tres

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Narra __:

Bajé por el ascensor y me cagué de nuevo con el sonidito (ahreahre). Todavía me tengo que acostumbrar. Cuando se abrieron las puertas había un pibe con pelo blanco y ojos de un celeste hermoso. Le pegaba el sol con todo, así que brillaban mucho.

-Hola, ¿sos nueva acá? -me dijo, sonriente.

-Sí, me mudé hoy, va, recién -me reí.

-Jajaja, me parecía que nunca te había visto, ¿como estás? Soy Mauro.

-Hola, soy __. -no le hablé mucho más porque no estaba de humor, aunque este chico parecía mucho más simpático que Paulo.

-Bueno, no te molesto más. Chau, __ -sonrió nuevamente.

-Chau!

★★★

Llamé a Valen para juntarnos. La necesitaba ahora más que nunca. Todo lo que me estaba pasando era demasiado para menos de un día, y no tenía a mi vieja ahí para aconsejarme.

__: Valen, estás libre ahora?

Valen: Sí, qué pasa?

__: Tengo que contarte bocha de cosas. Nos vemos en la cafetería de siempre, ok?

Valen: Dale

Siempre íbamos a la misma cafetería cuando queríamos hablar y estar solas un rato, cosa que no se podía en nuestras casas. Fuimos tantas veces que ya todos los empleados nos conocían y a veces nos hacían descuentos. Era un lugar muy tranquilo y con una decoración que me encantaba.

Cuando llegué Valentina ya estaba ahí. Me acerqué a la mesa que estaba contra la ventana y la saludé. Después le conté cómo había sido ganar el sorteo, y lo pelotudo que era Paulo. También que no estaba segura de que pudiera vivir ahí mucho tiempo más.

-Amiga, es Paulo Londra, estoy segura de que no quería hacerte sentir mal. Es re buena persona.

-Valen, no sé, estoy confundida.

-¿Por qué no volvés y le explicás cómo te sentís? -me dijo, agarrándome la mano- Sé que el pibe es re piola, ya te va a gustar su personalidad. Además, yo me estoy muriendo de envidia acá, eh, así que más te vale que aproveches.

Me reí y seguimos hablando un rato. Ella se tuvo que ir así que yo también. Tenía un poco de miedo de volver a hablar con Londra. No sé por qué, pero tenía un poco de verguenza. Capaz exageré con todo lo que hice.

★★★

Cuando volví al departamento, vi que Paulo no estaba solo, sino que había un chico con él.

-Mirá quién volvió. Alan, esta es __. __ este es Alan.

-Hola -lo saludé, sonriéndole.

-Hola, __. Bueno, los dejo solos, deben tener mucho que charlar -dijo y le guiñó un ojo a Londra.

Alan se fue por el mismo lugar por donde acababa de llegar yo y miré de nuevo el departamento. Era demasiado lindo.

-__, perdón por lo de antes. No sé en qué estaba pensando ni por qué reaccioné así. No te merecías eso...

-No pasa nada, yo también exageré mucho. Pero no lo vuelvas a hacer.

-No, obviamente. Bueno, tenemos que hablar sobre el departamento y esas boludeces.

Después de una charla muy poco interesante (pero necesaria) y de firmar muchos papeles nos quedamos un rato en silencio.

-¿Para qué hiciste ese sorteo? -le pregunté para levantar un poco el ambiente.

-Yo no quería hacerlo, pero no tenía opción. Muy larga historia para contar. Contame un poco de vos -cambió de tema-. ¿Por qué participaste del sorteo si ni siquiera me conocés?

-Hacía mucho tiempo que quería mudarme sola, pero no tenía la plata para comprar o alquilar un departamento sola, así que quería ser compañera de cuarto de alguien -Paulo se paró para calentar el agua de los mates-. Y entonces una amiga, Valentina, me manda una historia tuya del sorteo y nada, participé.

-Qué casualidad, me parece que estamos destinados a estar juntos, eh.

-No, como ya te dije mil veces, vine acá para vivir en algún lugar, no por vos.

Después estuvimos un tiempo muy largo hablando de nosotros, de nuestros problemas. Él me contó muchas cosas de su carrera como artista, y me mostró varios temas que tengo que admitir que me gustaron mucho. También le hablé de Valen, de lo fan que era de él. Y así toda la tarde hasta casi la noche.

-Eu, ¿sabés cocinar? -le pregunté. Ya era hora de cenar y me estaba cagando de hambre.

-Se, qué se yo, ¿querés fideos?

Me reí y acepté. Lo ayude a cocinar, aunque soy un desastre, y manchamos la mitad de la cocina con salsa. Igual fue re divertido. Después comimos y la verdad no quedaron tan mal.

-Eu, tenés un poco de salsa acá... -me dice y me acaricia la mejilla.

Yo me puse roja. La verdad era muy vergonzoso estar con él y estar manchada de salsa. Estaría creyendo que era un perro comiendo. Pero no sabía bien por qué no me chupaba un huevo lo que pensara, como hacía con la mayoría de la gente.

Después se acercó a mí cara cada vez más hasta que nuestros labios se juntaron. Fue un beso muy tierno, pero duró poco porque Paulo se alejó de repente y se levantó de la silla.

-¿Qué pasa? -pregunté nerviosa, todavía estaba shockeada por lo que había pasado.

-No, nada, me voy a dormir. Ya sabés dónde está tu cuarto -dijo fríamente.

-Sí, bueno. Buenas noches -se fue antes de que pudiera terminar la frase.

///★///

Holaaa

Si les gustó el capítulo me ayudaría mucho que comenten y voten ❤

Gracias por leer :D

roomies ; Paulo Londra y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora