¿Y ahora qué?

Papeleo

- expliquen esto- ordenó Minerva mientras señalaba unas páginas de la sorcerer magazine.

- no es lo que parece- intentó defenderse Sting.

- bueno..- abrió la boca Rogue.

- ¿y bien?- dijo impaciente la joven señorita de Sabertooth.

- Minerva, creo que deberías de bajarlos primero- sugirió Lucy, sintiendo pena por los dragones gemelos.

Los dos se encontraban colgados desde el techo, con el cuerpo invertido. No podían escapar gracias a que Minerva usó Territory.

- lo haré, después de que expliquen esto- señalando múltiples fotos donde los magos aparecen muy acaramelados con la rubia y un gran titular que decía " dos tigres y una sola ex-hada".

Habían pasado días desde que cooperaron con Jason, y hoy había salido su artículo.

- ¡solamente fue una sección de fotos!- se defendió Sting, ahora ya entendía el por qué Natsu odiaba a Jason.

- hicimos lo que nos pidieron, parecer cercanos- agregó Rogue.

- entiendo eso, pero en esta- dijo Minerva mostrando una foto donde Rogue le daba un beso en la mejilla a Lucy y Sting se encontraba demasiado sorprendido detrás de ellos- parece que te has excedido- y el aura oscura de Minerva empezó a salir.

Nadie toca a su hermanita.

- no tienes que pensarlo tanto Minerva, solamente fue una sección de fotos- trató de calmarla Lucy.

La azabache solamente la miró sin decir nada.

Y Lucy solamente le dedicó una sonrisa. Con los años, aprendió que algunas veces, dedicar una sonrisa funcionaba para calmar la furia de ciertas personas, gracias a Aquario.

- ¿y tú por qué aceptaste eso?- pidió Minerva, con el ceño fruncido.

Lucy forzó más una radiante sonrisa. Esa era su carta de triunfo. No podía fallar.

La joven señorita suspiró rendida.

- está bien, solamente evita a los pervertidos- y le entregó un caramelo a la rubia, además de acariciar su cabeza.

Definitivamente, esa era su carta de triunfo.

- ¡te estás olvidando de nosotros!- gritó Sting, algo enojado. Tampoco era como si no pudiese parar de gritar, después de todo, tenían un techo jodidamente grande sin ninguna utilidad.

Rogue ni se molestó en replicar.

- bien- sentenció ella, y con chasquido, los soltó, haciendo que ambos empezaran a caer.

- debimos haber aprendido a volar, no, Frosh?- le comentó Lector a su amigo mientras veía cómo caían los dos dragones slayer.

- Frosh piensa lo mismo

- solamente dolerá un poco..- se estaba convenciendo Sting- ¿no, Rogue?- y miró a su compañero.

El joven dragon slayer de las sombras estaba rezando.

- creo que debería de hacer lo mismo- afirmó Sting, cruzándose de brazos.

- Star dress, Aries- dijo Lucy, tomando la llave del carnero- cojín de lana!

Y así, los dos magos cayeron en un esponjoso cojín.

- rezar sí funcionó- suspiró aliviado Sting.

- me alegra que rezarle a Frosh haya funcionó- sonrió Rogue, quien recibió una mirada de su gemelo.

- ¿qué es ese poder Lucy-sama?- preguntó Yukino con curiosidad.