Nadie decide de quién se enamora, pero podemos escoger si decidimos quedarnos con la persona errónea, aunque no sea la mejor opción.
Burke pasó toda la tarde del jueves y la mañana del viernes para investigar a profundidad sobre la familia de Aiden, como un enamorado empedernido, o un psicópata que le seguía desde las sombras.
Tener un crush en alguien que no has conocido del todo a veces puede terminar con un sentimiento enfermizo con la idea de ser correspondido.
Sin embargo, a Burke le gustaba hacerse a la idea de vivir en una ilusión a llevarse una dura decepción, pero fue cuando cayó la noche que se arregló para ir a su trabajo en LeCarmen quizá la coincidencia más grande que había tenido en mucho tiempo...
Entre la opulencia, las cálidas luces en rojo neón, múltiples bebidas y música se encontraban modelos, hípsters y personas pertenecientes a la élite parisina. Personas que se deleitan en con actuaciones, DJs y conciertos acústicos.
Aquella noche un interesante y atractivo chico pelirrojo se acercó a Burke para un acto de baile erótico, bajo el sinónimo de "Golden demon".
Y a pesar de no estar tan seguro de ello, el chico de cabello cobrizo accedió y lo anunció poco tiempo después de finalizar el acto anterior a él.
Fue entonces que, entre enormes techos, columnas esculpidas, lámparas de cristal brillante, humo y espejos gigantescos sus ojos se encontraron con una mirada en particular que se encontraba al fondo de la barra.
Era el destino dándole una segunda oportunidad para acercarse a Aiden, que miraba al escenario indiferente, y tras él, conocidos con algunos gestos de asombro, risa y perversión.
No podía dejar pasar una oportunidad como esa, aparentemente no había ningún guardaespaldas cuidando si lo asechaba, así que no perdió el tiempo para ir al tocador, y deslizar una mano por su cabello con picardía, tomar un respiro como si necesitara aliento para confrontar la situación.
Al retomar su paso busco entre las personas que se atravesaban por todo el salón, únicamente para descubrir que Aiden discutía con su ex. Un chico de cabello perfectamente peinado, de ojos grises y rostro anguloso, bastante insípido a su parecer...
Era la oportunidad perfecta para intervenir, así que aclaro su garganta llamando la atención del chico castaño de los ojos turquesa.
—Burke. — Aiden dejó escapar su nombre en un susurro, con algo de sorpresa, o al menos eso suponía.
— ¿Lo conoces? — Su ex prometido arqueo una ceja algo desorientado, como si fuese una sorpresa que le hubiese reconocido de alguna parte, ese chico era pésimo ocultando los celos.
— Sí. — Burke asintió poniéndose cara a cara con Wesley. — y será mejor que dejes en paz al chico antes de que esto se convierta en un caos.
—No me iré sin mi prometido.
Aquellas palabras provocaron en Burke una mezcla de celos y confusión ¿A caso ellos eran la clase de pareja que viene y va una y otra vez?
—Adelante. — intervino Aiden tensando la mandíbula. Confrontando a Wes conteniendo el odio en la extensión de sus palabras. — Ve por él al escenario.
Wesley se quedó pasmado durante un instante antes de tomar una gran bocanada de aire que le llenara de valor, apresuró a adentrarse de nuevo entre las personas del bar para ir en busca de Lance y abandonar Le Carmen.
— ¿Estas bien? — La voz de Burke acarició los oídos de Aiden en un tono casi susurrante. — ¿Quieres que te lleve a casa?
— ¿Cuantos "no" se necesitan para dejarme tranquilo? — Aiden se acomodó el cabello hacia atrás. Sus palabras eran secas y cortantes.
—Me niego aceptar un no por respuesta. — Burke insistió suavizando su expresión. Parecía un ángel caminando en medio de tapiz rojo entre espejos y luces doradas. Sin embargo, para Aiden todo ese encanto pasaba a segundo término después de todo lo que presenciaron sus ojos. — Eres un presentador de burdeles.
—El chico cobrizo soltó un bufido sin mucho entusiasmo. — Los mismos que tú y tus conocidos frecuentan ¿No es así?
—Wesley no es cualquier conocido, era el hombre de mi vida. — Aiden torció los labios y se dejó caer en un sofá cercano para poder tomar un respiro, y Burke no tardó en tomar asiento a lado suyo, lamentando igualmente que el castaño lo recordara de aquella forma. Cómo si Weasley Hemmings fuera el único hombre perfecto, idóneo, pero debía aprovecharse de su vulnerabilidad, así que solamente se dispuso a rodear su espalda con un brazo para apoyar la cabeza de su crush sobre su hombro.
Hay oportunidades que se presentan una vez en la vida, pero no todas pueden llevar a cosas forzosamente buenas.
—Oye, tranquilo. — Burke torció los labios deslizando la punta de sus dedos por el sedoso cabello del castaño. — Salgamos de aquí.
El teléfono de Aiden vibró al instante. — rayos. — Musitó buscando entre sus bolsillos y contestando a tiempo. — ¿hola?
Burke apretó los labios sin saber qué hacer, más que observar a Aiden discutir por teléfono con el que posiblemente era su padre, y eso le provocó cierto pánico. Alfred era de cierto modo autoritario. O eso era lo que aparentaba hasta ese momento.
Wesley se atravesó nuevamente sin detenerse tomando a Lance firmemente de una muñeca, semidesnudo y rastras para abandonar el lugar.
—Fue un error volver a casa. — fue la última frase que escucho salir de los labios de Aiden, quien mantenía la vista fija donde la sombra de Wes y Lance se desvanecieron.
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Stalker (Spin-off) : Una historia de Fashion Killer
Novela JuvenilBurke Hoffman es ordinario y encantador, hasta que se obsesiona con alguna persona que llame su atención. Aiden LeClair era la clase de persona que Burke admiraria desde la distancia, lo suficiente para investigarlo y hacer lo posible por entrar y f...