dieciocho

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Al tocar el timbre de la casa de Valentina sólo tuve que esperar unos segundos antes de que abriera la puerta. Tenía los ojos hinchados y rojos y la nariz del mismo color. Me rompió el alma verla así, porque ella siempre sonreía y estaba feliz.

—Pasá —dijo con un hilo de voz.

Me apresuré a entrar y nos sentamos en un sillón. Había una mesa ratona y estaba llena de pañuelos usados.

—¿Estás sola acá? —pregunté después de inspeccionar toda la casa. Estaba nervioso, me esperaba lo peor. No caía en lo que estaba pasando, y ver todas las lágrimas provenientes de Valentina no ayudaba en nada.

—Sí, mis papás se fueron de viaje y mi hermano está con unos amigos.

—¿Llamaste a la policía?

—Sí, pero les chupó un huevo —se llevó las manos a la boca—. ¿Qué podemos hacer?

Empecé a mover los dedos frenéticamente. No sabía qué hacer para encontrar a __. Lo que sí sabía es que no teníamos tanto tiempo y había que reaccionar.

—Tranquila —palmeé su hombro—. Lo vamos a resolver.

Nos quedamos unos minutos en silencio.

—¿Qué pensás que pasó? —exclamé por fin.

—No lo sé... —se limpió algunas lágrimas— Pero estoy segura de que se la llevaron, ella jamás se iría así.

Me pasé la mano por el pelo. Nunca me había sentido tan preocupado y asustado antes. Rezaba y rezaba porque no le haya pasado nada, pero eso no me daba nada de seguridad.

—¿Sospechás de alguien? —soltó de pronto.

Posé mis ojos en los suyos tratando de buscar alguna respuesta en mi mente. Había tantos sospechosos pero a la vez ninguno. Podía ser algún fan loco o alguien muy cercano, pero nadie se me venía a la cabeza.

—Yo tampoco encuentro a nadie —dijo tomando mi silencio como un no.

Suspiré y agarré mi celular. Iba a llamar a la policía cuantas veces fueran necesarias. Pero un mensaje de un número que no tenía agendado me sorprendió.

+54 * *** *******:

Vení a la ubicación que te voy a mandar

No le digas a nadie si no la querés cagar más

Foto

Casi se me cae el celular al piso al ver la foto que me había mandado. Era de __ llorando con una venda en los ojos. Me pasé las manos por la cara para tranquilizarme y evitar tener un ataque de pánico. En estos momentos tenía que pensar con la máxima claridad posible.

Valentina me miraba raro. Sabía que había descubierto algo importante. ¿Tendría que decirle o no?

—No es de __ —dije para que no sospechara nada.

No sé si se lo creyó, pero no me preguntó nada.

—Voy a ir a la comisaría —mentí—. Vos tranquila, lo voy a resolver.

Me acompañó hasta la puerta y nos saludamos. No podía involucrarla en esto. Con ver sus ojeras ya sabías que no había dormido desde que __ desapareció. Tenía que descansar. Yo me iba a encargar de esto.

Narra __

Tenía la boca seca al igual que mis labios. Todas mis extremidades dolían, más que nada mis muñecas a causa de las sogas. Había llorado tanto que creo que se me acabaron las lágrimas.

No sabía qué podía llegar a pasarme, ni cuál era el motivo de Mauro para tenerme acá. Tampoco quería imaginármelo. Pensé en preguntarle, pero tenía miedo. Más que nada las últimas horas que estaba muy nervioso. No convenía hablarle cuando estaba así.

Lo escucho entrar al cuarto donde me tenía encerrada. Prende la luz y me saca el pañuelo. De esta forma, puedo ver que traía un vaso de agua y unas galletitas.

—Si te morís, que no sea de hambre —rió.

Me dio un escalofrío. Eso respondía un par de mis dudas, pero quería saber más.

—¿Qué me vas a hacer?

—No te voy a responder eso —me acarició la cabeza.

—Me vas a matar, ¿no? —tragué saliva. Creo que me pasé.

Ladeó la cabeza y me miró fijo. Mauro siempre había parecido un chico muy dulce y gracioso, pero sus ojos en esos momentos no tenían nada que ver con la imagen que tenía de él.

—Sos muy rompe huevos con las preguntitas, ¿sabías?

—¡Contestame! —no sé de dónde saqué tanto valor para gritarle así, pero estaba desesperada. Quería estar preparada para lo que se venía.

Se acercó a mí y apoyó sus manos en la silla. Nuestras respiraciones se fusionaban y nuestras narices se tocaban.

—Ya vas a ver.

Justo cuando terminó la frase, se escucharon unos golpes en una puerta cercana. Deduje que era de donde estábamos.

Pensé que eso le iba a molestar, que no eso no estaba en sus planes. Pero todo lo contrario. Me sonrió mostrando todos los dientes.

///★///

Bue re turbio el Mauro ahre

Perdón por cambiar tanto de narrador, es que me parece mucho más entretenido ver las dos partes de la historia que sólo una

AMIGOOO casi 600 votos yo me muero. Posta no me canso de agradecerles y ya debo ser molesta ah pero en serio gracias los amo

Los loveoo

roomies ; Paulo Londra y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora