Narra Jack
Pasó una hora y yo aún no la había encontrado. Le conté a Tiffany lo ocurrido y tras pegar varias carcajadas y dar algún que otro sollozo, se vistió y se ofreció a ayudarme. Las pastillas de la alergia tenía un efecto bastante extraño en ella, la hacían totalmente bipolar. La verdad es que no quería encontrar a mi chica con ella al lado, podía volver a salir corriendo y no quería eso.
-Tif avísame si la ves pero no te acerques tanto a mi joder- bufé.
-¡Ains! Es que me da miedo el chico de allí- dijo señalando a un vagabundo al que le faltaban algunos dientes y le guiñaba el ojo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
-Vale, quédate cerca de mi pero no tanto- iba a seguir andando, pero me di cuenta de algo- ¿Pero qué digo? Creo que con tu mala leche y polaridad debería ser él el asustado.
-¡Jack!- golpeó con su puño mi brazo- Imbécil.
-¡Ai! Dios, compadezco a Owen- reí.
-¿Puedes dejar de reírte de mi y buscar a tu novia?
-¡Mierda! No me distraigas Tif- bufé.
Seguí mirando por las calles sin éxito. Estaba anocheciendo y empezaba a preocuparme. ¿Y si le había pasado algo? Moví la cabeza en un intento de sacar los pensamientos negativos. Mi prima se había empeñado en ir a una cafetería del centro en la que estaba su chico. Pensareis,¿por que no la llamas? Al estar viviendo juntos no vimos necesario pasarnos los números. Entramos y vi a dos chicos sentados en una mesa, uno de ellos era Álvaro.
-¡Hey Jack!- dijo el rubio al verme.
-Hola- contesté sin ganas.
-¿Has visto a Anabel ya? Slió corriendo de aquí para ir a buscarte.
-¿QUE?- abrí los ojos como platos.- ¿Sabes donde está? Tengo que encontrarla Álvaro.
-Puedo llamarla- sacó su teléfono- ¿Quieres hablar con ella?
-Por favor- el asintió y me lo tendió.
Cogí el pequeño aparato busqué entre contactos. No aparecía ninguna Anabel y él pareció darse cuenta de mi pequeño problema.
-Oh, está guardada como "sonrisas"- rió.
Vaya, no era el único que se había fijado en su preciosa curva. ¿A quien engaño? Seguro que todos se han fijado. Pulsé el botón y oí como la llamada comenzaba. Un tono...dos..y..
-¿Álvaro? No dejo de dar vueltas y no lo encuentro. Esta oscureciendo y tengo miedo, apenas hay gente en la calle...
-No soy Álvaro- susurré.
-¿Jack?
-Anabel ha sido todo un malentendido, yo jamás te haría eso y...- no me dejó acabar.
- ¡Jack! Cariño soy tan idiota. ¿Como he podido pensar eso? ¿Donde estás?
-En la cafetería del centro con Álvaro, Owen y mi prima.
-¡Genial! Estoy a una calle de allí, no te muevas- colgó.
Narra Anabel
Estaba cerca, muy cerca de él y no lo sabía. Iba a volver a su casa antes de recibir aquella llamada. Aceleré el paso y paré en la puerta de la cafetería. Los nervios y las ganas de verle me comían por dentro. ¿Que le diría a ella? Oye, siento haber pensado que eras una zorra, ¿amigas? Negué rápido y suspiré, debía entrar. Abrí la puerta y unos ojos azules conectaron con los míos. Mis pasos eran torpes y rápidos, quería estar entre sus brazos lo antes posible.
-Anabel- dijo Jack antes de abrazarme.
Y ahí e derrumbé. Mis lágrimas caían de forma descontrolada y mis brazos se aferraban a él. Lo quería, tal vez lo amaba, era simplemente mío. Levanté la cabeza encontrándome con sus labios, los que no dudé en probar. Sus besos eran dulces, cálidos, llenos de cariño.
-Te quiero- susurre mientras los besos no paraban.
-Yo ambien te quiero- susurro pegando nuestras frentes.
-Lo siento- sollocé.
-Hey, no llores ¿vale?- susurró y limpió con sus dedos todo rastro de lágrimas.
-Soy una imbécil- bufé.
-Bueno, eres mi imbécil- sonreí y le dí un golpe en el hombro- ¡Ai!
-Deberías decirme que no soy eso, que soy genial- reí.
-Pero es que no es así, eres una imbécil.
-¡Jack!- bufé.
-Una imbecil a la que amo- besó mis labios.
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La sonrisa de Anabel
Teen FictionHola, me llamo Jack y amo con locura a una chica, pero ella no debe saberlo. ¿Por qué? Una simple razón: me odia.