veintiuno

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[Maratón 3/3]

Mauro por fin se alejó, y salió por la puerta sin cerrarla. Después de unos minutos empecé a escuchar unos ruidos de cuchillos afilándose. Un escalofrío bajó por todo mi cuerpo. 

Cuando el sonido se acabó, oí pasos acercándose al cuarto donde estaba. El pasillo estaba demasiado oscuro como para ver algo, pero obviamente era Mauro.

En la mano traía un cuchillo de carnicero. Esa imagen hizo que empezara a temblar de los nervios y del miedo. Él sólo se limitaba a mirarme sonriendo cínico.

—Ya sabés qué va a pasar, ¿no? —preguntó sin sacarme los ojos de encima. 

No respondí y sólo tragué saliva. Aunque sí me imaginaba lo que iba a pasar, tenía esperanza de que todo cambiaría, que pasaría algo que nos salvara de esta. Como un presentimiento.

Igual, el terror que tenía no te lo robo. 

Mauro levantó su mano ocupada al aire cosa que hizo que cerrara los ojos automáticamente. Justo cuando pensé que esta bajaría y me mataría, se escucha un estruendo en una puerta del pasillo. 

—¡La puta madre! —grita y supongo que __ había logrado escapar de donde estaba encerrada.

Oigo el ruido metálico del cuchillo cayendo al suelo antes de que saliera corriendo hacia la dirección del sonido.

Lo miré fijamente. ¿En serio se le había caído? ¿O estaba alucinando? Me traté de acercar lo más que pude para poder agarrarlo. Por forcejear tanto la silla se cae y mi cara queda en frente al cuchillo. Intento darme vuelta sobre mí para que mis manos llegaran a él, y sorprendentemente, lo conseguí.

Con las manos temblorosas empecé a cortar la soga. De a poco sentía que se iba aflojando, por lo cual estaba funcionando. Escucho un grito de __, lo que me hace estar más nervioso y apurarme más.

Por fin las sogas se soltaron y rápidamente me solté las de las piernas. Al levantarme me tambaleé un poco, pero todavía podía caminar. 

Fui a donde estaban los dos; en un cuarto que daba al pasillo. Traté de abrir la puerta pero estaba cerrada con llave. Empecé a golpearla para romperla, pero no tenía fuerzas para hacerlo.

Me la quedé mirando, pensando en qué podía hacer. La imagen de la puerta abriéndose de golpe me sacó de todos mis pensamientos. Adelante mío tenía a un Mauro muy enojado. No tuve tiempo de reaccionar y me tiró el cuchillo de la mano. 

Lo hizo tan fuerte que perdí un poco el equilibrio, lo que hizo que se le hiciera muy fácil empujarme hacia adentro del cuarto.

—Se creen muy vivos, ¿no? —dijo esbozando una sonrisa.

Me giré a verla a __ y se notaba que tenía muchísimo miedo. Estaba arrinconada y hecha un bollo en la punta de la cama. Quería tirarme encima de ella para abrazarla y calmarla, pero no podía. 

—Ya me rompieron demasiado los huevos —comentó y empezó a acercarse a nosotros sosteniendo el cuchillo. 

Tenía que hacer algo, cualquier cosa para protejer a __. ¿Por qué no podía moverme? Como un boludo me ponía a pensar en eso mientras el tiempo se me acababa. 

No pude lamentarme mucho más porque Mauro cae delante nuestro, confundiéndonos mucho más de lo que ya estábamos.

¿Qué había pasado? 

///★///

y este es el final del maratón ;(

espero que hayan disfrutado leerlo como yo escribirlo 

siento que este también fue corto pero juro que voy a actualizar dentro de poco

gracias de nuevo por todo el apoyo los amo demasiado 

roomies ; Paulo Londra y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora