¿Y ahora qué?

Estrellas

Lucy se encontraba sentada frente a la fogata, intentando recibir su calor sin quemarse mientras se acomodaba el cuello de tortuga que tenía. no quería que terceros viesen sus marcas.

Miró el cielo estrellado, ese hermoso paisaje que se encontraba en frente suyo era simplemente inmaculado. Como maga de espíritus celestiales, no podía no amarlo.

- rubia- Sting le llamó- busca más malvaviscos

Ella frunció el ceño. ¿Por qué debería de buscar sus golosinas si fue él quien se los estaba acabando todos?

- no molestes, búscalos tú

- pero me cagaré de frío- replicó el rubio mientras se señalaba con un palo, que seguramente había usado para colocar uno de sus malvaviscos.

- Sting, ya eres un niño grande, es hora de que te encargues de tus problemas- y ella frotó sus manos cerca del fuego.

- pero soy tu bebé, además el papeleo ya es suficientemente grande para completarse solo, y aún así lo tengo que llenar- infló sus mejillas y la abrazó desde la cintura- si quieres, vamos juntos a comprar, abrazados para mantener el calor- y le guiñó un ojo.

La maga celestial hizo una mueca con un poco de rubor y le estiró la mejilla.

- pídele a alguien más

- Yukino y Minerva están teniendo una agradable conversación, y si las interrumpo, tal vez me castren como mínimo...- y se puso pálido.

-pregúntale a Rufus o a Orga

- me ignoraron por completo..

-  ¿y Rogue?

- idiota de tu parte creer que él haría algo así por mí, ni siquiera me dio un abrazo cuando me estaba muriendo de frío..- frunció el ceño con algo de rencor- además, está con Lector y Frosh

- ya te lo dije, ve tú- y soltó su mejilla.

- pero rubia...- le mostró sus ojitos de cachorro, agrandándolos todo lo que podía.

Lucy suspiró en derrota, ella no podía negarle algo a cualquier cosa que sea adorable, aunque sintió un escalofrío por pensar que Sting era adorable.

- bien, iré yo

Y él le dedicó una sonrisa juguetona.

- ¡Lucy, atrapa!- le advirtió el dragon slayer de las sombras mientras lanzaba hacia su dirección una botella de agua.

Ella extendió sus manos para alcanzarlo pero la botella terminó golpeando a Sting.

- ¡oye! ¡¡Mira hacia dónde apuntas!!- gritó el mago de luz, frotando la zona lastimada.

- lo siento, creo que direccioné mal mí lanzamiento- dijo el azabache, sin ninguna pizca de culpa. Y le lanzó otra botella a Sting.

- ¿y eso por qué?

- era una botella para ti, supuse que también tendrías sed- miró hacia otro lado.

- ¿fue a propósito?

- claro que no- y sonrió.

- ¿por qué sonríes?- le señaló con el palo que tenía.

- ¿acaso no puedo sonreír cuando estoy de buen humor?

- tú...

Lucy se retiró antes de que ellos terminasen de discutir.

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- a ver... Si la tienda queda al lado del puesto de frutas... ¿En dónde queda el puesto de frutas?- se planteó la maga celestial mientras miraba un mapa de la ciudad.