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LOUIS-

Mi dedo pulsó el número 7 del ascensor. Como odiaba ir en esto, era apestoso. Primero, no me agradaba para nada esa sensación en el estómago cuando sube o baja. Y segundo, cuando está lleno de gente y no sabes que hacer porque no puedes moverte. Imagínense que muevo mi mano y le toco el trasero a alguien, esa persona quizá que escandalo haga…

Quité esos pensamientos de mi mente cuando me di cuenta de que las puertas ya estaban abiertas y yo era el único en el ascensor. Salí de allí para dirigirme hacia el departamento nuevo de mi amigo Harry. Se le ocurrió cambiarse de casa ya que tenía dinero suficiente (y de sobra) para alquilarlo. Fui a su puerta la cual era de madera oscura y que tenía un letrero que decía su número. Toqué tres veces la puerta y luego puse las manos en mis bolsillos. Esperé un rato, pero nadie contestaba como siempre. ¿Cuándo será el día en que Harry, mi “amigo”, tenga tiempo para mí? Sé que él trabaja y que también llega muy tarde de él, y además que tan cansado que llega que lo único que hace es acostarse en su cama, pero… ¿Y los días sábado y domingo? Pues, también he ido esos días pero tampoco contesta, nos vemos casi dos o un día por cada dos semanas. La idea de que me evita se cruzó en mi mente, pero no sabía una razón para confirmarlo.

Me retiré de aquel lugar algo apenado, dirigiéndome a la plaza tan cotidiana en la que me hallaba siempre. Si buscas a Louis Tomlinson, piensa siempre en esta plaza que es característica por tener un particular árbol de hojas escarlatas. Me senté en una banca, mis manos colocándose en mis muslos.

Hace una semana había conocido a otro chico, uno rubio y de una manera muy particular. Estaba tan concentrado pensando en mi amigo Harry, que no vi que había votado a un pequeñito rubio de orbes azules. Cuando lo vi en el suelo con cara de dolor, lo único que opté fue por levantarlo y pedirle disculpas, me había dado ternura verlo así de frágil. Ese día lo iba a recordar por siempre.

Suspire. Miré el pasto de al lado y me tiré en él, usando mi mochila como almohada.

La brisa fresca que corría era intangible. Sonreí internamente disfrutando de su rocé en mi piel cubierta solo por una remera. Cerré los ojos calmándome lentamente quedándome totalmente sosegado.

Definitivamente, amaba a la naturaleza.

Pero de repente, a mi mente se le vino una imagen que recordaba muy bien en mi cabeza, porque eran cosas que solo ocurrían una vez en la vida, cosas que nunca ibas a olvidar. Me encontraba limpiando la boca de Niall con delicadeza, mientras sus mejillas tomaban un color rosa y sus ojos miraban mi acción. 

El pequeñito rubio estaba dominando mi mente enseguida.

Tenía ganas de verlo y de charlar con él, pero no podía, no hallaba como comunicarlo. Tenía decepción porque el rubiecito no me había llamado desde hace tiempo, cuando yo le había dado mi número. Apreté mi labio inferior con todos mis dientes mientras la tristeza se comía cada parte de mi cuerpo. Era ya rutina andar sólo.

NIALL-

Mis párpados cada vez pesaban más. Sentía como me iba yendo de aquí para tener un profundo sueño. Estaba en total tranquilidad, inmóvil del placer. Pero de repente, escucho un grito varonil que me hizo sobresaltar en la cama y asustarme, despertando a mis cinco sentidos.

- ¡MIERDA! –gritó alguien que inmediatamente reconocí como Zayn.

Se coló en mi habitación y lanzó el móvil a un lado con brutalidad. Luego se sentó con fuerza en la cama mientras sus codos se apoyaban en sus muslos y se agarraba la cabeza con las dos manos. Su respiración la note como agitada, lo que inmediatamente me asustó.

Vicio [Ziall]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora