Mi yo de hace casi 1 año se hubiera puesto a cantar de felicidad cuando me liberaran de rehabilitación. Sin embargo, aquí estoy, saliendo con cara de amargada acompañada por el chofer de mis padres que ni siquiera han podido dejar ni tan solo una hora su trabajo para venir a buscarme ellos mismos. Aunque no es algo de lo que me sorprenda ya que si no fuera por Abigail y Mickael es decir mis mejores amigos, mis padres nunca se hubieran enterado de que me drogaba.El viaje de regreso a casa se me hace bastante largo. La verdad es que no recordaba que estuviera tan lejos. Ni el chofer ni yo hablamos y eso creo que le causa cierta incomodidad puedo notarlo ya que su nerviosismo lo delata. De hecho, en un intento por liberar este ambiente tan pesado tiene la magnifica idea de encender la radio, pero eso solo empeora la situación.
Intento no darle importancia para que no sufra tanto pero me es inevitable ya que mi fría y dura personalidad no me lo permite. Decido entonces mantenerme en mi bonito asiento sin mediar palabra mientras recuesto mi cabeza en la ventana viendo los arboles pasar.
Después de aproximadamente 2 horas de viaje, al fin llegamos a nuestro destino.
Una extraña sensación recorre todo mi cuerpo al volver a mi hogar. Buenos y malos momentos vuelven a mi mente atormentándome, pero me dispongo a ignorarlos ya que prefiero mil veces estar aquí o incluso debajo de un puente antes que en ese asqueroso y para nada agradable centro de rehabilitación.
El chofer detiene el coche saliendo así rápidamente de el para venir abrirme la puerta, cosa la cual ya he hecho antes de que llegue provocando que sus músculos se tensen ante mi acto paralizándolo por completo.
Por primera vez decido dirigirle la palabra.
—Gracias pero sigo teniendo manos—comento secamente haciendo que su mirada se clave en mi asintiendo con la cabeza para segundos después ir a buscar las maletas. Me dirijo hacia la entrada de mi casa con algunas de mis pertenencias en manos.
Nada mas entrar me encuentro a mis padres sonriendo alegremente y recibiéndome con sus brazos bien abiertos.
—Hija!—gritan ambos viniendo apretarme contra ellos causando que me quede inmóvil. Para cuando se separan de mi, deciden atacarme con preguntas—Como estás ? Todo bien ? Te han tratado bien ? Que tal tu estancia?...
—Ah genial! La verdad es que el centro era un hotel de 5 estrellas, como pretendéis que esté mal después de estar encerrada durante 10 meses?! Obviamente estoy bien ! —grito sarcásticamente mientras agito mis manos.
—Tenemos una noticia para ti —habla mi padre sin darle importancia a mi sarcasmo
—Tenéis mucho trabajo?... Ay no, eso no es nada nuevo para mi—sentencio otra vez con mi tono sarcástico escuchando como el chofer se ríe por lo bajo ante mi comentario.
—No te enfades con nosotros pero esto que hacemos es por tu bien y sobre todo por tu seguridad—prosigue mamá —Hemos contratado un guardaespaldas!
—Qué?—digo perpleja
—Ven aquí chico—ordena mi padre
En ese preciso momento entra un chico de 20 años con el cabello rubio oscuro, ojos azules verdosos y con una vestimenta casi toda negra excepto por su camiseta en forma de V blanca. Su cuerpo bien recto me muestra la determinación y seriedad que intenta demostrar.
—Venus él es Alec Davenport. Alec ella es Venus, es decir la persona que tienes que proteger—declara mi madre presentándonos entre nosotros. Mi nuevo guardaespaldas eleva su mano para estrecharla con la mía—Venus—oigo que susurra mi madre advirtiéndome de que no le deje con la mano en el aire y la corresponda. Sin demora acepto su mano con rapidez para luego soltarla y volver a guárdala en mi chaqueta.
ESTÁS LEYENDO
Adicción
Teen FictionMi vida no volvió a ser la misma desde que intenté procesar todo lo que había pasado. Solo sentía un gran nudo dentro de mi. Me enfoqué en mi dolor, para alimentar a mis propios demonios. Era mi castigo por ser la culpable de todo. Porque así er...