El domingo en Londres amaneció soleado, pero como siempre había probabilidades de lluvia. Amelie le rogo a James que no se olvidara de llevar un paraguas, porque odiaba demasiado mojarse, y su paraguas se habí dañado.
Se encontraron en Hyde Park como acordaron. Era un hermoso lugar, lleno de arboles y flores alrededor. Colocaron una manta sobre el pasto y se sentaron a disfrutar del almuerzo.
-Te olvidaste el paraguas, ¿Cierto?- dijo Amy.
James se tapo la cara y comenzó a reirse.
-Perdón- dijo sin parar de reirse- Es que realmente no creo que llueva hoy.
-Esta bien- dijo Amy- La verdad que hoy es un lindo día.
-No tan lindo como vos.
Amelie se sonrojo y agacho su cabeza nerviosa.
-¿Sabes una cosa?- pronunció James tocando su mentón para que ella lo viera a los ojos.
-¿Qué?- preguntó Amelie a punto de derretirse toda.
-Siento algo extraño que nunca me habia pasado con nadie. Siento que puedo confiar en vos.
Amy abrió los ojos sorprendida, no se esperaba algo como eso. Por unos segundos se perdió en sus ojos claros.
-Yo también me siento asi con vos. A mi me cuesta mucho confiar en las personas, pero con vos no me pasa.
-A veces te miro y siento como si ya te conociera de hace mucho, es como si estuviesemos conectados o destinados a conocernos.
Amelie no sabia que responder. Se quedo muda, embobada en sus ojos por milesima vez. Él también la miraba con apreciación. Desde el primer día que se vieron ninguno podia dejar de pensar en el otro. James junto su mano con la de ella, un pequeño escalofrio recorrió a ambos.
Mientras estaban tan encantados viendose, unas gotas de agua cayeron sobre ellos.
-No te puedo creer, ¡Esta lloviendo!- gruño Amelie.
-Mierda- farfullo James.
-¡Te lo dije!
-¡Perdón princesa!- exclamó resaltando la última palabra.
-¿Y ahora qué te pasa? Vos quisiste ponerme ese estupido apodo, que por cierto no te lo dije pero es absolutamente idiota de tu parte si crees que me vas a conquistar llamandome así.
Se escabulleron bajo un árbol para no mojarse tanto. Amelie no pudo ocultar unas lagrimas que rodaron por su mejilla, no podía soportar las discusiones por más minimas que sean. Era muy sensible con respecto a eso, al igual que con la lluvia. Al final de todo, si parecia ser de cristal aunque no queria que la tratasen asi.
-¿Te sentís bien?- le pregunto James preocupado.
-Si súper, todo esta perfecto, la canasta se mojo, yo me empape toda, pero todo esta excelente.
-Lo siento, si yo hubiese traído el paraguas...-suspiró.
-Esta bien, yo debi ocuparme de comprar uno nuevo.
-Lo siento mucho por ponerte ese apodo también, no era con mala intención.
-¡Deja de disculparte, maldita sea!-exclamó furiosa.
James se acercó aún más a ella y la abrazo fuertemente.
-¿Alguna vez te han dicho que enojada te ves más hermosa?
Amelie se quedo sin aire. Su boca se secó y su corazón latio a mil por segundo.
Sus miradas se cruzaron intensamente y sus mojados labios fueron acercándose lentamente hasta unirse en un suave y calido beso. James la tomó por la cintura pegandola a su cuerpo y Amelie enrosco sus manos alrededor de su cuello.
Como por arte de magia la lluvia cesó.
-James.
-Amelie.
Dijeron a la vez. Sonrieron y se sintieron como dos niños pequeños.
-Habla tú primero- pidió el rubio.
-No se por donde empezar pero necesito que creas en mí-sus ojos se tornaron llorosos.
-Tranquila- dijo mientras acariciaba su rostro.
-Me gustas y hace mucho que no había vuelto a sentir algo asi por nadie.
-A mí también me gustas. Quisiera pasar más tiempo contigo.
Ambos sonrieron y se besaron sellando asi un nuevo comienzo en sus vidas.
-Mira ese árbol- dijo James.
-Si, ¿Qué tiene?- preguntó confundida.
-Tengo una idea.
James tomo un cuchillo de la canasta y comenzó a trazar sus iniciales dentro un corazón sobre el árbol.
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La fuerza del Destino (Novela corta)
RomanceUna de las primeras novelas que escribi, habla sobre las vueltas de la vida y, claramente, el destino, el amor y más. Sumergete en esta corta historia y descubre las emociones de James y Amy. Facil de leer y comprender. Todos los derechos reservados...