-¿Quién eres?- se dirigió la joven hacia el sujeto que se encontraba de pie al lado de un árbol, su rostro no se distinguía sólo unos ojos rojos cual rubí, a pensar de que se encontraba de pie cálculo su altura de un aproximado 1.73 metros con centímetros de diferencia del príncipe.
La persona no respondió tan solo analizaba a los dos jóvenes atados. Entrecerró sus ojos al observar a la joven hada, como si pudiera matarla con la mirada.
Esa mirada ponía a Izuku muy incómoda, sin embargo no titubeó -¿Quién eres?- volvió a repetir la pregunta esta vez alzando un poco la voz, ésto sin embargo no inmutó al sujeto. Desvío la mirada ahora al joven bicolor observándolo de pies a cabeza, Todoroki frunció el ceño retándolo a un combate de miradas.
Ambas miradas se enfrentaban, esto no paso desapercibido para la joven que intentando llamar la atención del oji-rubí -...si vas a matarnos, te advierto que él es el príncipe de Ashen, tiene todo un batallón en su poder...si le haces algo te aseguro que te arrepentirás- tal vez estaba exagerando la muchacha con respecto al batallón, pero trataba de proteger al príncipe ese era su mayor prioridad.
El oji-rubí bufó y nuevamente observó a Izuku -Y ¿quién eres tú para amenazarme?- una voz arrogante pero firme tenían aquella persona sin quitar la vista de la peli-verde sonrió de lado al verla nerviosa, logró intimidarla, poco a poco se acercó dejando que la luz de la luna iluminará su rostro.
Un joven rubio ceniza algo alto para Izuku, con los ojos afilados como un cuchillo, portaba una capa roja que le llegaba hasta el suelo cubriendo así su espalda, dejando al descubierto su pecho trabajado adornado con raros collares. -¿Qué?, ¿la mosquita muerta esta asustada?- le hablo en peli-cenizo en tono burlón, se acercó amenazante y sujetándola del mentón le hablo tranquilamente -vamos responde, a ver si sigues teniendo los ovarios para responderme- Izuku se quedo callada, esos ojos rojos podían matar a cualquiera, si pudiera, tenia miedo pero no lo demostraba no delante del joven Todoroki.
-¡Ya sueltála! ¡Ella no tiene nada que ver!- grito Todoroki tratando de soltarse del lazo, no iba a permitir que tocarán el rostro de su amiga mágica -¿o qué bastardo? Estas atado y sin tu espada, dudo que puedas hacer algo útil- el peli-cenizo tenía razón, el lazo estaba demasiado ajustado para liberarse.
El oji-rubí sonrió con sorna le encantaba sentirse poderoso ante los más bajos, pero eso no era suficiente acercándose hacia Todoroki le proporcionó un golpe en el rostro gritando -¡¿Quién carajos te envío?!- apenas si se reincorporó no logro entender la pregunta, el oji-rubí le dio otro golpe directo al estómago siempre realizando la misma pregunta -¡Habla bastardo seguramente fue ese maldito de Shigaraki quien los envió ¿no?!-
Izuku veía con pánico como su amigo estaba siendo golpeado sin razón alguna, le gritaba al oji-rubí para que se detuviera -¡Basta! ¡Por favor no sigas!- el de ojos carmesí no la escuchaba sólo golpeaba al príncipe como si fuera un saco de boxeo -¡Maldita escoria por culpa de tú padre, lo perdí todo!- Izuku quedó sorprendida, ¿acaso conocía a Todoroki?
Tratando de librarse del ajustado lazo, logró soltar su brazo derecho y usando su mágica hizo que las ramas del árbol donde se encontraba Todoroki sujetarán los brazos del oji-rubí - ¡¿pero qué mierda?!- exclamó el joven, girando su vista ahora a la peli-verde. Con un simple levantamiento de su mano elevó al rubio así para tenerlo a una distancia lejos de Todoroki.
Todoroki levantó la vista tenía su respiración entrecortada por la falta de aire -¿te encuentras bien Todoroki?- le pregunto en un tono preocupado la muchacha -estoy bien Izuku descuida...- le sonrió para calmar a su hada, ella dudando sobre el estado de Shoto le devolvió el gesto.
Izuku se encogió a su tamaño de bolsillo, así para liberarse de las ataduras. Al estar libre aumento su tamaño y fue a liberar a su compañero -mira lo que te hizo...y todo por mi culpa- la pecosa tenías sus ojos cristalinos, se sentía culpable, fue ella la que delató a Todoroki de ser el príncipe de Ashen -no, tranquila no es culpa tuya...ya no llores Izuku, tranquila- al liberarse tomó con ambas manos el rostro de la peli-verde tratando de limpiar sus lágrimas.
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Mi Hermosa Hada Madrina
Hayran KurguApenas tenía diez años cuando su madre desapareció repentinamente, su padre el Rey de Ashen le había dicho que su madre había muerto por circunstancias misteriosas. Aquella noticia lo había dejado con el corazón roto, sin embargo una noche el ruido...