Sentía que me estaba muriendo, no podía respirar, tenía un gran peso sobre mi espalda y no podía cargar con él.
- ¡Ayuda! - Intenté gritar, sin éxito, solo salió un pequeño hilo de voz que raspó mi garganta, no tenía fuerzas para moverme o intentar quitar la piedra del techo que me había caido encima, tenía una en mi espalda y una en mi pierna. - ¡¿Hay alguien?! ¡¿SAM?! ¡¿Paige?! ¡¿Walker?! - Tosí todo el polvo que había entrado en mis pulmones mientrss volteaba a ver que tan mal estaba mi pierna; un tubo delgado había atravesado mi piel, lo sentía dentro de ella, y me estaba matando.
- ¡¿Alex?! - Gracias a dios, Sam estaba bien, pero no sabía si estaba igual o peor que yo. - ¡¿ALEX?!
- ¡Sam! ¡¿Puedes moverte?! - Estaba preocupado, no sabía si el castaño estaba herido, tampoco escuchaba a Paige y Walker, temía lo peor, tal vez no lograron sobrevivir al derrumbe, o pudieron haber escapado que sería como un milagro, o los pudieron haber secuestrado de nuevo.
- ¡Apenas, dos rocas me tapan el camino!
- Maldición - Susurré, estábamos los dos atrapados y no teníamos forma de salir de ahí. - ¿Puedes mover las rocas?
- No sé - Escuché cómo el chico trataba de mover las rocas, sin resultado. - Son muy pesadas, no puedo moverlas, ¿qué tan mal estás tu?
Miré a mi alrededor, todo estaba destrozado y no tenía ninguna forma de moverme, contando el insoportable dolor que empezaba a extenderse por mi pierna y en cualquier momento llegaría al resto de mi cuerpo. Negué con la cabeza, aunque sabía que Sam no podía verme.
- Tengo pedazos de techo sobre mi, creo que un tubo que estaba conectado con una roca se enterró en mi pie, está sangrando mucho. - Hice una pequeña presión en mi pierna, eso solo hizo que me doliera más. - Agh - Dije, cerrando los ojos y soltando pequeñas lágrimas de dolor. - Sam, tienes que sacarnos de aquí, no creo que dure mucho con mi pierna así, por favor.
- No Alex, yo no...
- Escucha, sé que siempre te han tratado como el niño cobarde de la clase, pero yo siempre he confiado en ti y sé que puedes hacerlo, Sam, eres una de las personas más fuertes que conozco, soportas todas esas burlas y te mantienes fuerte, así que, saca esa fuerza que tienes en ti y sácanos de este lugar.
Encerio creía en él, yo siempre pensé que a los niños que molestan en la escuela son los más fuertes, todas esas burlas las soportan, y siguen adelante.
Pasó un tiempo en el que Sam no hacía nada, pero, de entre las rocas, pude ver cómo una mano comenzaba a salir y, de eso, salió después el brazo, y asi poco a poco comenzó a salir el cuerpo de Sam arrastrándose por el piso hasta que estuvo compñetamente afuera. Sonreí, lo había logrado.
- ¡Sam! - Solté apenas, ya que mis pulmones seguían con polvo en su interior. - Sam...
Al decir su nombre por segunda vez, dl chico corrió hacia donde estaba y se agachó a mi lado.
- Demonios, Alex... - Dijo mientras quitaba intentaba quitar las rocas que estaban sobre mi, tuvo que concenrtarse en poner toda su fuerza en mi brazo al jalarme del montón y sacarme, cuando estuvue fuera, todavía quedaba un problema: mi pie. - Oh, maldición, tu pie... - Dijo al observar mi herida.
- Tenies que sacarló de ahí. - Le dije, intentando tragar saliva. - No lo soporto más. - Sam comenzó a asentir varias veces con la cabeza y me empezó a arrastras hasta una pared para que pueda recostar mi espalda.
- Bien, tendrás que cerrar los ojos, esto va a doler. - Apenas sentí cómo el tubo salía de mi pie lágrimas de dolor se deslizaron por mis mejillas. - Aguanta. Ya casi. - Creía que nunca iba a terminar el dolor, pero, en menos de lo que esperaba, Sam quitó el tubo de mi pie y luego se sentó a mi lado. - ¿Qué hacemos ahora, Alex? No tenemos idea de dónde estamos y seguramente los hombres nos encontrarán, si es que lograron sobrevivir al derrumbe.
Tenía razón, no podíamos quedarnos ahí a plena vista, tendríamos que ir a algun edificio o casa abandonada para poder dormir y, con todo lo que habíamos pasado hasta ahora, tenía en claro que los hombres que nos secuestraron nos buscarían y nos encerrarían de nuevo.
- Tienes razón, hay que irnos.
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SIMULACIÓN
Science FictionNuestra realidad no es perfecta, tiene fallos, como si se tratara de un programa de ordenador, fallas que probablemente no hayas notado. Maxwell Wilson siempre se ha sentido diferente y que no encaja en el mundo en el que vive, experimenta sucesos...