Capitulo 8. La disolucion del grupo.

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A unos kilómetros del lugar de la batalla, protegidos de cualquier mirada enemiga, el grupo de gitanos descansaba mientras  les curaban las heridas. Olrei y Felrei eran dos hermanos del clan Comaní, que a pesar de parecerse físicamente, tenían caracteres totalmente opuestos. Los dos tenían la piel cobriza, grandes ojos marrones y el cabello castaño y desaliñado. Mientras que el primero era un muchacho asustadizo, el segundo, que era casi un adulto, deseaba probarse a si mismo. Pero en lo que los dos coincidían era en que debían hacer algo para detener las huestes de cazadores que campaban a sus anchas por el país, sin que nadie les hiciera frente. Por esa razón se habían unido a Ivmar, querían aprender a protegerse a si mismos y proteger a su familia. En ese momento ambos iban de un lado para otro cargados con hierbas, agua y jirones de telas, curando a los gitanos que necesitaban sus servicios. El día se fue oscureciendo hasta el punto que no tuvieron mas opción que encender una gran hoguera, así los heridos entrarían en calor y los sanadores tendrían buena iluminación para trabajar.

Al parar a descansar, Olrei el hermano más joven, que no contaría con más de dieciséis años, se acercó a Ivmar. El guerrero tenía una fea herida en el hombro derecho. Un cazador le había atravesado a traición con su destructora, y tras el sobresfuerzo hecho en la lucha contra Gavin, esta había empeorado considerablemente. La intención del joven Comaní era sanarlo en primer lugar, pero el intento fue en vano, pues el valiente hombre se negó a ser curado antes que los demás. Le hizo prometer al impresionado gitano, que solo volvería cuando los otros heridos hubieran sido atendidos. La labor les llevo a los hermanos un par de horas, en ese tiempo la salud del guerrero se había deteriorado en gran manera.

El joven se maldijo por haber hecho casa a sus instrucciones. La herida de Ivmar no cesaba de sangrar, la piel le ardía como el fuego y un sudor frío acompañado de temblores le recorría el cuerpo. Si no conseguía parar la infección corría el riesgo de perder el brazo o aun peor, morir. En cuanto su hermano quedo libre lo hizo llamar. Los dos juntos se esforzaron en curar al hombre, con algunas hierbas y salvia de roble hicieron un ungüento para poder ganar un poco de tiempo. Estaban exhaustos pero no querían abandonar al hombre que les había enseñado a proteger a sus familias sin haberlo intentado todo. Con un último esfuerzo conjuraron la magia de Ertfin, la madre tierra, para extraer el poder renovador de la naturaleza. Ya no podían hacer nada mas por él, ahora su suerte estaba en las manos de la diosa.

Aydan decidió relevar a sus compañeros para que estos pudieran descansar y reponer fuerzas. Se quedaría a velar los sueños del hombre a quien había aprendido a admirar. Prometió que si empeoraba su salud, los avisaría. Al llegar la media noche la fiebre del enfermo remitió. Dejando al joven gitano mas tranquilo, incluso se permitió dar alguna que otra cabezada.

Al alba Ivmar despertó con energías renovadas, aun estaba gravemente herido pero seguía con vida. Sin duda tiene el beneplácito de la diosa Ertfin-comentaba el grupo de gitanos. Acabaron  montando un pequeño campamento para pasar unos días. Algunos heridos, entre ellos Ivmar necesitaban más tiempo para recuperarse y seguir el camino.

Por fin llego el momento de partir. La asociación entre los gitanos y el guerrero había llegado a su fin. La comitiva de gitanos se disponía a volver junto a sus familias, o lo que quedaba de ellas. Habían acordado que desde ese momento enseñarían a los más jóvenes todo aquello que habían aprendido en compañía de Ivmar. No volverían a escapar de los cazadores oscuros, ni les temerían. Ahora podrían hacerles frente.

Por su parte Ivmar veía un futuro incierto. No sabia que camino tomar, hacia donde dirigirse o que hacer. Mientras recogía sus bártulos Aydan, que ya tenía su macuto al hombro, se le acerco para entablar conversación.

—Bueno ¿y hacia donde vamos ahora?— El hombre lo miro perplejo.

— ¿Vamos? Yo no sé que futuro me espera, pero tú te iras con los de tu raza—. Le contesto tajantemente.

— ¡No puedes decidir por mí!—Aydan le planto cara. Aunque el hombre que tenía delante le sacaba al menos una cabeza de altura y era tremendamente musculoso, el joven estaba dispuesto a emplear la fuerza si fuera necesario. Sabía que Ivmar en su estado, no seria rival para él. — ¡Ya soy un hombre! Además no tengo a donde volver, ni nadie que me espere—. Sus profundos ojos negros se tornaron suplicantes. — No me queda nada, lo único que tengo es la esperanza de serte útil y un día llegar a ser como tú. Por favor no me quites eso.

—No sabes lo que dices—, le había cogido cariño al chico. Si tuviera que elegir a alguien para que lo acompañara en su arduo viaje, sin duda lo elegiría a él. Pero Ivmar se había impuesto un cometido tan peligroso, que probablemente moriría en el intento. No podía que aquel muchacho arriesgara también su vida. — ¡Yo no soy ningún héroe! Te has creado una imagen de mí, errónea. No sabes nada de mí vida, desconoces las cosas horribles que he hecho. No querrías acompañarme si las supieras.

—Entonces, ¡cuéntamelo! ¡Dime quien eres y como eres! Déjame a mí la decisión de seguirte o no. Toda mi vida otros han elegido mi camino, me decían que hacer, como comportarme incluso como pensar. Puedo tomar mis propias decisiones. Y si me llegara a equivocar serian mis errores. No los de otro.

No fue difícil para el guerrero imaginar como seria si el gitano se uniera a él. No estaría solo nunca más, tendría un camarada que le cubriera la espalda, y más ahora que estaba herido. Pero lo que mas añoraba era tener a alguien con quien hablar. Durante los meses que viajo solo, eso era lo único que no soportaba. Podía estar días sin comer o sin dormir, para él, eso no era una molestia. Sin embargo el silencio, era su mayor tortura. En un instante se había echo a la idea de un compañero. Se había sorprendido al comprobar que le gustaba la idea. La parte difícil estaba por llegar. Si en verdad Aydan quería acompañarlo, debía ser sincero con él, y temía que al contarle su tormentoso pasado, el joven huyera.

—Si quieres venir conmigo no habrán secretos, ni por mi parte ni por la tuya. Después veremos si queremos continuar nuestro camino, juntos. Yo os mentí cuando fui a tu aldea a reclutaros. Mi experiencia en la lucha no la adquirí, combatiendo a los cazadores oscuros. Yo era uno de ellos.

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¿Os ha gustado? ¿Teneis ganas de saber más?

¿Quiere esto decir que Ivmar es malvado? solo acaba de empezar a contar su pasado, aun quedan muchas cosas por descubrir.......

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En la pagina de facebook de Clanes (podeis encontrar el link en mi perfil) he subido la descripcion de Rowen. Ademas de algunas imagenes de posibles localizaciones de la historia.

Un Abrazo a todos los que leis mi historia, la votais , la comentais o la habeis añadido a vuestras lecturas.

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