Un nuevo camino - Parte 23

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Al llegar al departamento, Mina ayudó a Serena a desempacar sus cosas para instalarse en la recámara que tenía libre.

- Serena - Mina se animó a hablar al ver que su amiga ya estaba más tranquila - Sabes que cuentas conmigo y con las chicas y que puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras.
- Gracias, Mina - respondió la otra rubia con los ojos todavía hinchados por tanto llorar.
- ¿Cómo te sientes?
- Ya estoy más tranquila, pero todo esto ha sido más difícil de lo que pensé...
- Me imagino, y no es para menos. Darien fue tu primer amor y hasta ahora había sido el único. Es obvio que te duela y sea difícil. Oye... ¿por qué no vamos con las chicas a las montañas donde antes íbamos a entrenar con Rei? Hace mucho que no salimos todas juntas y creo que te hará bien para despejarte y animarte.
- Me parece una gran idea, Mina, justo estaba pensando en salir unos días, en lo que Seiya regresa.
- ¡Perfecto! Entonces mañana les digo a las chicas. Podemos irnos el viernes temprano y regresar el domingo. Y ahora te dejo para que descanses, ¡hasta mañana!
- Mina... - habló Serena antes de que su amiga saliera del cuarto - ¿puedo usar tu teléfono? Es que, con todo ni siquiera he llamado a Seiya y como le pedí que él no lo hiciera para poder hablar con Darien y tener mi mente enfocada, ha cumplido su palabra.
- Claro, Serena, siéntete con total libertad de usar todo lo que necesites, sabes que eres mi mejor amiga y esta es tu casa. En la sala está el teléfono, es inalámbrico y puedes traerlo aquí.
- Gracias por todo, Mina.

Serena fue en busca del teléfono y al regresar a su recámara temporal, marcó el número que le dio Seiya del hotel donde se hospedarían, pues por la hora, seguramente ya estaban ahí. Después de un par de tonos, escuchó esa voz que ya extrañaba.

- ¿Hola?
- Hola, Seiya...
- ¡Bombón! - exclamó el chico muy entusiasmado - ¡no sabes qué gusto me da escucharte! te extraño tanto, y ya extrañaba oír tu voz - y por fin, después de un par de días complicados y llenos de amargura, una sonrisa se dibujó en el rostro de la rubia.
- ¿Cómo estás, cómo va todo?
- Muy bien, bombón. Aunque terminamos cansadísimos, todo ha salido de maravilla, Taiki y Yaten están muy contentos. Y tú, ¿cómo estás?
- Bien, extrañándote mucho y ya hablamos Darien y yo, pero prefiero contarte eso cuando regreses.
- Está bien, bombón, pero ¿estás bien?
- Sí, aunque ha sido doloroso, ya me siento más tranquila... Ahora estoy quedándome con Mina y el viernes iremos con las chicas al bosque a donde entrenábamos antes.
- ¡Qué bien! Eso te servirá para relajarte.
- Sí, es es la idea. Solo que quizás esos días no podré llamarte, o no muy frecuentemente.
- No te preocupes, ya tendremos tiempo para ponernos al corriente la próxima semana. Porque además de hablar con usted, ya necesito una dosis de sus besos, señorita Tsukino - dijo él con un tono coqueto.
- Pues en ese caso le tendré preparada una gran dosis, señor Kou - respondió ella sintiendo como sus mejillas se calentaban.

Era increíble cómo el solo hablar con Seiya podía hacer que se olvidara de todo y que en su corazón sólo hubiera lugar para la calidez y la alegría del amor.

Después de hablar unos minutos más, se despidieron, pues ambos debían descansar después de tener una jornada agotadora, por los conciertos en el caso de Seiya y por el desgaste emocional, en el caso de Serena.

Esa noche, la rubia volvió a soñar con su estrella fugaz, pero esa vez fue un sueño hermoso, en el que ambos eran felices al estar juntos y unir sus vidas para siempre.

Serena estaba consciente de que, antes de poder ser verdaderamente feliz con Seiya, debía dejar sanar a su corazón para poder amarlo y entregarse por completo, como él lo merecía.

Pero por ahora, se permitió soñar y entusiasmarse con la promesa de un futuro hermoso y brillante, un futuro que se le concedería como el más bello deseo pedido a una estrella fugaz.

UN NUEVO CAMINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora