—¡Corre! —gritó una voz potente en la habitación y Anna la reconoció de inmediato como la voz chillona de aquel ser al que había conocido antes en el baño. El autodenominado "angel de la guarda", Pyl.
La joven inmóvil en el suelo no pudo más que lanzar una rápida mirada a los dos individuos que se encontraban en el cuarto con ella, lucían como una mujer de largo cabello azul y un hombre fornido y alto de rasgos afilados, ambos se cubrían los ojos como animales cegados y sorprendidos. De repente sin embargo parecia como si una silueta apareciera medio borrosa por encima de sus cuerpos, como sombras, solo que estas tenian la forma criaturas enormes con grandes alas de similares a las de un murciélago y garras en las manos y los pies. Anna pestañeo rápidamente y la imagen desapareció para dejar a los dos individuos con su aspecto humano, que seguían quejándose y refregándose los ojos.
—Rápido —volvió a decir la voz de Pyl acallándose antes de llegar a la última "O". Anna no lo dudó, se levantó y se lanzó contra la puerta abriendola y saltando entonces al exterior.
Ni siquiera se preocupo por el ascensor, de a tres o cuatro escalones fue bajando por las escaleras mientras el corazon le latia a toda velocidad dentro del pecho.
Al llegar a la calle casi choca de frente contra un hombre joven que estaba barriendo las calles. El muchacho le lanzó una rápida mirada despectiva y Anna pensó en ponerse a pedir ayuda a gritos cuando un destello de luz blanca captó su atención cerca de la esquina. Fue como si por un segundo escuchara en su mente un "Aquí" proviniendo de aquella luz. Entonces se dirigió a toda velocidad hacia ella y al llegar vio que parecia más bien una pequeña columna de humo blanco y luminoso que por momentos se movía generando la forma de una gran cabeza con orejas puntiagudas.
—Te dije que... —el humo temblaba y se deformaba —no salieras al exterior —dijo entonces la imagen de Pyl, hablando a través de aquel humo.
—¿Qué es lo que está pasando? —preguntó Anna desesperada sintiendo las lágrimas que le caían por las mejillas. —Mataron —dijo de repente al caer en la cuenta de lo que había sucedido segundos antes —mataron a la chica —Anna casi cae al suelo sintiendo que sus piernas ya no la sostenían pero entonces la voz de Pyl le llegó potente como el grito de un padre enfadado.
—Y te mataran a ti si no corres, busca donde esconderte ahora mismo —el humo desapareció y Anna dudó por un momento si en verdad había estado ahí antes. Al menos la gente de la calle a su alrededor no parecia haberlo visto. De hecho, miraban todos hacia el cielo y se llevaban las manos a las bocas o las frentes como si estuvieran observando algo imposible.
Anna levantó la mirada y entonces pudo ver con claridad que las dos personas de antes se encontraban ahora a un metro de su ventana destrozada, literalmente flotando en el aire.
Sin pensarlo dos veces, se lanzó por aquella esquina corriendo con todas las fuerzas que podía extraer entre las calles atestadas de vehículos y personas. Agradeció por dentro que fuera hora pico de la tarde, en que todos parecian estar saliendo de sus trabajos.
Un grito generalizado comenzó a seguirla y por un momento pensó que se trataba de la gente sorprendida o asustada, el grito sin embargo se elevó hasta volverse en un aullido animal, salvaje, y entonces supo que la habian visto y la estaba persiguiendo.Eru fue el primero, se lanzó contra la chica impulsandose con las alas por encima de las cabezas de todos aquellos que miraban sorprendidos. A pesar de su excelente olfato y los instintos de cazador que tenía muy desarrollados, no podía sentir a la chica y solo se pudo guiar por su vista borrosa. Chocó de frente contra la pared de ladrillos pintados del edificio de enfrente y al intentar avanzar volvió a impactar contra otra pared.
"Estos malditos edificios están construidos unos pegados a los otros" pensó con rabia, lanzándose otra ves al aire e intentando distinguir a la presa con sus ojos.
"La luz, la maldita luz" se dijo sabiendo que su vista borrosa y lo alterado de sus sentidos era provocado con toda seguridad por aquella luz repentina. ¿Quién podría haberlos atacado con algo así? Pero entonces una figura pasó a su lado como un borrón oscuro y veloz y Eru se percató de que tenía un problema más serio entre manos.
Arwen estaba furiosa, lanzó un rugido salvaje y casi todo su cuerpo estaba transformándose a su verdadera forma. El cabello azul le había desaparecido para convertirse en una larga y sucia melena oscura que le llegaba hasta los tobillos que ahora ya no eran pequeños pies humanos calzados por botas de cuero sino enormes zarpas animales con garras afiladas destellando a la luz del ocaso.
La visión de Eru se acomodó un poco y pudo seguir a su hermana, ella solía ser muy seria y racional, pero cuando perdía los estribos se convertía en un ser salvaje imparable. La prueba estaba en que descendió y con sus garras tomó a un sorprendido transeúnte que observaba la situación y lo elevo en el aire. Ante la atónita mirada de las demás personas, separó las piernas y con ese movimiento despedazó al hombre cuyo gritó de terror fue ahogado por un de mayor rabia cuando Arwen entendió que aquella no era su presa. También a ella la luz le había afectado y junto a la rabia hacia que fuera una bestia aún más peligrosa.
Anna escapaba mientras tanto, ajena a todo esto empujando a la gente que ya comenzaba a no solo a apartarse del camino sino incluso a correr en todas direcciones y gritar por la policía. El pecho le subía y bajaba con violencia y sentía como si una mano enorme le apretujara la nuca. Su único pensamiento era esconderse, necesitaba buscar un lugar donde refugiarse, o se iba a desmayar ahí mismo en la calle. Un hombre de traje que corría más adelante recibió de parte de uno más gordo un fuerte empujón y cayó al piso. Una pareja que venía más adelante no lo esquivo y pasó por encima de su cuerpo pisandolo como si fuera parte de la vereda. Estaba empezando a cundir el panico, Anna escuchó bocinazos e impactos de autos mezclados con aullidos bestiales y gritos de ayuda. Recibió un empujón y pudo mantenerse, esquivó al hombre caído que por demás seguía recibiendo pisotones y entonces corrió hacia la izquierda intentando salir de la multitud pues en ese mismo momento había visto otra ves la columna de humo luminoso. Corriendo llegó hasta ella.
—Pyl, Pyl, ¿qué hago? Necesito esconderme —la columna no le respondió ni la forma de Pyl se hizo nítida a través de ella.
—¿Quien es ese tal Phil niña? —preguntó un hombre haciendo que Anna bajara la vista para entender que aquello era en verdad humo procedente de una fogata callejera. ¿Como no se había dado cuenta? El hombre, un negro con gorro de invierno y pocos dientes, le lanzó una curiosa mirada a la joven y luego extendió su mano hacia la otra esquina.
—Si quieres esconderte la vieja fábrica es buen lugar. La fábrica ha salvado al buen Micka en un par de ocasiones cuando... —pero Anna ya estaba corriendo hacia ella.
—Gracias —gritó sin mirar atrás y cruzó la distancia que la separaba de la fábrica a toda velocidad.
Arwen la observó, sus sentidos estaban mejorando, los efectos de lo que le hubiera hecho la luz pasaban y sin dudarlo dejó caer al piso al humano que había sujetado entre sus garras creyendo que era Anna y se lanzó en su persecución. De repente algo la impactó con fuerza y fue a caer sin poder resistirse contra el cercano techo aguja de un viejo hostal de la zona.
—Tienes... que... controlarte —dijo a su oído Eru, forcejeando con su hermana para que no lo mandara a volar también a él. —Los humanos debajo... así no podemos actuar —
—No...—el resto se perdió en un rugido bestial que hizo retumbar los vidrios de los edificios cercanos.
—¡Arwen! Si no paras nos cazaran a nosotros —gritó Eru sujetando el rostro alargado y grisáceo de su hermana. Él aún permanecía con la forma humana, salvo por las alas, pero ella estaba a punto de convertirse totalmente en aquella criatura que la figura humana escondía. —Por favor —dijo mirando a los ojos de su hermana, que entonces parecieron la única parte que todavía era humana.
Arwen comenzó a calmarse. Sus garras dejaron de arañar la piel de su hermano y sus alas enormes ya no se agitaron con violencia. De repente el color de su piel volvió al blanco pálido de antes y su cabello se acortó al regresar a su tonalidad azul.
—Maldición... —masculló —mierda, mierda. No escapará, no lo hará —dijo mientras se levantaba con ayuda de su hermano. Bajo ellos la multitud seguía corriendo enloquecida y varios oficiales de policía ya estaba en la escena desenfundando sus armas de fuego.
—No escapará —dijo Arwen lanzando una mirada de desprecio hacia los hombres de abajo.
—No —dijo Eru y juntó sus manos como si estuviera por lanzar una plegaria. Al separarlas, tenía entre ellas un viejo cuerno poco más grande que el de un toro, adornado con piedras preciosas y pequeños huesos de hada. Con la mueca de una vil sonrisa sopló el cuerno que extrañamente no produjo ningún sonido y entonces juntó ambas manos otra ves haciéndolo desaparecer. La lanzó una mirada de complicidad a su hermana y juntos extendieron sus alas y se elevaron rápidamente. En solo segundos se habian perdido entre las nubes del cielo que oscurecía, acompañados por el sonidos del caos infernal que abajo se desataba.
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Voyageur De L'esprit
FantasyAnna creía que todo en su vida estaba dominado, que no había nada que escapara a su control. Para esta joven, inteligente y carismática, las cosas parecían salir como ella deseaba. ¿De qué forma un hecho tan simple como ir de compras podía afectarl...