Kai se dirigió al piso 52, lugar dónde estaban ubicadas las oficinas de la BIRT. Era un sitio bastante espacioso con 50 ordenadores, uno para cada empleado y, al fondo, estaba su oficina. Lo más atractivo de la estancia era, sin dudas, el enorme ventanal que brindaba una vista fabulosa de Nueva Baray, desde los hologramas publicitarios hasta los altos edificios o la avenida sobrepoblada de gente caminando de un sitio al otro.
-Mayor Kai- saludó un chico de unos 23 años, estatura mediana y de tez oscura.
-¿Cómo estás, Eli?- respondió Kai, cayendo en la cuenta de que Elías era el único, de las 50 personas, que se había percatado de su presencia, los demás estaban absortos en sus teclados.
Si había una persona en la que podía confiar dentro de la oficina, esa era Elías, un tío recto, que amaba su trabajo pero, por sobre toda las cosas, tenía un gran sentido de fidelidad a Kai.
La infancia de Elías había sido complicada, con un padre que había fallecido antes de que naciera y una madre totalmente mal de la cabeza, que lo sobreprotegía al nivel de no permitirle salir de casa por miedo a que fuese a morir. De hecho, no había ido al colegio, su madre le enseñó a leer, escribir, sumar, restar y dividir, luego, Elías fue autodidacta al devorarse libros de Historia, Matemática, Lógica y Geográfica para poder conocer el mundo.
Tampoco había ido a la universidad, internet le permitió profundizar en el mundo de la ingeniería en informática y, a los 20 años, ya estaba trabajando en la NSA en Estados Unidos para luego pasar a la CIA. Evidentemente, todo esto pudo lograrlo al discutir con su madre y abandonar la casa.
Kai siempre le decía que tenía permitido tomarse unos días para volver a su viejo hogar y hacer las paces pero siempre se negaba, probablemente, porque temía a que su madre fuese a hacer una estupidez y eso lo llevaría a que no pudiese salir de allí.
Por otra parte, Elías fue el primer empleado que contrató cuando asumió el liderato de la brigada. De hecho, cuando ella tomó el mando, la BIRT apenas alcanzaba los 20 funcionarios pero, como el objetivo del Congreso era que la brigada tomase una importancia similar a los servicios de inteligencia más importantes del mundo como el MOSSAD o la CIA, solicitó ampliar al presupuesto para poder contratar más gente. Y Elías fue el primero, con un currículum impresionante y lo chistoso, algo que siempre recordaban ambos en las charlas informales, era que en la primera entrevista se habían quedado hablando durante horas, primero por el puesto y finalmente, por trivialidades. Así de bien le había caído su compañero, al nivel de que cuando Kai lo llamó para confirmarle que se quedaba con el puesto, festejaron en su casa. Ese día Tali los deleitó con una comida exquisita y continuaron charlando hasta la madrugada.
-Cuentan que el Congreso te ha mantenido entretenida está mañana- dijo Elías mientras acompañaba a Kai en la caminata rumbo a su oficina.
-Te han contado bien- respondió. -Tuvimos una intrusión.
Elías quedó igual de estupefacto que cuando se lo habían comunicado a ella. Y es que era difícil pensar en una intrusión al edificio más seguro de Polis.
Una vez que llegaron a la oficina, de proporciones pequeñas con una mesa de vidrio, un ordenador y dos sillas, Kai tomó asiento y Elías quedó frente a ella.
-¿Y cómo es eso?- dijo Elías
-Nos han dado el caso- respondió Kai. -El Congreso dice que ha sido obra de Cronos.
-¿El infoterrorista?- preguntó Elías
-Ese mismo- contestó y decidió contarle todo lo que había pasado en la reunión con el Congreso. Ante cada palabra, su compañero parecía al borde de la excitación de ver como el Congreso era desafiado por Cronos y más, si iba a ser una pieza importante a la hora de cazar al hacker.
-Entonces tenemos que encontrar a ese traidor- concluyó Elías.
-A las 16 horas en el TICEC solamente habían 25 personas trabajando- explicó Kai-. Elías, necesito que investigues a esos empleados y cuando digo "investigues", me refiero a que mires sus correos, teléfonos celulares, ordenadores, cualquier cosa que hayan tocado y sea tecnológica. Concéntrate en todo lo que esté encriptado.
Era obvio que alguien le había encomendado esa tarea al traidor, para eso, tendría que haberse puesto en contacto y, con toda seguridad, habría encriptado el medio de comunicación que hubiesen utilizado para que no fuese rastreado.
-Dudo que vaya a ser sencillo de desencriptar algo de Cronos- dijo Elías
-Confío en ti, Elías- respondió Kai
El joven ingeniero sonrió y dejó la oficina. Inmediatamente después, un auricular azul que estaba justo al lado del ordenador comenzó a vibrar. Kai lo tomó y se lo llevó al oído izquierdo, del otro lado escuchó una voz femenina que reconoció al instante.
-¿Cómo estás?- preguntó Tali
-Bien, un poco cansada. Hay mucho trabajo- respondió Kai. -¿Y tú?
-Nada grave, chicos con fractura, un caso de virus estomacal- dijo Tali
Tali era enfermera en el Hospital Público de Nueva Baray, un trabajo que le llevaba a estar fuera de casa durante muchas horas. Ese había sido uno de los temas de discusión de Kai cuando su pareja le había propuesto adoptar un niño.
-Yo trabajo todo el día, tú trabajas todo el día. ¿Cómo piensas que podremos criar a ese niño?- le había dicho Kai en la cocina del departamento.
-Voy a renunciar, Kai. Solo con tu sueldo podemos vivir, quizás tengamos que apretarnos un poco. Será cuestión de esperar a que crezca y luego conseguiré otro trabajo- respondió Tali
Así que la decisión estaba tomada, su novia renunciaría cuando el niño estuviese en casa, algo en lo que Kai tampoco estaba de acuerdo. Para ella, Tali debía ir a la Universidad de Medicina para convertirse en doctora, sabía que amaba la medicina y se merecía algo más que ser una enfermera y un niño rompería con todas esas ambiciones. Además, estaba segura que cuando el chico creciese, Tali no buscaría trabajo por que seguiría enfrascada en su hijo y probablemente, por su edad, las posibilidades de conseguir empleo se reducirían.
-¿M te comunicó de mi mensaje?- preguntó Kai
-No he llegado a casa aún- respondió Tali. -Kai, por favor. Recuerda que hoy tenemos la reunión, es importante que estés ahí.
De repente sintió un golpeteo en la puerta. Elías entró para dirigirse directamente al ordenador de Kai, hizo unos rápidos movimientos en el teclado y entonces apareció la imagen de una reportera que detrás tenía un buen número de personas que miraban hacia un edificio y también estaba la policía y ambulancias. Aquello era una locura.
-Mira esto- dijo Elías
Kai dejó de prestar atención a lo que Tali le decía para centrarse en las palabras de la atractiva reportera.
-El CEO de Industrias Apolo, Hideo Fujima, falleció esta mañana durante la presentación de su nueva tecnología de realidad virtual que prometía revolucionar el mundo de la tecnología- comenzó la reportera-. Su muerte fue a causa de un desperfecto del dispositivo generado, intencionalmente, por uno de sus ingenieros informáticos: Héctor Cali, quién, se ha descubierto, tiene contactos con el infoterrorista: Cronos.
-Tali- dijo Kai-. Tengo que dejarte. Nos vemos esta tarde.
Dicho esto, cortó la llamada, sin percatarse de lo que Tali le había respondido. Aquello le parecía extraño. ¿Cronos había ordenado el asesinato de Hideo Fujima? No parecía su estilo, él quería desmantelar el gobierno del Congreso en base a información confidencial, lanzando a la luz información que debía estar en la oscuridad. Pero esa era el arma de Cronos: la información. Por eso no le cerraba que ahora hubiese manchado sus manos de sangre, algo no estaba bien.
-¿Esto...Cronos?- dijo Elías
-No lo creo- respondió Kai. -Por favor, pídeles a Juno y Kano que vayan allí e investiguen lo ocurrido.
Elías asintió.
-Y tenemos que encontrar al traidor del Arca- dijo Kai. -Antes de que el asunto se nos vaya de las manos.
ESTÁS LEYENDO
La Ciudad Durmiente (TERMINADA)
Science FictionEn un mundo gobernado por la economía de guerra y las Compañías Militares Privadas, un infoterrorista, de nombre "Cronos", amenaza con destruir los cimientos de Polis, una potencia bélica. La Mayor Kai de la Brigada de Inteligencia y Respuesta Táct...