Tic - Tac

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-"Can't wipe the wind-blown smile from across my face". –cantó Cronos por debajo, casi en un susurro.

-¡Silencio! –exclamó el guardia con total brutalidad.

Cronos continúo repasando la letra de "Land of the Free" compuesto por la banda The Killers, le encantaba aquella canción dado que resumía sus valores, su lucha, su forma de vivir, su discurso.

De repente, otro guardia ingresó con una bandeja con un vaso y un plato con algo de comida difícil de distinguir.

-¿Qué eso? –preguntó el guardia que, minutos antes, hizo callar a Cronos. -¿Quién lo autoriza?

-El Presidente Theo. –respondió el otro guardia de tez morena que apoyó la bandeja en la mesa de metal.

-¿Dónde está el Presidente? –

El guardia de tez morena miró a Cronos con complicidad, estaba decidido a hacer lo que vendría después.

-Está en su oficina. –respondió y en un acto veloz, sin remordimientos, tomó la bandeja y se la estrelló en la cabeza a su compañero que cayó al suelo, todavía consciente e intentando recomponerse. Entonces se acercó para rematarlo, lo golpeó tres o cuatro veces, hasta que su rostro quedó completamente destrozado, dejando a plena vista, un esqueleto de color gris, semejante al metal.

-Quítame las esposas, Jeremías. –ordenó Cronos intentando sacar a su hombre del shock del momento. –No has matado a nadie. Eso es un neohumano, la nada misma.

Jeremías volvió en sí, asintió y se recompuso, no sin antes percatarse de que estaba cubierto de un líquido blanquecino espeso que emanaba del cuerpo sin vida del neohumano.

Paralelamente, Kai iba con Elías en un coche a toda velocidad rumbo a la dirección que Cronos les había indicado. El joven compañero de la Mayor era quién conducía y había tenido que tomar la decisión de ir por la vereda, dado que el nivel del tráfico era altísimo a esas horas y el tamaño de las calles no ayudaban. Los civiles se apartaban cuando veían venir al vehículo de la BIRT, algunos lanzaban objetos, insultaban y otros, simplemente, quedaban estupefactos por lo que estaban viendo.

-¡Písale, Elías! –exclamó Kai. -¡Nos quedamos sin tiempo!

-Voy lo más rápido que puedo, Kai. –respondió Elías a la vez que esquivaba a una madre que iba con su bebé en un cochecito, la mujer casi se cae sobre el vehículo producto del susto.

Dieron el esquinazo a la izquierda un par de veces y luego a la derecha, hasta que, de repente, se encontraron con la calle bloqueada por un accidente de tránsito en el que dos camiones habían colisionado arrastrando a una enorme cantidad de personas a la muerte, provocando una masacre.

"No hay tiempo", pensó Kai.

-¡Mierda! –dijo Elías. –Descuida, encontraré otro camino.

-No. –dijo Kai mientras abría la puerta del coche. –Aquí me bajo.

La Mayor descendió del vehículo con pistola en mano y comenzó a correr por la acera, acompañada por Elías que iba unos centímetros retrasados. Llegarían más rápido a pie que si se entretenían buscando un desvío.

Cronos se disfrazó del guardia arrogante, por suerte, la ropa le quedaba bien, quizás un poquitín grande pero no se notaba. Jeremías le había prestado su gorra para que pudiese tapar su rostro una vez salieran de la habitación.

-¿Cuándo salimos? –preguntó Cronos, a la vez que echaba un vistazo al cargado de la pistola que le había arrebatado al guardia.

-Ya lo sabremos. –respondió Jeremías.

La Ciudad Durmiente (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora