XXV Un fatídico Déjà vu

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Libi ya está internada en la clínica y por precaución, hemos acordado que no la visitaré. No podemos arriesgarnos a que ese tipo me siga y la encuentre. Tenemos cámaras en su departamento para ver si vuelve, pero la posibilidad de que haya conseguido otro portal nos mantiene en alerta.

Por esa razón, Hisoka ha decidido regresar a su mundo para evaluar la situación y ver qué ocurre con el Zoldyck.

—Sólo ve a buscar información. Hisoka, por favor, evita una confrontación con él.

—Tranquila, preciosa. Voy a regresar en dos días de acá.

Y se va. Por supuesto no le creo ninguna palabra. Sé que va a buscar pelea. Sólo espero que esté bien.

Narra Hisoka

Al llegar reviso la fecha. Han pasado cinco días desde que me llevé a la semillita y el Zoldyck no ha hecho movimiento. Será que aún no descubre que Ken era yo. Habrá que averiguarlo.

Y si no lo sabe, lo iluminaré para que me demuestre su ira. Tal vez incluso le diga que ella y yo estamos juntos y que hacemos cosas sucias y deliciosas.

Casi no puedo aguantarme.

Llego al departamento y para mi sorpresa, la clave de acceso para la puerta sigue siendo la misma. Entro.

Las luces están apagadas y las cortinas cerradas apenas y dejan entrar algo de luz para verlo sentado en la sala. El aire se siente viciado, denso y deprimente. Apesta.

Me siento en un sillón junto a él.

—¿Illumi? —me mira como si le costara comprender mi presencia allí y que haya podido entrar por la puerta principal sin problemas.

—Hisoka —es su única respuesta y su mirada vacía vuelve a perderse en alguna parte. Miro la mesita frente a él. Está repleta de botellas de alcohol.

—Intenté emborracharme —explica—. No pude.

Su voz tan monótona y desesperanzada me aturde un poco.

—¿Has notado lo mal que huele este lugar? —la pestilencia, a ratos, es casi insoportable.

—¿Uh?... Deben ser los mayordomos. Me harté y los maté antes de ayer.

Y me perdí la fiesta. Espero que haya guardado algo para mí, aunque parece tan ido que lo dudo.

—¿Para qué viniste?

—He intentado contactarme contigo desde hace tiempo, pero no tomabas mis llamadas. Y al fin puedo verte.

Me mira con expresión de aburrimiento y hastío.

—Ella... ¿está bien? —pregunta luego de un rato.

¡Lo sabe! Maldición. Y aún así ha estado tan tranquilo, me engañó por completo. Salto del sillón dejando salir mi ren y me pongo en guardia con mis cartas listas, esperando su ataque. Estoy tan excitado.

—Así que me descubriste. Debí suponerlo, después de todo eres un Zoldyck ¿Qué harás ahora? —vamos, querido, atácame, ven por mí. He esperado este momento por tanto tiempo que estoy seguro que será inolvidable.

—Yo... ¿Qué es lo que hice mal, Hisoka?

¡¿Me estás jodiendo?! ¡Ven aquí y mátame!

—Te descuidaste y me quedé con tu chica —me burlo.

—Dios. Debió estar realmente desesperada si prefirió irse contigo —apoya los codos en las rodillas y se cubre la cara.

Mi ánimo decae, junto con las cartas de mis manos. No puede estarme pasando esto otra vez. Él no va a pelear, Illumi... es un juguete roto también.

Derritiendo bombones [Hisoka Morow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora