¿Confundido?

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Peter había tenido de esas preguntas existenciales durante la ducha entre otras cosas, pero volviendo a la pregunta era ¿Cuándo cumplía años su novio? Se sintió mal por no saber aquel dato, pero era algo importante bien sabía la edad de su anciano incluso hizo y deshizo su cerebro con muy buenos cálculos matemáticos según Hank, pero no obtuvo una respuesta a lo deseado. Las últimas veces que hablaron de su pasado pasaban tres cosas, Logan lloraba, tenía pesadillas o no recordaba, simplemente no quería nada de las tres, no quería herirlo.
Era de noche y esperaba que el mayor llegará a su habitación, estaba ansioso en sus manos posaba una caja azul con un moño plateado.

El mutante de garras, había tenido un día de lo más pesado. Sus clases fueron un infierno, la mayoría de sus alumnos quedaron bajo su cuidado en detención. Tuvo una discusión con cierto mutante que controlaba el metal. Que hubiera terminado en golpes si no fuera por la intervención de Charles, Hank y Raven. Llevándolo a que cuidara a los alumnos en detención provocando que no viera a su pareja en todo el día.
Entró al cuarto que compartía con su mocoso, gracias a Charles después de que casi estuviera a punto de mandar una búsqueda por Pietro cuando no lo encontró en su cuarto.
Abrió la puerta y la cerró detrás de sí. Se quito el estúpido saco que Charles le obsequió, para luego ver a su pareja, se aproximó sin prestarle atención al objeto en sus manos.
—Hola mocoso, lamento no verte en la hora del almuerzo... Tuve inconvenientes— le beso fugazmente antes de cambiarse y poder entrar a la cama y abrazar a su pareja.

—Lo supuse, pero no importa — realmente había visto a su padre un momento y el hombre no estaba contento, siempre que se peleaba con Logan su padre le ignoraba o no le hablaba, suspira —¿Sabes qué día es hoy? — cuestiona curioso sabiendo que pondría en aprietos al castaño, aunque realmente no sé celebraba nada.

Al terminar de colocarse un pantalón deportivo, quedando con una camiseta blanca mientras salí del baño. Se quedó estático pensando, intentando recordar que día podía ser. No lo recordaba... De seguro era importante si el menor le preguntaban —¿Eh? ¿Feliz aniversario? He no. No ese día no es hoy... Tampoco tu cumpleaños... — comenzó a balbucear cosas sin sentidos, nombrando fechas al azar caminando de aquí de haya sintiéndose frustrado.

Ríe leve y le da la cajita —es algo pequeño por tu cumpleaños, aunque no es el día hoy, pero parece ser uno bueno — se alza de hombros.
Dentro de la curiosa cajita mal envuelta había un papelito y cada papelito era un cupón, sí por qué Peter seguía siendo un enamorado, romántico empedernido se esmeraba por cada detalle, como esos papelitos cada uno por colores:

Amarillo: desayuno en la cama.
Verde: un "rapidito" (donde sea)
Negro: una caja de los mejores puros.
Rosa: escoges mi lencería.
Morado: ganas discusión.
Rojo: fantasía sexual (no tríos, aún no estoy preparado para ello)
Azul: hago lo que quieras
Anaranjado: te baño
Blanco: rellena el cupón


Y así iba la lista algo larga de cupones entre tontos y útiles

Al escuchar la risa del menor se detiene para observarle sintiendo como le da una cajita azul con un moño plateado. Los colores le recordaban al Velocista sonriendo inconscientemente tomo aquella caja —Amor... No debiste molestarte. No era necesario— murmura con la voz suave y con cariño para luego besarle. Al separarse y ver la mirada de emoción del platinado abrió la caja con cuidado como si se tratase de cristal. Al ver los cupones de colores y para que servían sonrió ladinamente tomó el verde mientras miraba al Velocista —tomaré esto, será muy valioso. Nunca sabes si se puede necesitar en clases. Biblioteca. La sala. Cocina. O en un centro comercial— menciona juguetón.

Mira con el ceño fruncido hasta que recuerda que trataba dicho papel, abriendo los ojos con sorpresa —¡No! — murmura un poco sonrojado al imaginar un segundo tal acto contra el escritorio donde el hombre se miraba tan apuesto viendo siempre las libretas de sus alumnos —Nos van a correr de aquí— entrecierra los ojos —puede ser en otros lugares—
sonríe con picardía.

Ríe levemente mientras mira el sonrojo de su pareja mientras guarda el cupón en la cartera —sí, después de todo nunca sabemos en donde será un buen momento para hacerlo— intenta alejar los pensamientos nada sanos o decentes de su pareja, pero le es imposible al verle sonrojado.

—ven que tenemos que recuperar el tiempo perdido de toda la mañana— extiende sus manos a él para atraerle.

Niega levemente antes de tomarle de la cintura y cargarlo provocando que el menor apoye sus piernas en su cintura
— ¿Y de qué manera la podemos recuperar? —pregunta mientras deja pequeños besos en su cuello y clavícula antes de besar sus labios.

—tú escoge—pasa sus brazos por el cuello de este atrayendo le a él para terminar totalmente en la cama, pasar de dulces caricias a unas más necesitada y subidas de tono, de susurros a gimoteos suplicantes que se escucharon hasta la puerta del vecino con las sábanas hechas un desastre ligeramente salpicadas del sudor que emanaron sus cuerpos al entregarse por el deseo al añorarse.

Sonrió como depredador al ver el rostro sonrojado con sus ojos nublados por el deseo de su querido Peter, bajó sus besos hasta su cuello reclamando cada parte del menor dejando algunas mordidas por su cuerpo, deleitándose con gula de los hermosos sonidos provocados, mandó a la mierda las quejas que vendrían después de los demás al escuchar fuerte y claro los dulces gemidos del Velocista mientras le poseía con amor y deseo. Beso sus labios con posesión amando como su nombre surgía de esos hermosos labios. Porque era solamente suyo, y él era solamente de mutante velocista. Porque ambos se pertenecían y así sería por mucho tiempo.

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