Mañana es la presentación de mi nuevo instituto, me dirán en que clase estaré y quienes serán mis nuevos compañeros. Este es mi segundo cambio de centro, sin contar la guardería y cada vez lo odio más. La primera vez fue cuando me mudé al centro de la ciudad y comencé cuarto de primaria. Entonces, no existían las redes sociales para estar en contacto con tus amigos así que me distancié de ellos. Ahora, después de seis años, vuelvo a cambiar de centro para estar en otro mucho más grande, con más gente y sin mis antiguos compañeros a quienes cogí mucho cariño, sobre todo en el último año.
Este instituto es completamente distinto a los otros centros en los que estuve. Aquí cada curso tiene seis clases, nombradas de la A a la F y cada año cambias de compañeros. En mis otros colegios mantenías a tus amigos durante todos los cursos a no ser que ellos o tú repitieses y tampoco tenía tantas clases por curso, solo dos, la A y la B.
Sí tengo claro que el instituto no es como los típicos de Estados Unidos, eso aquí no existe. No hay taquillas, ni comedor, tampoco hay vestidores para antes de las clases de gimnasia, no están los chicos guapos populares, etc. Lo único bueno que puedo sacar de esto es no tener clases por la tarde, simplemente se sale a las dos y vas a tu casa hasta el día siguiente.
Lo peor de todo esto es mi dificultad para conocer a gente. De pequeña solía hacer amigos con facilidad y me llevaba bien con todos, pero un día perdí dos personas importantes para mí y desde entonces me cerré en mi misma, soy tímida aunque no tengo pelos en la lengua. Si tengo que decir algo, lo voy a decir, sea cual sea la consecuencia y sé que esto me puede jugar malas pasadas. Nunca doy toda mi confianza a nadie, por miedo a que me hagan daño.
Menos mal que mañana solo tendré que acudir dos horas para que nos hablen un poco de cómo será el curso, las normas básicas y cuál será mi clase.
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Suena 'Shake it off' de Taylor Swift en mi móvil, indicando la hora de despertarme. Lo aplazo unos cinco minutos y sigo durmiendo. No me da tiempo a cerrar los ojos y ya está sonando de nuevo...
Finalmente, a las 7:30 decido levantarme y comenzar con la rutina. Me doy una ducha rápida y me pongo la ropa que preparé ayer: unos vaqueros, una camiseta simple y mis Converse. Me tomo una taza de café, aunque no me guste apenas, para estar despierta al menos el primer día. Comienzo a maquillarme brevemente y me voy a mi nuevo instituto, sin mochila ni nada, no hará falta el primer día.
Al llegar, saludo a María, la persona con quien más confianza tengo en mi ciudad después de mi madre. Podría decir que es mi mejor amiga, pero no. No creo en eso de que existan los mejores amigos y mucho menos para siempre, tarde o temprano se van.
Mientras hablaba con ella, vi a un chico que me llamó mucho la atención. Era moreno, alto y no tenía mal cuerpo. Tampoco es que estuviese muy fuerte y tal, pero no estaba nada mal. Decido apartar la vista y continúo hablando alegremente con María hasta que llega el director y nos hace pasar al salón de actos.
Una vez dentro, unos se sentaron (yo y mi amiga, por suerte, fuimos de esos) y otros tuvieron que permanecer de pie porque no habían asientos suficientes. El chico que me llamó la atención estaba de pie, pero una vez más, giré la cabeza para atender al director.
Después de un largo discurso con todas las normas y el viaje a Barcelona que realizaremos en abril, comenzó a decir las clases y los alumnos que habría en cada una. Para ello, hizo que aquellos que se nombren se pongan de pie al lado suya y así al menos saber las caras de tus próximos compañeros.
Las clases estaban divididas en: A, B y C para los de Ciencias y Tecnología, D y E, para aquellos que estudicen Ciencias Sociales y F para los de Humanidades. Mi clase sería la A, B o C así que no tardarán mucho en nombrarme.
Tras llamar a los de 1º A, comenzaron con los de B y ahí estaba aquel chico, se llamaba David Gómez. Cuando pensé que ya terminarían de nombrar a los de esa clase y que me tocaría en la C, me mencionaron.
Iba a estar en la misma clase que David.
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Un nuevo comienzo
TienerfictieNatalia, una adolescente de 16 años, va a comenzar primero de bachiller en un nuevo instituto, con nuevos compañeros y nuevos profesores, pero lo que no sabrá es que su vida dará un giro de 180º.