7. Complicaciones

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Disfruten el capítulo.

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Todo el fin de semana, Renata estuvo dándole vueltas a lo mismo. Aquella mujer de nombre Silvana, la que tuvo la osadía de coquetear con descaro y besar, no era otra que la misma que estaba por brindarle apoyo para continuar sus estudios.

—¡Dios, qué vergüenza! —se lamentaba tan sólo de recordarlo. Para su mala suerte, la pelinegra lo sabía y se percató del desprecio que sintió al tenerla de frente luego de darle una falsa impresión sobre quién era en realidad.

Esperaba encontrar una oportunidad para aclarar el malentendido y disculparse por lo que hizo aquella vez.

Para el lunes en la mañana la directora le informó a Renata lo que tanto ansiaba no ocurriera. Su primera reunión con las personas de Industrias Kofmant, fijada para dentro de un par de días.

Sus nervios se mezclaron con la inquietud de saber a quién enfrentaría. ¿Acaso la misma Silvana Kofmant es con quién hablaría? Lo dudaba, no sentía que fuera algo tan importante como para relacionarla.

—¿Te gustaría ir al cine? —soltó con emoción a Romina luego de concluir las clases. Era una forma de mantenerse distraída para evitar sentirse abrumada y una manera entretenida de pasar la tarde libre con su novia.

—Uhm. Si no te importa. ¿Podríamos ver alguna película en tu departamento? Es que… no me siento cómoda en sitios aglomerados.

—Por supuesto —respondió comprensiva. Esperaba no presionar de más a su ahora novia sabiendo que era su primera relación homosexual. Dejaría que siguiera fluyendo todo con naturalidad—. Entonces, te espero para irnos.

—A… Tengo que adelantar tareas. ¿Te puedo alcanzar en tu casa? —la reconforto masajeando sus nudillos.

—Está bien, Amor. Nos vemos más tarde.

Ya en casa, alistó el departamento lo mejor que pudo. Preparó un tazón con palomitas y algo de bebida para lo que sea que fueran a ver.

Pronto el timbre anunció la llegada de Romina, así que no la hizo esperar.

Se presentó vistiendo ropa casual, una falda veraniega que le llegaba a las rodillas. Su blusa era lisa y contrastaba perfecto con el delgado collar dorado en su cuello.

—Pasa. Estás muy linda.

—Gracias —se sonrojó.

La siguiente hora se mantuvieron en silencio viendo una película de comedia romántica. En un determinado momento, la rubia se acercó escasos centímetros más y en una maniobra ágil, colocó su mano sobre la espalda de Romina envolviendola en un suave abrazo. Al principio, se notó un poco tensa, no estaba acostumbrada pero luego con el paso de la película y la discusión de la trama, se fue relajando e inclusive le permitió robarle uno que otro beso en el cruce de miradas.

Para el final de la película, ya se encontraba recostada sobre las piernas de la rubia. Renata se mantenía acariciando su cabello cobrizo mientras la veía embelesada.

—Vas a hacer que me quede dormida —sonrió somnolienta Romina.

—No, para nada —suavizó su voz—. Es que eres… realmente hermosa —se acercó con lentitud al comienzo de su boca. Dejó que la magia se fuera fusionando con sus ansias de acariciar la piel en su rostro al tiempo en que ambas se unían en un cálido beso. Renata cuidaba de no ser brusca, manteniendo sus impulsos a raya. Le gustaba la forma en que se fue dando todo, nada le impedía pensar que podía ser de distinta manera. 

—Espera… tengo que contestar —se acomodó Romina cuando sintió su celular vibrar—. Es mi mamá.

—Descuida. Contesta —la dejó ser.

La Amante Perfecta ✔️ [Libro 1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora