas, eso de ir rápido no es lo nuestro.- Responde Turkin mientras se aleja un poco de la pared con el dedo indicie levantado hacia Eledaila.
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EL NEKOMANTE
FantasyUn pueblo donde conviven elfos, enanos y humanos es atacado en plena noche por una orda de no muertos. ¿Quien los comanda? Que quieren de ese pueblo ubicado en el extremo de uno de los 4 reinos? Adentrate en la historia y lo descubrirás.