Capítulo 1

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-No te hagas el loco ahora Stuart- dijo con desprecio.

¿Cómo sabía mi apellido? ¿Nos habíamos conocido ? No, eso era imposible porque yo nunca olvidaría esa preciosa curva y mucho menos a su dueña. ¿O tal vez si?

-¿Cómo sabes mi apellido?

-Esto tiene que ser una broma. ¿En serio no te acuerdas de mi después de todo eso?- estaba perdidísimo. No tenia ni idea de qué hablaba.-Eres un cerdo Stuart- dijo con odio.

Aunque no lo creáis me dolió. Tras decir eso se fue dejándome ver su pelo ligeramente ondulado.

-Chicos debo ver si está bien. Luego hablamos primo- dijo Mane para luego ir tras ella

.Me quedé ahí parado con mi amigo sin entender nada.Lo miré buscando una respuesta, pero él parecía estar igual que yo. De pronto pensé en algo.

-¿Primo? ¿No eran las hermanas de un amigo de tu hermano?

-Sí. Mi primo y mi hermano son amigos ¿No lo había dicho antes? Se me habrá pasado.

-¿¡¿Te quieres tirar a tu prima?!?- dije con los ojos muy abiertos.

- Es mi prima política, no compartimos sangre, fiera.

Este chico nunca cambiaría. Pasaron dos horas y no vi a ninguna de las chicas. Era como si hubieran desaparecido. Alex se puso a hablar con una chica rubia bastante guapa, pero por como me miraba creo que ella solo lo hacía para que nos presentara. Decidí ir a dar una vuelta por allí. Andar me despejaría la mente. Empecé a andar mientras intentaba recordar eso que hice. Cuando me di cuenta estaba junto a una casita que había en el fondo del terreno. Me llamó bastante la atención así que me acerqué a ella. Miré por una de las ventanas y vi la silueta de alguien de pie. Era Anabel y estaba cantando. Tenia los ojos cerrados y una voz preciosa. Sentí una gran necesidad por entrar a esa casa. Vi una puerta a unos metros de la ventana y entré por ella haciendo el mínimo ruido posible. Había una puerta entre abierta a la derecha de donde estaba y de allí venía esa maravillosa voz. Anduve lentamente y la abrí con cuidado. Anabel estaba cantando "Hello" de Adele. Estaba tan metido en su canción que no me di cuenta de que había parado y la tenía justo frente a mi.

-¿Qué haces aquí?-gritó bastante enfadada.

-Cantas muy bien para tener ese carácter- sonreí.

-Cállate la boca imbécil, a no ser que quieras que te la cierre yo.

Me empujó con fuerza y tuve la mala suerte de tropezar con algo que había en el suelo y chocar contra la pared, quedando pegado a esta.

-Uy uy uy, que mal humor. Yo se una forma de liberar tensiones- dije riendo y guiñándole un ojo.

-¿Ah sí?- dijo ella mordiéndose el labio. A mi sorpresa puso la mano en mi entrepierna- ¿Y tiene algo que ver con esto?

Sus labios estaban muy cerca de los míos y mi corazón latía con fuerza. Asentí. Aún me arrepiento de haberlo hecho. Apretó su mano con fuerza. ¿Habéis oído eso de que a los tíos nos gusta que nos toquen los huevos? A veces no. El dolor no tardó en llegar.

- Te vas a quedar con las ganas. ¡Capullo!

Soltó a los segundos, aunque me parecieron horas,  y se giró dispuesta a salir. Estaba cerca de la puerta cuando yo la frené.

- ¿E-En serio pensabas que quería acostarme contigo? Pero si eres una borde de mierda con las tetas pequeñas a la que no va a querer nadie en su puta vida si sigue así.

Mierda ¿Cómo podían unas palabras dichas a otra persona doler tanto? Lo más triste es que no lo pensaba. "Eres un encanto con carácter, una sonrisa preciosa y una voz angelical" quise decir, pero mi dolor de huevos lo fastidió todo. Ella se giró y me miró con odio y un poco de tristeza. ¿Si podía sentirme peor? Después de esa mirada ya no.

La sonrisa de AnabelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora