La vida de James tomó un rumbo distinto. En el bar todo cambió y él no podía definir si eso era bueno o malo.
De ahora en adelante Bárbara ayudaba con las cuentas a su padre. Todas las mañanas abría el bar y recibía a los empleados, lo que le daba tiempo de conversar con James, quien por suerte volvió a ser bien recibido por sus compañeros de trabajo.
La rubia habló con James para pedirle disculpas ya que al sentirse tan mal se confundió y paso lo que paso. Él entendio su situación y decidio olvidar aquello para seguir adelante.
-¡Buen día!- exclamó Bárbara entrando a la cocina.
-Hola Barbie- respondió James desganado.
Desde que discutió con Amelie no había conseguido dormir bien, se había dejado crecer la barba y la mayor parte del tiempo se la pasaba fuera de su casa.
-Estas bien, James?
-Si, solo que no dormí muy bien anoche.
-Si queres podes irte, tenes el día libre.
-No Bárbara. A mi me toca el viernes, no te preocupes por mí yo estoy bien- hizo una mueca extraña y bajó la cabeza.
-No se te nota. Debes descansar y tratar de...- la rubia hizo una pausa y respiró profundo.
-¿Tratar de...?
-Olvidalo- concluyó con los labios apretados en una linea- Ve hazme caso y descansa, además no quiero que los empleados trabajen si están en malas condiciones.
-Siendo asi, sera mejor que me vaya.
James tomó sus cosas y se marcho. Bárbara lo siguió con la mirada y susurró: "Ella era la única que debía sufrir en esta historia".
James se sentía confundido, aún amaba a Amelie y deseaba con todas las ganas volver el tiempo atras y hacer las cosas bien, seguir insistiendole y no abandonarla.
Subió a su auto y pensó ir a la casa de Harry, hace mucho que no lo veía, además de descansar necesitaba despejarse un poco. Tomó la avenida del parque. A lo lejos pudo divisar el árbol donde se encontraban trazadas las iniciales de ambos sobre un corazón. Primero sonrió, pero al prestar más atención vio un hueco en el medio. Como si alguien intencionalmente lo hubiese hecho. Se sintió furioso, nadie tendría porqué querer hacer eso. A no ser que haya sido ella. Encendió el estereo y puso un CD que le habia dejado Amelie con canciones conocidas Latin América. Amaba esas canciones por mas que quisiera olvidar y desprender todo lo que le recordara a ella no podía dejar de escuchar esa música.
La ruta semi vacía, como mi vida sin vos
quién hubiera imaginado
que llegaría el momento,
ese maldito momento de mirar para un costado
James sintió tanta impotencia al relacionar cada palabra de esa canción con Amy. Perdido en la letra aceleraba la velocidad en 80 km/h.
Y no verte en mis mañanas ni sonreír con tu voz
es sentirme acorralado,
es por no haber apreciado
y yo mismo haber tirado lo que la vida me dio
Aceleró a 120.
no sigo mas, no tengo resto
soy solo esto, barro no más
no tengo nada, no lo merezco
vos no me tengas piedad...
Un semáforo en rojo, bocinas, un gran estruendo. James lo vio todo rojo y cayó.
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La fuerza del Destino (Novela corta)
RomanceUna de las primeras novelas que escribi, habla sobre las vueltas de la vida y, claramente, el destino, el amor y más. Sumergete en esta corta historia y descubre las emociones de James y Amy. Facil de leer y comprender. Todos los derechos reservados...