XXIV Al rescate

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Esta mañana la semillita me ha invitado a comer con ella. Busca ganarse mi confianza y sacarme información. Es realmente dulce e ingenua, pero lo intenta.

Afortunadamente Illumi sale a trabajar con Hakura, lo que me permite jugar con Libi y que siga conquistándome. Le permito pensar que soy descuidado para que baje la guardia y la atrapo hurgando en una oficina.

Su expresión de terror es hermosa y se vuelve más bella a medida que la acorralo contra la pared. La amenazo con contarle a Illumi y su ánimo desfallece. Decir que le teme es poco, ella le tiene pavor. Me pregunto qué más le habrá hecho para asustarla así.

Aprovechando la situación, le propongo un trato sucio; algo de diversión a cambio de mi silencio. Como muestra gratis, acaricio una de sus mamas. No está mal.

Medita mi propuesta y la duda en sus ojos da lugar al miedo y al asco. Jamás aceptará, no es ese tipo de mujer y yo no soy ese tipo de hombre. Salgo bromeando y se relaja. Aun si ella hubiera aceptado, yo no podría haberlo hecho debido a Lucy.

Habría querido destriparme, pero es demasiado débil como para ser divertido. Tomo nota mental de hacernos tiempo para ayudarla a "madurar".

Illumi regresa y para variar está de mal humor, y Hakura también.

—¿Hubo problemas en la misión?

—No —contesta secamente ella— el problema está aquí.

Así que la bella Hakura está celosa de la semillita y al parecer Illumi se hartó de la situación, pues la veo guardar cosas en una maleta y salir, furiosa. Él la envió a una misión relacionada con comprar ciertas cosas y no le agradó para nada. Entre murmullos y quejas, logro entender que ella piensa que se trata de una excusa para mantenerla lejos. Y así, su plan para seducir al Zoldyck parece haber llegado a su fin.

—¡¿Cómo puede preferirla a ella y no a mí?! —me interroga, señalando con sus manos su divina apariencia—. Soy más hermosa, más divertida, más fuerte. Esa mujercita común no es digna de alguien como él.

Supongo que en el mundo en que se mueve Illumi, las mujeres como Hakura son comunes. ¿Qué le gusta de Libi? Apuesto que es su fragilidad, eso la hace vulnerable, la hace necesitarlo. Si ella lo necesita, él se siente seguro, pues la controla, tiene posesión sobre ella. Ahora no es así y eso lo desquicia.

Quiero que se desquicie más.

Por la mañana, Illumi ha salido a una misión y poco después aparece la semillita gritando furiosa. Por lo hinchado de sus ojos veo que ha llorado bastante y comprendo que los sucios sonidos que oí anoche no fueron de una reconciliación.

Aprovecho mi oportunidad cuando lanza un frasco de píldoras anticonceptivas. Le cuento lo que me dijo Tanaka y pronto lo está destruyendo todo, histérica. La dejo liberar su ira hasta que se hiere una mano y debo inyectarle un calmante. Tras curar su herida, la recuesto en la cama.

Se ve completamente diferente a Lucy. Ella está rota. Los juguetes rotos no me gustan, son tristes. Illumi tiene mucho que aprender.

Mi jefe regresa más pronto de lo que pensé y se ve triste, algo bastante raro en él. Indica que mañana tendremos una seria conversación. Dicho y hecho.

—Amo Illumi —lo saludo al amanecer. Decirle amo se siente "sucio" y sensual. Debo calmarme y meditar para que no me descubra. Si estuviera en sus cinco sentidos, sé que lo habría echo hace tiempo. Toda esta situación está acabando con él e intuyo que se volverá cada vez peor.

Me regaña. Dice que he hablado de más con Tanaka y por supuesto, a Tanaka se le fue la lengua y le contó a alguien más que encontramos a Libi. Un ultimatum es lo que me da y para los Zoldyck, eso no significa un despido.

Derritiendo bombones [Hisoka Morow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora