Capítulo 8

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No sabía qué era lo que me pasaba.

No era yo.

Era imposible que le diera la espalda a mis amigos de esa manera. Quería decirle a la chica rubia que se detenga, que me quedaría con ellos, que no quería la muerte, que esa no era la mejor solución... pero estaba afónico, no podía hablar, las palabras no salían de mi boca y mis piernas avanzaban solas.

Me estaban controlando

Era una maldita marioneta.

"¡PARA!" Grité, pero no salió ningún sonido, mis labios ni siquiera se movieron.

- Camina, Maxwell, hoy podrás ser libre.

"No, detende, no quiero ser parte de su juego..."

- Max, no lo hagas... - Repetía Sam a mis espaldas, con los ojos cristalizados, mirándome con tristeza y decepción.

"¡ELLOS ME CONTROLAN!" Quería decirles, pero era muy tarde, la puerta volvió a cerrarse a mis espaldas y la chica me jaló del brazo por los pasillos del oscuro lugar.

- No te arrepentirás de esto, Max.

Odiaba a la chica, odiaba a los que nos pusieron en este mundo, odiaba no poder hacer nada y no poder defenderme y correr de vuelta con mis amigos, con Sam, con Alex, Paige, Walker...

Sabía que esa iba a ser la última vez que los vería.

No iríamos juntos a la escuela, no podríamos perder el tiempo jugando videojuegos, salir a cenar todos los sábados, ver maratones de películas en casa de Alex... Prefería pasar el resto de mi vida en un mundo que no sea real con mis amigos a pasarla en uno real en donde esté solo y no pueda ser feliz.

"Pelea, Max" Me dije a mí mismo, intentando con todas mis fuerzas mover tan solo un músculo, un dedo de mi mano... nada, estaba caminando en contra de mi voluntad. "No te detengas, no dejes que te controlen..." Me repetí, convencido de que podía safarme del control, que podría librarme del brazo de la chica y sacar a mis amigos de ese lugar. Pero todos mis intentos fueron un completo fracaso, y fue en ese entonces en el que decidí rendirme, sabiendo que ese era mi fin, que mi vida acabaría y me mandarían a la horrible realidad del mundo.

Pasaron minutos, si acaso media hora, en los que la chica me siguió jalando hasta que se detuvo frente a una gran puerta de metal.

- ¿Listo para ir al mundo real?

"No, no estoy listo" Quería decirle "No quiero morir, no quiero irme todavía... denme una oportunidad..."

- Mira, sé que no quieres irte... - ¿Acaso ella podía oír mis pensamientos? - Sí Maxwell, puedo oírte, y sé que tienes muchas preguntas ahora, pero tienes que saber que estás haciendo lo correcto, tus amigos estarán bien, eso es algo que puedo prometerte.

"Si les hacen algo..."

- Solo los lastimaremos si tú no colaboras con nosotros, así que, si quieres que vivan, camina.

"De acuerdo, solo prometan que no les harán daño..."

- Si tú prometes hacer tu parte. Ya verás que todo saldrá bien.

No confiaba en ella, en sus palabras, todas parecían estar llenas de mentiras y promesas falsas, ¿quién dice que cumplirán su promesa? ¿No ellos fueron los que nos secuestraron en primer lugar? Si solo me querían a mí, ¿qué tenían que ver ellos?

Seguíamos parados frente la puerta, estaba cansado de esperar a que esta se abriera, a que pasara algo, o eso quería hasta que la chica rubia ingresó un código de números y letras en una máquina que salió en un espacio de la puerta en una esquina. Lo qye pude ver del código fue lo siguiente:

7R35 50N D35P3R74D05 UN0 D3 31105 48R1R4 14 PU3R74 31 07R0 UN4 V1D4 P0R 07R4 C4M814R4 Y 31 73RC3R0 53R4 31 UN1C0 QU3 P0DR4 D35P3R74R 4 14 HUM4N1D4D

Se me hizo imposible poder desifrarlo, no podía identificar en qué lenguaje estaba escrito el código, sólo podía ver números y letras revueltos en sí, tampoco es como si hubiera tenido tiempo para poder desifrarlo ya que, apenas lo terminó de escribir la chica, la puerta finalmente se abrió, dando paso a una habitación con una camilla e instrumentos de laboratorio.

- Acuéstate en la camilla.

Mi cuerpo lo hizo apenas se lo ordenaron, sólo se acostó como si nada, como si no tuviera miedo de lo que me hicieran, porque yo estaba aterrado, pero al parecer mi cuerpo no podía reaccionar.

Lo último que pude ver por el rabillo del ojo fue una jeringa con un líquido verde en su interior que se inyectó en mi cuello y después vi pura oscuridad.

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