—Hinata Hyuga, hija del dueño de las empresas Hyuga, que están en casi todo el mundo menos Tokio.
—Eso sí lo sabía, Tobirama me lo dijo— habló el rubio mientras se pasaba sus manos por el rostro.
—Tiene una hermana de nombre Hanabi, y un primo de nombre Neji...— se quedó en silencio—. ¿Esta Deidara por acá?— preguntó de repente el peliblanco.
—No, él volvió a Tokio ayer— respondió Karin.
—¿Alguna persona que conozca a Dei?
—A estado con Sasuke y Sakura, nada mas.
—De acuerdo, su primo se llama Neji...— se quedó en silencio—. Se comprometió contigo hace cinco meses...
—No hay nada de su vida amorosa, ¿o sí?— preguntó la pelirroja.
—Sólo dos relaciones antes de comprometerse con él.
—¿Y de Tobirama?— murmuró el rubio.
—Tobirama Senju, dueño de las empresas Senju que se encuentran en todo el mundo. La que tiene mas ganancia es la que se encuentra en Tokio.
—Pero Hyuga no tiene empresas ahí— dijo la Uzumaki, pensativa.
—Probablemente, una vez que Naruto y Hinata se casen, se podría firmar un contrato haciendo que la empresa Hyuga se aliníe con la Senju.
—Por eso tanta prisa en casarse.
—¿Les molesta si voy a ver a Sasuke? Después de todo es mi amigo— dijo tomando su mochila.
—Claro. No le veo problema.
—Con permiso— salió de la casa.
—¿Por qué va a ir?
—No lo sé.
>•<
—Suigetsu...— mostró cierta sorpresa.
—Hola, ¿puedo pasar?
—Estas muy serio, ¿qué sabes?— dijo cuando entró a la habitación.
—Me puedes comunicar con tu bella amiga Sakura Haruno— le sonrió.
Sasuke le habló a la pelirrosa y luego de unos minutos la chica apareció.
—Esta en el sofá. Quiere hablar contigo.
La chica se acercó a donde le indicó y vio al peliblanco tomando un vaso de agua.
—Soy Sakura. Sasuke me dijo que quieres hablar conmigo— tomó asiento junto a él.
—Sí. Soy Suigetsu, omitiré mi apellido hasta que sepa más de ti— le sonrió coqueto—. Soy un amigo de Sasuke, investigo a la gente. ¿Y quería saber si la información que te dio Hanabi Hyuga es real?
—¿Cómo sabes de eso...?— la chica le vio con sorpresa.
—¡Es mitad hacker!— habló fuerte el azabache que se hallaba en la cocina.
El chico le dio un guiño y la pelirrosa no sabía que decir.
—¿Q-Qué quieres saber?
~•~
—Karin vendrá luego a verte— se acercó a la puerta.
