Capitulo 7. Ivmar, el guerrero gitano

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La mayoría de los hombres que estaban con Ivmar estaban ocultos donde no fueran vistos, pero desde donde pudieran sorprender a los cazadores sin correr peligro. Algunos se escondieron tras los matorrales que bordeaban el camino, mientras otros estaban en las ramas de los árboles para caer contra el enemigo como una mortal avalancha.

Antes de que pudieran darse cuenta, el cielo se oscureció. Las flechas silbaban al atravesar el aire, ocultando la luz del sol. Caían desde el cielo cual lluvia de abril. Casi una veintena de cazadores perecieron bajo el certero ataque. A pesar de que eran más numerosos, no se esperaban aquella emboscada. El resto sucumbió rápidamente bajo el duro acero de las espadas gitanas, no sin antes llevarse a varios gitanos al largo sueño de la muerte con ellos.

El capitán Gavin, tenía más de veinte años de experiencia bajo el mandato de su líder. Idolatraba al perverso descendiente de Owin, aunque jamás lo había visto en persona. En cuanto comenzó a ver morir a sus hombres se centro únicamente en destruir a quien había orquestado aquello. Busco en los alrededores hasta localizar a Ivmar, solo él podía reunir a unos insensatos para enfrentarse a ellos. Solo han tenido suerte, han aprovechado el factor sorpresa- pensó Gavin.

El guerrero estaba de espalda, distraído luchando contra un astuto cazador que el capitán tenia en sus filas. Con un movimiento certero, Ivmar cegó la vida de su oponente. Gavin se disponía a ir a su encuentro cuando un chico moreno, de no más de veinte años, se planto ante él, espada en mano. Le dieron ganas de echarse a reír, pero el muchacho rápidamente arremetió con fuerza, cortándole con el filo de su espada en el brazo izquierdo. Su rabia se incremento hasta límites insospechados. Cerró la mano con fuerza sobre la empuñadura de su arma, serrada por un lateral y con una curva en la punta. Desenvaino su destructora, a tiempo de detener una segunda embestida, chocando contra la espada del joven.

Ivmar se dio la vuelta en el momento justo en que las armas, soltaron chispas por el roce.

— ¡AYDAN! NO…….. PARA, NO PUEDES ENFRENTARTE A ÉL. —Se abrió camino dando estocadas a diestro y siniestro, acercándose cada vez más a su destino con cada zancada. Mientras, intentaba hacerse oír por el chico.

Llego a tiempo de impedir que Gavin dejara caer su espada sobre la cabeza del joven. Paro el golpe con mucho esfuerzo. Sabia por propia experiencia que la maestría de su oponente era igual a la suya. No era la primera vez que luchaba contra el capitán.

Se separaron unos centímetros para evaluarse. Se miraron a los ojos, el odio que se tenían era palpable en el ambiente. Se conocían muy bien, sabían las estrategias y los puntos débiles del otro. Fue solo un momento, pero a ellos les pareció eterno. El filo de las espadas se encontraron en el aire, mientras sus cuerpos resistían el ataque del otro. Ninguno cedía, parecía un baile en el que los dos estaban a la misma altura de fuerza y habilidad.

Ivmar no podía perder, no a manos de ese cazador sin alma. Después de tanto tiempo había descubierto que él era el responsable de la muerte de su familia, de la de Aydan y otros gitanos, así como el causante de casi la extinción de algunas especies mágicas. No detenía la hoja de su espada ante nadie. Eran centenares los que habían perecido por el acero de su destructora. Sin duda su amo estaría orgulloso del trabajo que su capitán hacia en su nombre. No podía, ni debía perder. Se concentró en el punto más vulnerable del cazador. Su arrogancia.

La arrogancia de Gavin, le hacia sentirse vencedor aun cuando su oponente tenia una técnica mas depurada en el duelo con espadas. Sin duda la motivación del guerrero lo hacia mas peligroso, pero el capitán no le daba la importancia que debía.

Al volver a encontrarse las espadas, Ivmar transmitió toda su fuerza en un único golpe que desequilibro a Gavin, tirándolo al suelo y haciendo que las dos espadas cayeran fuera de su alcance. El cazador lejos de acobardarse se levanto con rapidez, desenfundando un puñal, que hasta ahora llevaba oculto en una de sus botas. Se lanzo con furia contra su rival. El guerreo se le enfrento, golpeándole con el puño en la cara, causándole una fea brecha en el pómulo. El capitán no ceso en su intento de herir al guerrero, esta vez se abalanzo con la firme intención de derribarlo.

Ivmar se apartó de su trayectoria en el momento justo. Al ver que Gavin volvía a caer, Aydan aprovecho para arrojar su espada a las manos de su maestro. Ya en igualdad de condiciones el guerrero se volvió para quedar frente al capitán. Agito la espada con ligereza cortando el aire y haciendo silbar la hoja con una inconfundible música. Era la canción que precedía a la muerte. Espero hasta que su oponente estuvo de pie. En un segundo los dos corrieron al encuentro del otro.

Por un momento parecía que se estaban abrazando, ninguno se movía. El joven gitano temió por la vida de su amigo, el miedo lo paralizo, solo podía observar y esperar. Al fin Gavin dio unos pasos hacia atrás, con la mirada perdida. Del abdomen le manaba una gran cantidad de sangre. Se llevo las manos a la herida, asombrado vio como se las manchaba con el líquido rojo. Levanto la vista y sonrió al que le había malherido.

—Estoy orgulloso de ti. Sabía que tenías aptitudes. Eres tan mortífero como yo, aprendiste rápido. Al fin y al cabo yo te enseñe a luchar, yo te enseñe a matar—.En un intento por seguir hablando acabo ahogándose en su propia sangre.  

El guerreo ni siquiera le dirigió una ultima mirada. Habían ganado la batalla, pero aun faltaría mucho para acabar con aquella guerra. Sin duda Ivmar había elegido el bando correcto. Se dio media vuelta y se marcho con los hombres que quedaban con vida. No perdería el tiempo dando sepultura a aquellas bestias, los dejaría allí tirados en los límites del bosque. Serian un buen alimento para los animales salvajes.

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ESPERO QUE HAYAIS DISFRUTADO EL CAPITULO. ME COSTO MUCHO ESCRIBIR LA PARTE DE LA LUCHA CON ESPADAS. UNA Y OTRA VEZ LO BORRABA Y LO RE-ESCRIBIA.

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